Historia del Teatro Español hasta 1940: Principales Corrientes y Autores
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Evolución del Teatro Español hasta 1940
A principios del siglo XX, seguían triunfando las tendencias teatrales de finales del XIX. El teatro neorromántico de Echegaray y el teatro realista de Galdós tenían un gran apoyo popular y triunfaban por encima de las tendencias renovadoras de otros autores. El denominado teatro comercial contaba con la burguesía como público fiel y su finalidad era distraer sin más; es decir, los autores de este tipo de teatro no planteaban grandes conflictos morales en sus obras, sino argumentos más o menos amables dirigidos a la elegante clase media de principios de siglo.
Preferencias del Público
El público mostraba preferencia por el costumbrismo, representado por la alta comedia. Además, en esta época se desarrolla un teatro poético de tendencias evasivas cuyo argumento estaba completamente alejado de los problemas contemporáneos.
Teatro Renovador
Frente a las tendencias mayoritarias en lo que concierne al gusto de los espectadores, surgió un tipo de teatro renovador y, por consiguiente, minoritario. Su objetivo era evitar la vulgaridad del teatro comercial. Autores como Azorín, Unamuno o Valle-Inclán se esforzaron por cambiar el panorama teatral español a través de argumentos simbólicos o conceptuales, cargados de elementos metafóricos. La influencia que estas nuevas tendencias ejercieron sobre el teatro fue casi inapreciable, ya que el público seguía prefiriendo el teatro de masas.
Rentabilidad Económica
Además de esto, los empresarios teatrales buscaban la rentabilidad económica inmediata gracias a las obras que seleccionaban, y es evidente que el teatro renovador de principios del siglo XX no atraía mucho público a las salas. Los espectadores estaban acostumbrados a los dramas de Echegaray y adolecían de la formación necesaria para entender las nuevas perspectivas teatrales.
El Teatro Neorromántico de Echegaray
José Echegaray y Eizaguirre (1832-1916) representa el Romanticismo teatral tardío. Alcanzó un gran éxito durante su vida y el público adoraba la espectacularidad de sus temas y el patetismo de sus argumentos. Tanto fue así que le fue concedido el Premio Nobel de la Literatura en 1904. Un año más tarde, en 1905, la prensa organizó un homenaje a Echegaray, a raíz de lo cual un grupo de autores, entre los que se encontraban Unamuno, Rubén Darío, Azorín, Baroja, Valle-Inclán, los hermanos Machado, Maeztu y Jacinto Grau, presentó un manifiesto de protesta. Entre las obras de Echegaray, destaca fundamentalmente El gran galeoto (1881).
Corrientes del Teatro Tradicional
El teatro tradicional se difunde a través de tres corrientes: el drama romántico, la comedia burguesa y el teatro cómico.
Drama Romántico
El drama romántico, también llamado modernista o teatro poético, es una continuación del teatro de Echegaray, que no alcanza la altura de la poesía modernista y más bien se queda en un Romanticismo decadente mezclado con los efectos coloristas y la sonoridad del Modernismo. Abordó temas históricos o fantásticos, intentando rememorar el pasado glorioso español. Destacan:
- Jacinto Grau (1877-1958): triunfa en 1921 con su mejor obra, El señor de Pigmalión. Obtuvo más éxito en el extranjero que en España.
- Francisco Villaespesa (1877-1936): teatro folklórico y lírico, triunfa fundamentalmente con El alcázar de las perlas (1911), obra estrenada por la actriz María Guerrero. Otras obras son Bolívar (1920).
- Los hermanos Machado: escribieron siete obras en colaboración entre 1926 y 1932. De ellas, cinco en verso: Desdichas de la fortuna (1926), Juan de Mañara (1927), Las adelfas (1929), La Lola se va a los puertos (1929) y La prima Fernanda (1931). Una en prosa y verso: La duquesa de Benamejí (1932), y una en prosa: El hombre que murió en la guerra.
Se trata de un teatro popular muy del gusto de la época, aunque hoy en día ha perdido gran parte de su valor y podemos afirmar que no contribuyó a la renovación del teatro español ni al prestigio de sus autores. La acción es escasa y frecuentemente se ve sustituida por la narración que hacen los personajes de lo que ocurre.
José María Pemán
José María Pemán (1898-1981) reúne obra e ideología, utiliza su propia obra como elemento propagandístico de su ideología. En El divino impaciente (1933) hace referencia a un futuro poco prometedor para la República, tema que continúa en Cuando las Cortes de Cádiz (1934) y Cisneros.