Hitos Anatómicos de la Evolución Humana: Bipedismo, Mano y Cerebro
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Principales Diferencias Anatómicas en la Evolución Humana
La Posición Erguida (Bipedismo)
Los primeros antepasados de los humanos que caminaron erguidos se remontan a aproximadamente 4.6 millones de años. Para explicar la adquisición de la postura erguida, es necesario considerar la combinación de dos factores clave:
Factores Externos:
Hace 12 millones de años, en amplias zonas del África oriental, avanzó la sequía, provocando la disminución de la superficie arbolada, la cual fue sustituida por la sabana.
Factores Internos:
Entre las poblaciones de primates, algunos sufrieron cambios en su estructura genética, cuya manifestación externa fue la capacidad para adoptar la postura erguida. La postura erguida supuso en ese momento una ventaja adaptativa al permitirles otear el horizonte para descubrir a los depredadores enemigos, mantener el contacto visual entre los miembros del grupo o localizar agua y comida. Lo más importante es que facilitó la liberación de la mano, la cual quedaba así disponible para ser empleada en el transporte de objetos y el manejo de diversos instrumentos.
La Liberación y Especialización de la Mano
La capacidad para caminar erguido tiene como ventaja principal que el individuo deja las manos libres para emplearlas en otras actividades. La adaptación evolutiva no solo provocó la liberación de la mano de su función orientada al desplazamiento, sino que también permitió que esta se desarrollara, dotándose de un pulgar oponible, convirtiéndola en un instrumento magníficamente diseñado para asir y manipular cosas.
La mano humana, en su esencia, no está diseñada para una única función específica. Ciertamente puede agarrar, pero igualmente puede sujetar una rama para subirse a un árbol, como una piedra para ahuyentar a un enemigo, o incluso para sostener a una cría. Sus dedos tienen una gran movilidad, permitiendo manipular cosas pequeñas con gran precisión: pueden hacer una esquirla de piedra, tocar el piano, entre otras.
Las habilidades de la mano humana se explican por medio de su relación con el cerebro. Este cerebro, capaz de calcular nuevas posibilidades, aventurar hipótesis y, por ende, abstraerse de la realidad, orienta a la mano hacia tareas que no se le ocurrirían a ningún otro animal. Simultáneamente, la posibilidad de manipular la naturaleza hace que un cerebro más inteligente e imaginativo sea ventajoso. De ese modo, se produce una interrelación mano-cerebro que es el elemento más decisivo en la evolución humana. Es esta interrelación lo que permite a los primeros hombres (Homo habilis) la elaboración de instrumentos con los que se inicia un primitivo despegue cultural.
Acortamiento de la Mandíbula y Dentición No Especializada
Otra característica diferenciadora clave es la mandíbula y el sistema dentario. La mandíbula es corta y con toda la dentadura colocada verticalmente bajo el cerebro. Su arcada dentaria tiene ramas no paralelas, haciendo un arco casi parabólico. Esta configuración da origen a una apertura bucal muy amplia, lo que a su vez permite un gran ensanchamiento del cráneo. Asimismo, carece de los espacios libres que, en otros primates, posibilitan el desarrollo de colmillos fuertes, aptos para desgarrar. Cabe señalar que la mandíbula también evidencia la falta de especialización, una característica esencial del ser humano.
El Desarrollo del Cerebro y el Pensamiento Reflexivo
El desarrollo del cerebro se aceleró a partir del Homo habilis. Paralelamente al crecimiento en tamaño del cerebro humano, este fue adquiriendo características que lo diferencian del de cualquier otro animal; la más importante es el pensamiento reflexivo. La capacidad de pensar otorga a la especie una gran versatilidad y, como consecuencia, una ventaja evolutiva decisiva. Curiosamente, poseer un cerebro reflexivo y no guiado por los instintos es, a priori, una desventaja adaptativa. Efectivamente, los instintos son un "instrumento" de gran precisión que permite saber lo que se debe hacer en cada circunstancia de un modo inmediato. El cerebro humano, sin embargo, requiere un período de aprendizaje. Pero mientras los instintos son cerrados, el pensamiento está abierto a nuevas posibilidades. Puede adaptarse a situaciones siempre nuevas con mayor facilidad. De ahí que lo que en principio pueda suponer una desventaja adaptativa, sea a la larga una ventaja abismal.
El enorme desarrollo del cerebro a partir del Homo habilis marca la diferencia con otros primates. Pero el tamaño del cerebro no está en relación directa con la capacidad de pensar, con la inteligencia. Más decisivo que el tamaño del cerebro es su estructura, en la que destaca el enorme desarrollo del neocórtex. Una mayor extensión de la corteza cerebral posibilita un mayor número y una mayor complejidad en las conexiones neuronales.