Hume y la Causalidad: Empirismo, Escepticismo y Fenomenismo en la Filosofía Moderna
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La Crítica de Hume a la Causalidad: Más Allá de la Experiencia
La mayor parte de nuestro conocimiento del mundo se fundamenta en las relaciones y el conocimiento de causas y efectos. Sin embargo, David Hume niega la «idea» de una causalidad ontológica. Admitido su principio de que toda idea legítima debe contar con la impresión de la que se deriva, su crítica es correcta, ya que la idea de causalidad ontológica, al igual que las de sustancia o yo, carece de la impresión correspondiente.
La relación causa-efecto no es una «relación de ideas» sino una «cuestión de hecho». Por tanto, su justificación filosófica debe provenir de la experiencia. Según Hume, el conocimiento de la causalidad no tiene validez objetiva. Además, cuando decimos, por ejemplo, que el fuego es la causa de la quemadura, ¿qué pretendemos significar? Parece que queremos decir que cuando ocurre un acontecimiento A (causa) se produce necesariamente otro acontecimiento B (efecto). Hume analiza esta relación y sostiene que, si bien tenemos impresiones de los acontecimientos A y B, carecemos de una impresión de la conexión necesaria o causal entre ellos.
Aunque Hume niega la existencia de una causalidad real, reconoce que la causalidad es una importante ley del pensamiento. Tenemos la creencia de que cuando se presenta un suceso (causa) se producirá el otro (efecto) por el hábito y la costumbre de haberlos visto consecutivamente en el pasado, pero no existe razón alguna que nos garantice que el futuro será idéntico al pasado. La certeza, de naturaleza subjetiva y no objetiva, emana del hábito. La costumbre que tenemos de ver un fenómeno después de otro nos lleva a afirmar con una «certeza» que, cada vez que se presente el primero, le seguirá necesariamente el segundo. Sin embargo, lo más que podemos afirmar es una creencia, que solo puede justificarse psicológicamente, mediante la asociación de ideas o la comparación, pero que resulta indemostrable desde la lógica y la razón.
Las Consecuencias del Empirismo Radical de Hume
Finalmente, la crítica a los grandes conceptos metafísicos es la consecuencia directa del empirismo radical de Hume. Debemos destacar que, tras el análisis crítico-filosófico de estas ideas, al considerarlas carentes de justificación empírica, Hume se ocupa de ofrecer una explicación psicológica de su origen. Las explicaciones que da Hume se expresan siempre en términos del hábito y la costumbre, que nos impulsan a:
- Unir impresiones e ideas bajo una misma cosa (sustancia).
- Referir las impresiones a un «yo» (identidad personal).
- Establecer que tras la causa viene necesariamente el efecto (causalidad).
- Afirmar la existencia de un ser perfecto y todo bondadoso que nos protege (Dios).
- Creer en la existencia de un mundo real al cual se refieren nuestros pensamientos e impresiones.
Todo esto lo creemos por la fuerza de la costumbre, pero no tenemos garantía ni justificación en la experiencia, lo que equivale a decir que carece de justificación filosófica.
El resultado de este empirismo radical es doble:
Escepticismo
No podemos conocer nada más allá de las impresiones. Lo único que podemos conocer con certeza son nuestras impresiones y las ideas que de ellas se derivan. El resto se reduce a pura creencia probabilística o simple ignorancia. Según el propio Hume, es la vida cotidiana la que nos impide caer en un escepticismo radical absoluto.
Fenomenismo
Es la postura que sostiene que no existen cosas o sustancias en sí mismas, sino solo impresiones e ideas unidas por las leyes del pensamiento, es decir, fenómenos. No podemos afirmar la existencia de una realidad en sí o de manera objetiva, ni de cosas o sustancias subyacentes; solo conocemos los fenómenos, es decir, la realidad tal como se nos presenta a través de las impresiones.