La huelga de agosto de 1917 en España: un trozo de historia

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Este fragmento pertenece a la obra 'Un trozo de historia de España: Apuntes históricos' de Andrés Saborit, publicada por la Fundación Pablo Iglesias. Enfoca el episodio histórico de la crisis de 1917, destacando la inusual unión obrera y el llamado conjunto a la huelga, plasmado en un manifiesto político redactado por la UGT y la CNT el 27 de marzo de 1917. El texto refleja la convergencia de la UGT, sindicato socialista fundado en 1888, y la CNT, de ideología anarquista, fundada en 1910, durante la crisis de la Restauración, un periodo marcado por el Turnismo, Caciquismo y Pucherazo, así como el inicio de la Revolución Industrial en España. Las protestas obreras, representadas especialmente por la UGT y la CNT, se unen por primera vez en España, coincidiendo con el surgimiento de los nacionalismos catalanes y vascos, y los regionalismos gallego y valenciano.

En la 1a parte del texto

critica el capitalismo y sus consecuencias, destacando los impactos negativos de la sobre especulación durante la Primera Guerra Mundial y la inflación, que afectaron a la clase obrera. Se señalan las quejas previas de los trabajadores sobre desempleo, bajos salarios, falta de seguridad social y exceso de horas laborales, sin respuesta a sus propuestas. En 1917, la situación crítica se agrava con una debilidad política e institucional, derivada de los gobiernos del turno, la falta de participación democrática y restricciones a las libertades, junto con problemas económicos como el desempleo y la inflación.

El sindicato anarquista (CNT)

buscaba la abolición de Estado y sus instituciones mediante la propiedad colectiva y una revolución violenta, mientras que el sindicato socialista (UGT), perseguía mejoras laborales y de horario. A pesar de sus diferencias, la huelga conjunta fracasó, en parte debido a la falta de participación de la mayoría de la población trabajadora, especialmente campesinos. La represión gubernamental y militar también contribuyó al fracaso, evidenciado por la condena a cadena perpetua del Comité de Huelga, que incluía figuras destacadas como Julián Besteiro, Daniel Anguiano, Andrés Saborit y Francisco Largo Caballero, así como miembros de la CNT.

El fracaso del regeneracionismo en los primeros años del siglo XX tuvo graves consecuencias para el sistema de la restauración. Se puede afirmar que desde entonces agudizó su degeneración, hasta llegar al momento clave, situado en la llamada Crisis General de 1917. Las causas de esta quiebra del sistema son las siguientes:

  • La división interna de los partidos dinásticos, provocada por la desaparición de Cánovas y Sagasta y la lucha de nuevos políticos por el control de sus partidos.
  • La progresiva pérdida de la influencia del caciquismo, cuyo resultado fueron las precarias mayorías en las Cortes. El fraccionamiento del Parlamento contribuyó al crecimiento de partidos políticos ajenos al sistema de la Restauración, como socialistas, republicanos y nacionalistas. Además, ningún partido fue capaz de formar gobierno por sí solo desde 1917.

El problema de Marruecos, que conjugó los desastres militares y la fractura entre la sociedad civil y el ejército.

  • Las consecuencias económicas de la Primera Guerra Mundial benefició económicamente a países neutrales como España, generando un notable crecimiento en la demanda. Sin embargo, este aumento económico provocó una inflación que afectó a los trabajadores al hacer que los precios subieran sin un correspondiente aumento en los salarios.

La mencionada crisis de 1917 tuvo tres manifestaciones:

1. Rebelión de las Juntas Militares de Defensa: En 1916, las Juntas Militares de Defensa, compuestas por jefes y oficiales de Infantería, surgieron en protesta por la pérdida de poder adquisitivo y ascensos militares en Marruecos. Su movimiento se expandió en 1917, provocando la dimisión del gobierno y una rebelión con el Manifiesto de las Juntas, que expresaba quejas sobre el ejército. Alfonso XIII respaldó las demandas, marcando la primera intervención militar en política desde el comienzo de la Restauración.

2. La asamblea de parlamentarios: en 1917, la oposición política creció por la crisis bipartidista, destacando la asamblea ilegal en Barcelona de la Lliga Regionalista de Cambó. Buscaban poner fin a la Restauración y lograr una nueva organización estatal reconociendo la autonomía de Cataluña. Sin embargo, esta coalición efímera se desintegró debido a la negativa de las Juntas Militares de Defensa y divergencias internas, especialmente con la integración de la Lliga en un gobierno de concentración.

3. El estallido de la Huelga General: en 1917, la UGT y la CNT convocaron una huelga general que, a pesar de tener un fuerte respaldo en algunas regiones, fracasó en áreas rurales. La represión gubernamental dejó un saldo de más de 70 muertos y caso dos mil detenidos. Aunque la huelga debilitó el sistema político, su fracaso alivió a la oligarquía y a la Monarquía. Esta crisis contribuyó a desencadenar el golpe de Primo de Rivera y la Dictadura, marcando la supresión de derechos obreros y la prohibición de la organización sindical.

