Iconografía y Estilo: Las Características Fundamentales del Arte Románico (Pintura y Escultura)
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Características Generales de la Pintura Románica
La pintura románica se puede dividir en dos ámbitos principales: la pintura mural en las iglesias y las miniaturas en los libros. Aunque se diferencian por su función concreta, esta distinción no es radical, sino que se establece sobre un fondo común de principios estilísticos.
La síntesis de la silueta tiene un claro ascendiente en el mosaico bizantino. Sin embargo, las miniaturas de los códices mozárabes contribuyen a que los esquemas bizantinos pierdan su carácter de fría impasibilidad para asumir la representación de las pasiones humanas.
Rasgos Estilísticos de la Pintura Mural
Las características esenciales de la pintura románica son:
Dibujo Grueso
El dibujo contornea enérgicamente la silueta y delimita con un trazo negro cada superficie cromática, explotando el poder expresivo de la línea. La seguridad de la siluetación es admirable, especialmente en las superficies curvas de los ábsides.
Color Puro
Se utiliza el color puro, sin mezcla. Se prefiere el plano cromático amplio, con el que se obtienen efectos violentos y se expresa muchas veces el simbolismo medieval.
Carencia de Profundidad y Luz
Las figuras se disponen en posturas paralelas, resaltando sobre un fondo monocromo o listado en franjas horizontales de diversos tonos. Las escenas carecen de vibración lumínica, lo que acentúa su carácter atemporal.
Composición Yuxtapuesta
Existe una preferencia por las figuras frontales y por la eliminación de cualquier forma que rompa el plano pictórico, manteniendo una composición plana y ordenada.
Técnica del Fresco
El muro se prepara al fresco. Las pinturas, como las de Berlanga y Tahull (hoy arrancadas para su conservación), quedan siluetas adheridas a la cal, aunque es posible que los toques finales se dieran con temple.
Técnica y Temas Iconográficos
La Técnica Antinaturalista
La técnica es marcadamente antinaturalista, pues prefiere plasmar vivencias religiosas y conceptos teológicos antes que reproducir formas reales. De esta elección se deduce la ausencia de la representación del paisaje.
Temas Centrales en los Ábsides
Los temas tratados, especialmente en los ábsides, suelen centrarse en el Pantocrátor, el Cristo en Majestad, rodeado de los símbolos de los evangelistas (Tetramorfos). Estas representaciones poseen la grandeza de las amenazas apocalípticas.
En ocasiones, el Pantocrátor es sustituido por la Virgen en Majestad, como se observa en Santa María de Tahull. Excepcionalmente, se encuentran temas funerarios paganos, como en Pedret.
Pintura sobre Tabla
Cataluña cultivó también la pintura sobre tabla, utilizada principalmente en los frontales de altar.
Escultura Románica de Bulto Redondo
La escultura románica de bulto redondo se reduce principalmente a dos tipologías iconográficas esenciales: las imágenes del Crucificado y las de la Virgen con el Niño.
El Crucificado
El Crucificado se representa con cuatro clavos, con los pies clavados separadamente. Es impasible al dolor (*Christus Triumphans*), con el cuerpo derecho y los brazos horizontales. Es el Cristo vivo, que porta corona real. Adopta dos tipos principales:
Cristo en Majestad
Representado como Rey de Reyes, vestido con una larga túnica de mangas y corona.
Cristo Desnudo
Se cubre desde la cintura hasta la rodilla con una falda que cae verticalmente.
La Virgen con el Niño
La Virgen aparece sentada, erguida y frontal, con el Niño también dispuesto de frente. A veces sostiene un libro o el mundo en la otra mano. Para el artista románico, la Virgen, más que la Madre, es el trono del Salvador (*Sedes Sapientiae*). Es característico que no exista comunicación expresiva entre Madre e Hijo, manteniendo una rigidez ceremonial.
Tanto en las esculturas de bulto redondo como en los relieves de los tímpanos, el artista románico utiliza unos pliegues en los vestidos que recuerdan a los estilos arcaicos griegos. Estos pliegues pueden ser paralelos, concéntricos o en zig-zag.