Hume: Empirismo, Causalidad y Crítica a la Metafísica

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Hume, filósofo escocés de la Ilustración (nacido en 1711), observó el rápido progreso de las ciencias en su época, a excepción de la filosofía. Atribuyó esta diferencia a la falta de un objeto de estudio adecuado en la filosofía: la naturaleza humana.

El método experimental en la filosofía

Hume aplicó el método experimental, propio de las ciencias naturales, al análisis de la naturaleza humana. Al igual que Locke, concluyó que todos los contenidos de la mente derivan de la experiencia. Sin embargo, Hume utilizó una terminología diferente: en lugar de "ideas", empleó el término percepción.

Percepciones: Impresiones e Ideas

Hume dividió las percepciones en:

  • Impresiones: datos inmediatos de la experiencia.
  • Ideas: copias de las impresiones, diferenciadas de estas por su menor intensidad.

Las ideas proceden de percepciones anteriores, siendo estas la fuente del conocimiento. De aquí extrajo el principio empirista de verdad: el principio de copia (una proposición es verdadera si corresponde a una impresión, y falsa si no).

Ideas Simples y Complejas

Hume distinguió entre ideas e impresiones simples (indivisibles) y complejas (divisibles). Por ejemplo, la impresión de una mesa es compleja (color, peso, textura, etc.), mientras que la idea de una mancha roja es simple. Las ideas simples corresponden a impresiones simples, pero las ideas complejas pueden provenir de impresiones complejas (idea de silla) o ser elaboradas por la mente a partir de ideas simples (idea de pegaso). Las ideas complejas del segundo tipo, al no cumplir el principio de copia, carecen de validez.

El papel de la imaginación

La imaginación agrupa las ideas mediante tres tendencias:

  • Ley de semejanza: asociamos lo que se parece.
  • Ley de contigüidad: asociamos lo que sucede próximo en espacio y tiempo.
  • Ley de causa-efecto: asociamos ideas con relación causal aparente.

Así, la mente elabora ideas, debiendo comprobarse cuáles cumplen el principio de copia para determinar su verdad.

Crítica a la metafísica cartesiana

Hume analizó las ideas metafísicas cartesianas: substancia, yo, mundo externo y Dios. Distinguió dos tipos de juicios:

  • Relaciones de ideas: conocimiento a priori, necesario y evidente, pero independiente de la experiencia.
  • Cuestiones de hecho: razonamientos basados en impresiones (a posteriori), que proporcionan información sobre el mundo, pero son probables, no necesarios ni evidentes.

Hume argumentó que las conclusiones sobre cuestiones de hecho que van más allá de la experiencia y se basan en la relación causa-efecto son erróneas, ya que solo percibimos sucesos juntos, no una conexión causal. La causalidad es una creencia, útil para la supervivencia, pero no permite alcanzar conocimiento necesario y evidente.

Crítica a la idea de substancia

Hume aplicó el principio de copia a la idea de substancia (aquello que soporta las cualidades percibidas). Como no percibimos la substancia en sí, solo sus accidentes, la idea de substancia es falsa; es un conjunto de percepciones percibidas juntas. Esto cuestiona la metafísica, cuya base es la idea de substancia.

Crítica a la idea del yo

Respecto al yo (cogito ergo sum), Hume afirma que solo percibimos impresiones e ideas. La creencia en un yo que soporta nuestras vivencias surge de la memoria, que agrupa sensaciones pasadas en una identidad, una creenza, no un conocimiento.

Crítica a la idea de Dios

La idea de Dios (substancia infinita y perfecta) no se corresponde con ninguna percepción, por lo que es una idea desbotada. Sin embargo, Hume reconoce la creencia en Dios como una tendencia natural.

Crítica a la idea del mundo externo

Hume rechaza la idea de un mundo externo como causa de nuestras impresiones, al no existir una impresión de esa relación causa-efecto. El mundo externo está más allá de nuestros sentidos, por lo que es incognoscible.

Conclusión: Fenomenismo y Escepticismo

Hume adopta una postura fenomenista y escéptica: solo se puede conocer lo percibido (fenómeno), negando el conocimiento de Dios, el yo y el mundo externo. Este resultado es teórico, sin implicaciones para la vida práctica. El objetivo es señalar los límites del conocimiento, rechazando el dogmatismo cartesiano y manteniendo el conocimiento dentro de la experiencia.

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