Hume y la Crítica Empirista a la Sustancia Metafísica
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La Crítica de Hume a la Idea Metafísica de Sustancia: Relación con la Posición Aristotélica
La Concepción Aristotélica de la Sustancia
El significado más general de sustancia es el fundamento de la realidad, lo subsistente. La sustancia es, ante todo, sujeto, lo que tiene que ser en sí, y no en otro. La pregunta "¿Qué es el ser?" equivale a "¿Qué es la sustancia?".
Aristóteles distingue dos tipos de sustancias:
- La sustancia primera: que es el individuo, el ser particular y concreto.
- La sustancia segunda: Aquello por lo que ese ser particular y concreto es lo que es: la esencia, la forma (especie formal), inmanente a cada individuo.
Sobre esta sustancia segunda se constituyen la metafísica y la gnoseología aristotélica. La sustancia segunda resulta ser algo inmaterial, aquello por lo que podemos conocer la realidad. Las demás formas de ser (categorías) se dan en la sustancia, pero no son sustancia, sino accidente.
La Crítica Empirista de Hume
Hume criticará duramente las ideas de la metafísica, sobre todo la triple vertiente cartesiana de la sustancia: extensa (mundo), pensante (res cogitans o yo) e infinita (Dios).
Se preguntará por la validez de la idea de sustancia recurriendo a su criterio de verdad empirista: una idea es verdadera si se corresponde a una impresión. Tras examinar los dos tipos de impresiones (de sensación y de reflexión), Hume niega que la idea de sustancia corresponda a alguna impresión de sensación (ya que ninguna impresión sensible es permanente o sustancial) y tampoco existe una impresión de reflexión (interna) de la sustancia como tal. Toda idea sin una impresión correspondiente es una idea ilegítima o vacía.
Crítica a la Idea de Sustancia Extensa (Mundo - Res Extensa)
Creemos que los objetos externos existen independientemente de nuestras percepciones. La creencia en la existencia independiente de los objetos externos la atribuye Hume a la imaginación. No podemos justificar racionalmente tal creencia; la constancia y coherencia de ciertas percepciones nos lleva a atribuirles una existencia real y corpórea independiente, pero esto es una inferencia, no una percepción directa de la 'sustancia' externa. Tampoco la razón podría ser la base de tal creencia. No hay justificación racional para ella, por lo que Hume, como hemos dicho, recurre a la imaginación y a ciertos principios de la naturaleza humana (hábito, costumbre).
Crítica a la Idea de Sustancia Infinita (Dios - Res Infinita)
Hume estudia el tema de Dios y la vida futura, teniendo en cuenta las críticas realizadas a la idea de sustancia y al principio de causalidad. Hume no reconocerá validez alguna a las demostraciones metafísicas (ni a las basadas en la causalidad aplicadas al mundo físico) de la existencia de Dios, al no poder ser demostrada racionalmente ni empíricamente. Descartes, Locke y Berkeley utilizaban el principio de causalidad para intentar demostrar su existencia; para Hume, sin embargo, la idea de Dios no proviene de ninguna impresión sensible ni de reflexión.
Crítica a la Idea de Sustancia Pensante (Yo/Alma - Res Cogitans)
La existencia del alma (o yo como sustancia pensante, res cogitans) había representado uno de los pilares sobre los que la metafísica racionalista se había desarrollado. La existencia de un yo había sido considerada por Descartes como indudable, resultado de una intuición inmediata ('Pienso, luego existo'). Aquí Hume no aplica su crítica a la idea de causa, sino directamente su criterio de verdad (idea-impresión).
No tenemos ninguna impresión constante e invariable que corresponda a la idea de un 'yo' simple y permanente. Lo que llamamos 'yo' es más bien un haz o colección de percepciones diferentes (ideas, sensaciones, emociones) en perpetuo flujo. La idea de identidad personal surge por la acción de la memoria y la imaginación, que unen esas percepciones. Al ser rechazada la idea del alma como sustancia simple y permanente, la pregunta por su inmortalidad resulta, desde la filosofía de Hume, infundada o superflua.