Hume, Kant y los Límites del Conocimiento: Causalidad y Metafísica

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David Hume: Crítica al Principio de Causalidad

Para comprender realmente la crítica de Hume al principio de causalidad y no malinterpretarlo, hay que colocarse dentro de la perspectiva de la lógica. La crítica de Hume va orientada hacia el método inductivo para sacar conclusiones que afirmamos como «verdaderas» y que, desde el punto de vista estrictamente lógico, no es válido hacerlo.

Me explicaré con un ejemplo clásico sobre el tema:

  1. Observamos que el sol sale hoy por la mañana.
  2. Observamos que el sol salió ayer por la mañana.
  3. Observamos que el sol ha salido así sucesivamente durante un gran número de días.

A partir de múltiples experiencias repetidas del fenómeno, sacamos como conclusión la siguiente afirmación: «Mañana el sol saldrá al amanecer». Su argumento es que no es válido sacar una conclusión universal y concluyente de un número X de experiencias, porque estamos dando un salto en el vacío al incluir en la conclusión más de lo que se encuentra en las premisas. Con lo cual, concluirá que el método inductivo solo es justificable por la tendencia o hábito psicológico de esperar que ocurran siempre aquellos hechos que se repiten en un número elevado de casos. De allí que dirá que el principio de «causalidad» no es un principio justificable por la lógica, sino por el hábito y la costumbre.


Immanuel Kant

La Crítica de la Metafísica: Dialéctica Trascendental

En la Dialéctica Trascendental, Kant se ocupa de la posibilidad de la metafísica, así como de la naturaleza y el funcionamiento de la razón. Kant rechaza la posibilidad de la metafísica como ciencia. La metafísica —entendida como conocimiento de realidades que están más allá de la experiencia— es imposible, ya que las categorías solo pueden aplicarse legítimamente a los fenómenos, a los datos de los sentidos. La aplicación de las categorías fuera de la experiencia es lógicamente ilegítima y da lugar a errores e ilusiones.

La misión de la dialéctica consiste en mostrar que tales errores —especialmente los de la metafísica especulativa— provienen de pasar por alto la distinción entre fenómeno y cosa en sí. La Dialéctica Trascendental es, pues, una crítica del entendimiento y de la razón en su pretensión de alcanzar el conocimiento de las cosas en sí, de lo que está más allá de la experiencia. Pero si esta aplicación de las categorías es completamente ilegítima, es también una tendencia inevitable de acuerdo con la naturaleza misma de la razón.

La razón tiende a la búsqueda de lo incondicionado, a extender su conocimiento más allá de la experiencia, a preguntarse por Dios, el alma y el mundo como totalidad. Dios, alma y mundo son ideas de la razón, y aunque no proporcionan conocimiento objetivo alguno, expresan, sin embargo, el ideal de la razón de encontrar leyes y principios cada vez más generales: como el horizonte, que no puede ser alcanzado, pero que nos indica que hay que seguir avanzando, abriendo un espacio para el uso práctico de la razón.

El Idealismo Trascendental: Fenómeno y Noúmeno

Kant distingue entre dos aspectos de la realidad (o de cada objeto):

Fenómeno: Lo que percibimos, las cosas tal y como se nos aparecen en el espacio y tiempo (en el nivel de la sensibilidad, analizado en la Estética Trascendental). Es la apariencia que las cosas toman ante nosotros y es producto de nuestra intuición empírica.

Noúmeno o Cosa en sí: Las cosas tal y como son en sí mismas, lo que no aparece ante el sujeto; es un correlato no conocido del objeto. Cognoscible solo por la intuición racional o intelectual (de la que el hombre carece, por lo que no es cognoscible para él).

A todo fenómeno le corresponde un noúmeno o cosa en sí, desconocido para el hombre. Por ello, el noúmeno se convierte en el límite del conocimiento humano.

Las categorías son aplicables únicamente al fenómeno, pero no al noúmeno: este es el límite del conocimiento.

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