Historiografía Griega Clásica: Un Recorrido por sus Principales Exponentes

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Historiadores Griegos Clásicos

1. Heródoto

Heródoto (484-425 a. C.) está considerado como el Padre de la Historia. Nació en Halicarnaso, en Asia Menor, pero fue un viajero infatigable que, además de Grecia, recorrió Egipto, Siria y Persia. Hacia el 447 a. C. vivió en Atenas, centro cultural del mundo griego; allí conoció a los autores más importantes de su tiempo y a Pericles, el gran político ateniense. En el 443 a. C., Heródoto se instaló en la colonia griega de Turios, fundada en el sur de Italia. Se dedicó el resto de su vida a completar su gran obra, conocida como Historias, escrita en nueve libros, que iba leyendo en público según los iba redactando. El tema central de su obra son las guerras entre persas y griegos, las Guerras Médicas, que tuvieron lugar en la primera mitad del siglo V a. C. Pero antes narra las historias de los países cercanos a Grecia y que tuvieron cierto papel en la contienda, y cuenta infinidad de noticias y anécdotas; son dignos de mención los relatos sobre Egipto.

Heródoto escribió en dialecto jonio, con un lenguaje claro y sencillo y un estilo ameno. Su pensamiento es contemporáneo y racional, aunque en su obra el elemento mítico es todavía muy importante (por ejemplo, afirma que las causas del conflicto entre Grecia y Asia son los míticos raptos de mujeres, llevados a cabo por dioses y héroes). Heródoto creía que el Universo estaba regido por el destino y el azar, y que nada en los asuntos humanos es estable.

Para Heródoto, la elección moral era importante, ya que los dioses con frecuencia castigan la arrogancia. Esta tendencia a buscar lecciones morales en los acontecimientos del pasado es la base de la historiografía griega y, más tarde, de la romana.

2. Tucídides

Tucídides (490-395 a. C.) nació en Atenas y vivió los acontecimientos de las Guerras del Peloponeso entre Atenas y Esparta. Fue general y sufrió un destierro de 20 años por llegar tarde a la defensa de una fortaleza. Durante su destierro, se dedicó a escribir sobre estos hechos contemporáneos porque reconoció su importancia histórica y quiso analizar su desarrollo y sus consecuencias. Regresó a Atenas al final de la guerra (404 a. C.).

No llegó a terminar su obra, llamada Historia de las Guerras del Peloponeso, pero, sin duda, es el primer ejemplo de historia realizada de forma científica y rigurosa, con un exhaustivo análisis de las causas que provocaron los distintos acontecimientos.

Tucídides muestra en su obra un conocimiento práctico de la ciencia política y militar. Se interesó principalmente por el aspecto militar de la contienda, que presentó en un estilo conciso, lúcido y a veces difícil, con sintaxis compleja, ya que escribió para un público de elevada cultura. Escribió en dialecto ático con influencia del jónico.

En Tucídides se observa una constante búsqueda de objetividad. Se basó en sus propias observaciones y en las declaraciones hechas por otras personas, testigos de los sucesos, cuyas declaraciones no duda en contrastar. Para dar mayor intensidad a su historia, puso en boca de los protagonistas de la guerra discursos retóricos y dramáticos, que permiten analizar los sentimientos públicos y valorar los asuntos que estaban en juego.

Su preocupación por la objetividad ejerció gran influencia sobre los historiadores grecorromanos posteriores, como Polibio y Dión Casio.

3. Jenofonte

Jenofonte (430-354 a. C.) era también ateniense; formó parte del círculo de jóvenes que siguieron las enseñanzas de Sócrates. Vivió el declive de Atenas, se sintió defraudado por la democracia y fue un gran admirador de Esparta.

Su obra histórica Helénicas es una especie de continuación de la obra de Tucídides, aunque no tiene el rigor de su predecesor. Omite acontecimientos que no le interesa mostrar y es claramente favorable a los espartanos; pero su estilo es más sencillo y es un gran maestro en la descripción clara de escenas y personajes.

Escribió otras obras más personales, como Anábasis, un relato de su experiencia como soldado mercenario del príncipe persa Ciro en la llamada Expedición de los Diez Mil, en la que cuenta la retirada de los soldados griegos cuando sus oficiales fueron asesinados por el sátrapa persa Tisafernes. Las tendencias proespartanas y la exageración de los hechos rebajan el valor de sus obras.

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