La Historiografía en Roma: Autores, Obras y Evolución del Género

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La Historiografía Romana

Era entendida como un verdadero género literario más que como una obra científica. Se caracterizaba por la inclusión de leyendas, la recreación de ciertos episodios, la creación de discursos y cartas ficticias, y la utilización de recursos expresivos típicos de la retórica.

Orígenes y Primeros Pasos

Sus orígenes se encuentran en los anales que los pontífices elaboraban cada año, en los que anotaban los hechos acaecidos más relevantes. En el siglo III a.C., tras ganar la Primera Guerra Púnica, los romanos decidieron escribir historia como propaganda política y afirmación nacional. Los primeros historiadores recibieron el nombre de analistas.

Los primeros escribieron en griego, ya que era la lengua más útil para darse a conocer. Más tarde, se adoptó el latín. El más importante de esta primera etapa fue Marco Porcio Catón (s. III-II a.C.), autor de Orígenes.

El Siglo I a.C.: César y Salustio

En el siglo I a.C., figuras como César y Salustio rompieron con la costumbre analística de contar la historia desde la fundación de Roma y año por año, optando por enfoques diferentes.

Cayo Julio César

Cayo Julio César, conquistador de las Galias, fue un político de primerísima línea que participó en el primer triunvirato, fue protagonista en la Guerra Civil contra Pompeyo y ejerció como dictador hasta su asesinato en el año 44 a.C.

Sus dos obras históricas principales, concebidas como commentarii (anotaciones), recopilan los informes que sus oficiales militares le enviaban y los que él mismo debía elaborar. Ofrecen información precisa, con enorme claridad. César se refiere a sí mismo en tercera persona, muestra un estilo purista, evitando palabras vulgares, arcaicas o poéticas, y es considerado un modelo de la prosa clásica latina.

Cayo Salustio Crispo

Cayo Salustio Crispo, amigo de César, se enriqueció considerablemente con la política. Se conservan dos de sus obras: La conjuración de Catilina y La guerra de Jugurta. Ambas son monografías breves y contemporáneas, rompiendo con la tradición de los anales.

  • La conjuración de Catilina narra el intento de golpe de estado que este protagonizó en el año 63 a.C., cuando intentó asesinar a Cicerón, cónsul de la República aquel año.
  • La Guerra de Jugurta describe el conflicto que Roma sostuvo a finales del siglo II a.C. contra Jugurta, rey de Numidia, durante el cual varios generales romanos fueron vergonzosamente sobornados. Salustio denuncia la degeneración moral de las costumbres de una Roma en la que "todo se puede comprar".

Su estilo es ligeramente arcaizante y conciso. A diferencia de César, incluye reflexiones morales, atacando el materialismo y los vicios de su tiempo.

La Época Imperial: Tito Livio

La época imperial se inaugura con Tito Livio y su monumental obra Ab urbe condita (Desde la fundación de la ciudad), que originalmente ocupó 142 libros. Livio retoma la costumbre de los analistas, narrando la historia desde la fundación de Roma hasta sus propios tiempos. Incluye leyendas famosas como la de Rómulo y Remo, entre muchas otras.

Su obra abunda en exageraciones patrióticas e inexactitudes, y no siempre utiliza las fuentes más fiables. Su objetivo era dar a sus contemporáneos, a quienes consideraba escépticos y corrompidos, una lección moral.

Posee una expresión abundante, al estilo de Cicerón, con utilización de elementos poéticos y retóricos. Busca la belleza estilística mucho más que la exactitud histórica. Se conservan 35 libros completos y resúmenes (periochae) del resto.

El Apogeo Imperial: Tácito

En los siglos I-II d.C., destaca la figura de Publio Cornelio Tácito. Sus obras más importantes son los Anales, que narran desde la muerte del emperador Augusto hasta la de Nerón, y las Historias, que cubren desde Galba hasta Domiciano, una época vivida por el propio Tácito. Ambas se conservan fragmentariamente.

Tácito es un historiador muy exigente con sus fuentes. Describe la corte imperial como un hervidero de corrupción e intrigas feroces por el poder. Su tono pesimista y crítico impregna toda su obra.

Su estilo es aún más conciso que el de Salustio, llegando a ser denso y, en ocasiones, oscuro. Utiliza recursos de la retórica de forma magistral. Sus retratos de personajes poseen una enorme profundidad psicológica y logran una gran intensidad dramática.

Otros Historiadores Imperiales: Suetonio

Suetonio pertenece a la misma época que Tácito, aunque su enfoque es diferente. Su obra más conocida, Vidas de los doce Césares, está concebida como un conjunto de doce biografías, desde Julio César hasta Domiciano.

A diferencia de Tácito, Suetonio no duda en dar cabida a rumores, panfletos difamatorios y detalles escabrosos. Su estilo carece de la elaborada retórica de otros historiadores; no incluye discursos ficticios y cita textualmente los documentos oficiales. Su interés se centra más en el anecdotario y los aspectos personales de los emperadores.

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