Hitos Fundamentales de la Historia Hispana: Conquista, Romanización y el Imperio de Carlos V

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La Conquista Romana de Hispania

La conquista romana fue el proceso histórico de dominio y control militar del territorio peninsular por parte de Roma. La primera etapa se produjo dentro del escenario general de la Segunda Guerra Púnica entre Roma y Cartago. Los romanos, con el fin de impedir el paso hacia Italia de Aníbal, jefe del ejército cartaginés, desembarcaron en Emporion en 218 a.C.. Lucharon contra los cartagineses y aliados hispanos y en el 197 a.C. lograron expulsar a los cartagineses y dominar la costa mediterránea y el sur peninsular.

La segunda etapa comportó la conquista de la Meseta, que se caracterizó por la feroz resistencia que opusieron los pueblos indígenas, sobre todo lusitanos y celtíberos. La última etapa tuvo lugar a finales del siglo I a.C., en época del emperador Augusto, cuando fueron sometidas las belicosas tribus de cántabros y astures, con lo que se dio por finalizada la conquista de la Península. Así, la Península Ibérica pasó a formar parte del Imperio Romano, aunque el grado de integración fue más intenso en la costa mediterránea y en el valle del Guadalquivir.

La Romanización de Hispania

El proceso de romanización (siglos III a.C. - V d.C.) consistió en la transformación de los habitantes de los pueblos peninsulares en ciudadanos del Imperio Romano, que fueron asumiendo las costumbres, la organización política, jurídica y social romanas, así como su lengua, el latín. Es un proceso de aculturación. Para este proceso se utilizó la influencia del ejército y de las tropas auxiliares hispanas, el trazado de una amplia red viaria (las calzadas), la creación de núcleos urbanos y el tráfico o actividad comercial.

Todo lo anterior se completó con la presencia y dominio del latín como lengua oficial, el derecho romano como base legislativa del derecho civil, la religión, cultura y arte. Las sociedades indígenas hispanas alcanzaron un grado de romanización intenso, salvo en el caso de los pueblos del norte.

La Batalla de Lepanto

La Batalla de Lepanto fue una batalla naval en la que la escuadra de la Liga Santa, integrada por los Estados Pontificios, la República de Venecia y España, y comandada por Don Juan de Austria, venció a la flota turca junto a las costas griegas del Adriático. La Liga cristiana pretendía acabar con la supremacía mediterránea del Imperio Turco y de sus aliados, los piratas berberiscos, que ponían en peligro el comercio mediterráneo y las costas de la Europa mediterránea cristiana.

La victoria de la Liga Santa no logró terminar con el poderío turco, pero su dominio e iniciativa militar quedaron reducidos de cara al futuro, si bien las acciones de piratería y el empuje turco persistieron.

La Herencia Territorial de Carlos I de España

En 1517, Carlos de Gante, nieto de los Reyes Católicos, inicia su reinado en España. Carlos I de España, quien sería emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, concentró la herencia de los Trastámara castellanos y aragoneses, de los Habsburgo y de los duques de Borgoña:

  • De su abuela materna, Isabel de Castilla, heredó Castilla, Navarra, plazas norteafricanas y posesiones americanas.
  • De su abuelo materno, Fernando de Aragón, los reinos de la Corona de Aragón, Nápoles, Sicilia y Cerdeña.
  • De su abuela paterna, María de Borgoña, los territorios de los Países Bajos y Flandes, Luxemburgo y el Franco Condado.
  • De su abuelo paterno, Maximiliano de Habsburgo, el reino de Austria, el Milanesado y la posibilidad de ser elegido emperador de Alemania.

Se trataba de un territorio enorme, pero fragmentario y disperso geográficamente, compuesto por pueblos de diferentes etnias, lenguas y religiones. Carlos I mantuvo el principio de unión dinástica: cada territorio mantuvo sus instituciones y leyes propias.

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