El fracaso de la huelga general de 1917 supuso un alivio para la oligarquía dirigente y la Monarquía, quienes lograron superar la crisis militar, burguesa, territorial y obrera. Aunque la huelga fue una primera muestra de acción independiente de la clase trabajadora, su derrota permitió que los líderes socialistas fueran elegidos en las elecciones de 1918. La crisis, aunque superada por el sistema, dejó al país vulnerable, llevando a gobiernos de concentración y enfrentamientos, especialmente en el campo andaluz. El desastre de Annual conmocionó a la opinión pública, y la salida de la crisis llegó con el golpe militar de Primo de Rivera, instaurando una dictadura que anuló derechos obreros y prohibió la organización sindical.

MANIFIESTO AGRUPACIÓN DE INTELECTUALES AL SERVICIO DE LA REPÚBLICA (El Sol, el 10 de febrero de 1931 (Gregorio Marañón, Ramón Pérez de Ayala y José Ortega y Gasset)

Estamos ante un fragmento del Manifiesto de la Agrupación de Intelectuales al Servicio de la República en 1931. Esta agrupación fundada por José Ortega y Gasset, Ramón Pérez de Ayala y Gregorio Marañón presentó su ideario en el teatro segoviano donde Antonio Machado ejerció de anfitrión. Las crónicas de la época subrayaron la calidad de los oradores, en especial de Ortega. El mismo que había formado en 'El Sol', su famoso 'Delenda est monarchia', pidió al pueblo que se revelara contra los vicios del pasado, arremetió contra la Monarquía de Alfonso XIII y apostó por el acceso a la vida pública de todas las clases sociales.

El manifiesto empieza con un llamamiento a los sectores intelectuales y profesionales españoles, a quien decía estar especialmente dirigido. La idea principal del texto es exponer que se debía sustituir la monarquía de Alfonso XII 'la de Sagunto', el golpe de Estado de Martínez Campos, por un gobierno republicano para lo que apelaban a la opinión pública, considerando que gracias a su presión esto podría ser posible. Para conseguir este objetivo surge la agrupación al servicio de la República (ASR), para lo que se proponían una serie de actuaciones que constituyen las ideas secundarias del texto, como sería congregar a intelectuales de ideología republicana para que influyeran directamente en el resto del 'cuerpo nacional'. Insisten, también en que esta agrupación se extendería desde los núcleos rurales más recónditos hasta las grandes ciudades, llegando a toda la población.

Hay que resaltar que, a principios de siglo, lo que se había denominado 'masa neutra' sufre un cambio sustancial. El interés por los asuntos públicos se va a generalizar entre las clases populares, la afiliación a partidos y sindicatos de izquierdas creció espectacularmente. Esta movilización general orientada hacia un cambio de régimen sería decisiva para entender el comportamiento electoral en las elecciones del 12 de abril de 1931.

Desde 1923 España vive en una permanente crisis política que afecta a los fundamentos del sistema de la Restauración. Las causas de esa inestabilidad fueron muy diversas:

  • La personalidad del rey, que se implicó activamente en la política dejándose influir por los sectores más conservadores del ejército, lo que contribuyó al desprestigio de la monarquía.
  • Poseía un espíritu castrense que le inclinaba a favorecer casi siempre al ejército frente al poder civil. Su actitud de apoyo a la dictadura de Primo de Rivera sería decisiva para el descrédito final en que cayó la monarquía.

Las causas que llevaron a la proclamación de la Segunda República nos lleva a la necesidad de analizar el contexto histórico de la etapa anterior. Así, podemos establecer que la Dictadura del general Primo de Rivera fracasó por varias razones políticas y sociales:

  • El cansancio y la división de los militares en su apoyo al dictador y al rey. El problema de Marruecos, que conjugó los desastres militares y la fractura entre la sociedad civil y el ejército.

Los primeros síntomas de la crisis económica de 1929 que no tuvo una incidencia directa sobre la economía española. Sin embargo, debió contribuir al aumento de la frustración de las aspiraciones reformistas del gobierno de izquierdas del primer bienio republicano. El hecho de que las principales potencias mundiales estuvieran repatriando capitales para hacer frente a las crisis nacionales dificultaría en gran medida la obtención de la financiación necesaria para emprender cualquier proyecto.

  • La fuerte represión ejercida hacia el anarcosindicalismo. Se provocó una radicalización del movimiento anarquista, para los que la República era un régimen burgués tan opresor como la Monarquía. Promovieron una serie de huelgas que derivaron en violentos choques con el Ejército y acabaron con decenas de muertos.

La indiferencia ante el problema agrario y su problema creciente: el paro agrario constituyó un caldo de cultivo del crecimiento de la demanda anarquista.

  • Indiferencia, cuando no negación a las aspiraciones nacionalistas, en especial en Cataluña.

Entre las causas sociales destacamos por encima de todas que España ha evolucionado y ha dejado de ser una sociedad dominada por una inmensa mayoría de población rural. Aparecen nuevos cambios demográficos y sociales.

Ante este panorama, las presiones de una facción de militares así como el propio rey, llevaron al general Primo de Rivera a su renuncia el 28 de enero de 1930. No obstante, la monarquía había quedado implicada con la dictadura, lo que convirtió en republicanos a algunos liberales, nacionalistas, así como a gran parte de intelectuales (Marañón, Unamuno, Ortega y Gasset, etc.), e incluso a antiguos monárquicos como destaca en este contexto el artículo de Ortega publicado en El Diario 'El Sol' bajo el título 'Delenda est monarchia' y por supuesto, el Manifiesto aquí comentado.

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