Horacio, Ovidio y la Oratoria en la Antigüedad Clásica

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Horacio

Proyecto político y de regeneración moral de Augusto. Reflexiones filosóficas impregnadas de epicureísmo, patriotismo, mitología, dedicatorias, actualidad política, banquetes, victorias, amistad y amor. Horacio tiene un temperamento diferente al de Catulo: el sentimiento incontrolado y el subjetivismo de Catulo es refrenado por academicismo. La melancolía, el escepticismo, el disfrute del momento presente, el deleite de una vida apartada y poca ambiciosa aparecen en los poemas de Horacio. En sus Odas, reflexiona sobre la muerte, pero sin caer en un profundo pesimismo. Horacio se nos presenta como un hombre agradable, urbano y observador. En cuanto a su estilo, es digno de mencionar su sentido del gusto y el equilibrio, su búsqueda de la perfección técnica y su plasticidad. Considerado el poeta latino clásico por excelencia, a la altura de Virgilio, fue el que más influyó en el Renacimiento español.

Ovidio

Nació en Sulmona en una familia acomodada de rango ecuestre. Prefirió dejar la carrera de abogado para dedicarse plenamente a la poesía. Cuando ya había alcanzado la fama, su vida fue trastocada de raíz por un destierro cuya causa no está del todo clara. Tuvo que marchar a Tomi, abandonando a su familia, sus amigos y su ambiente. Ovidio murió en el destierro, añorando Roma y suplicando el perdón de Augusto.

La obra elegíaca de Ovidio está compuesta por Amores y Heroidas, obras de su juventud, y por Tristia y Epistulae ex Ponto, escritas en el destierro. Amores es una colección de poemas elegíacos recogida en tres libros, en la que el poeta canta a Corina, su amada tal vez imaginaria. En las elegías amorosas, expresa sentimientos más bien convencionales; no se basa en su experiencia personal. Pero Ovidio es un poeta de talento extraordinario y estilo brillante y refinado, abundante en recursos, que consigue evitar la monotonía de una inspiración más superficial que la de otros poetas. Las Heroidas se componen de epístolas poéticas en dísticos elegíacos. Salvo en el caso de Safo, que escribe una carta a Faón, se trata de cartas dirigidas por heroínas legendarias a sus amados: Penélope a Ulises, Fedra a Hipólito, Dido a Eneas, etc.; se incluyen también entre estas cartas las respuestas de algunos amantes, como la de París a Helena. El arte de amar, con un tono didáctico, explica cómo comportarse en la milicia que es el amor. A lo largo de sus tres libros, expone sus ideas al respecto en un tono frívolo y jocoso. Obra suya son también las Metamorfosis, que recoge gran parte de la mitología grecorromana, pero es también de dudosa naturaleza lírica. Tras su destierro, escribió Tristia y Pónticas: Tristia está formada por cinco libros, que resultan, sobre todo, nostálgicos, y sirven como descripción de las emociones que sufre una persona obligada al exilio, a vivir en un ambiente muy diferente al que estaba acostumbrado en Roma. Epistulae ex Ponto son cuatro libros de cartas poéticas en dísticos elegíacos, dirigidas a su mujer y a sus amigos, para pedirles que intercedan por él ante Augusto. El tono de lamentación y queja domina en la obra, pero Ovidio es capaz de hacer poesía a partir de su desgracia personal, poesía pura en la que la forma sobrepasa el contenido.

La Oratoria

En la antigüedad clásica, el dominio del lenguaje tuvo gran relevancia en la educación, incluyendo la vertiente oral. Desde los sofistas griegos, la educación se había basado en el dominio del lenguaje, del que eran profundos conocedores y estudiosos.

Entre los romanos, la enseñanza superior, a la que solo accedían los jóvenes de familias pudientes y con pretensiones políticas, se impartía en las escuelas de Retórica.

En ellas, el rhetor enseñaba a sus discípulos la técnica oratoria, es decir, el sistema de reglas que se había descubierto y aplicado desde los sofistas griegos. Era una enseñanza práctica: los alumnos.

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