Historia política y cultural de Al-Ándalus: Desde la conquista hasta 1492

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Evolución política de Al-Ándalus

1ª ETAPA. Conquista y Emirato dependiente de Damasco (711-756)

En el año 711, las tropas musulmanas del gobernador Táriq atraviesan el estrecho de Gibraltar derrotando al rey Don Rodrigo en la batalla de Guadalete. En pocos años, habían ocupado casi toda la península, acabando con el dominio visigodo. Las razones de esa rápida conquista fueron:

  • La debilidad de la monarquía visigoda. Las luchas intestinas entre las familias nobiliarias por el trono de Toledo facilitaron la colaboración de estos con los musulmanes, a cambio de mantener sus tierras y la religión mediante el pago de impuestos a los invasores.
  • La fuerza invasora del ejército musulmán.

La península Ibérica pasó a formar parte del califato Omeya como una provincia más, denominada Al-Ándalus. Al frente, se puso un emir (poder político) que obedecía directamente al califa de Damasco (poder político y religioso).

2ª ETAPA. Emirato independiente (756-929)

En el 750, la familia de los Abasidas se hace con el poder califal en Damasco tras exterminar a los Omeyas. Un príncipe Omeya superviviente –Abd-Ar-Rahman I, conocido como Abderramán en las crónicas cristianas- logra huir a la lejana Al-Ándalus y hacerse con el poder. Se proclama emir independiente de Bagdad, la nueva capital de los Abasidas, aunque sigue reconociendo la autoridad religiosa del califa. Esta etapa significó la consolidación y la reorganización de los musulmanes andalusíes.

3ª ETAPA. Califato de Córdoba (929-1031)

En el año 929, Abderramán III se proclamó califa, consolidando así la independencia de Al-Ándalus. Fue la etapa más floreciente de los musulmanes en España. De esta forma, se convertía en la máxima autoridad religiosa, política y militar. Con su hijo y sucesor Al-Hakam II, la civilización árabe adquiere su cénit. El máximo apogeo militar se produce en el cambio de milenio cuando Almanzor –visir del joven califa Hisham II- hizo retroceder a los cristianos destruyendo Santiago y Barcelona mediante razias. Tras la muerte de Almanzor, Al-Ándalus se sumerge en una etapa de desórdenes y crisis, y el Estado cordobés acabaría fragmentándose en un sinfín de pequeños estados denominados taifas.

4ª ETAPA. Los Reinos de Taifas (1031-1492)

El califato se descompone en pequeños reinos que lucharon entre sí, siendo los más pequeños absorbidos por los más grandes. Los cristianos, aprovechando su debilidad, ocuparon Toledo y ofrecieron protección a cambio de impuestos o parias. Este periodo no es uniforme, sino que va a estar cuajado de conflictos e invasiones en el contexto del imparable avance de los reinos cristianos hacia el sur: todas irán cayendo hasta que sólo sobreviva una: Granada.

5ª ETAPA. Las invasiones norteafricanas (1090-1232)

En Marruecos se había formado un gran imperio dirigido por unos musulmanes de reciente conversión y de una religiosidad extremada: los almorávides. Cruzaron el Estrecho y derrotaron a los cristianos en 1086 en la batalla de Sagrajas, en las proximidades de Badajoz. En su camino, conquistaron todas las taifas y unificaron Al-Ándalus, incorporándolo a su imperio norteafricano. Con todo, el poderío almorávide no pudo evitar la expansión cristiana (toma de Zaragoza en 1119) ni recuperar Toledo. El celo religioso frente al carácter más tolerante de los musulmanes españoles, así como la aplicación de medidas impopulares (subidas de impuestos) motivaron la desaparición de los almorávides y el surgimiento de nuevo de los reinos de taifas hasta el 1175. En el siglo XII, un nuevo pueblo norteafricano, los almohades, conquistan todas las taifas. Al igual que los almorávides, basaban su dominio en un poderoso ejército y en la aplicación más ortodoxa del Islam. En 1212, fueron derrotados por las tropas castellanas en la batalla de las Navas de Tolosa, que supuso el principio del fin del imperio almohade. Al-Ándalus volvió a disgregarse en unas terceras taifas que cayeron rápidamente en manos cristianas a excepción del reino de Granada.

6ª ETAPA. El Reino Nazarí de Granada (1236-1492)

La última taifa peninsular fue el reino de Granada, fundado y gobernado por la dinastía Nasr o Nazarí. Consiguió sobrevivir más de dos siglos gracias a su política diplomática, ya que aceptaron el vasallaje de Castilla a cambio del pago de parias, al crecimiento demográfico debido a la llegada de musulmanes de territorios conquistados por los cristianos y a las guerras civiles que asolaron Castilla durante los siglos XIV y XV. El momento de máximo esplendor se produjo durante el reinado de Mohhamed V. Tras su muerte, las luchas sucesorias y un estado de permanente guerra civil debilitaron al reino, lo que permitió que en 1492 los Reyes Católicos conquistaran Granada, acabando con cerca de 800 años de dominación musulmana de la península Ibérica.

La organización política de Al-Ándalus

En la cabeza del Estado se situaba el emir o califa (dependiendo de la etapa). Recuerda que el califa aglutina poder político, militar y religioso. El hachib era una especie de primer ministro, que era ayudado en las tareas de gobierno por unos ministros llamados visires. Para controlar las provincias, el califa nombraba valíes. La administración de justicia estaba en manos de jueces denominados cadíes.

El ejército, formado tanto por musulmanes como por mercenarios extranjeros, era el brazo que apuntalaba el poder del califa. En primavera realizaban razias que asolaban las ciudades cristianas y contribuían a sanear las arcas califales.

La Hacienda contaba con un eficaz sistema de recaudación: los musulmanes pagaban el impuesto obligatorio, los cristianos y judíos la capitación. El califa podía aplicar tasas especiales en caso de guerra.

La sociedad andalusí

Presenta una estructura jerarquizada, situándose en la cúspide la minoría árabe, que desempeñaba los más elevados cargos de la administración y poseían grandes extensiones de tierras.

En un escalón inferior se situaban los bereberes, grupo proveniente del norte de África que formaba el grueso del ejército. Además, se dedicaban al comercio y la artesanía.

Los hispanovisigodos, que conformaban el 98% de la población, suponían el tercer escalón de la sociedad andalusí. Según su posición ante el Islam se dividieron en:

  • Muladíes: cristianos que se convirtieron a la nueva religión.
  • Mozárabes: hispanovisigodos que siguieron practicando la religión cristiana que conformaban una minoría social.

Los judíos eran una minoría que se dedicaba al comercio, la artesanía y los préstamos. Solían vivir en barrios propios conocidos como juderías.

En el escalón social más bajo localizamos a los esclavos.

La convivencia entre las tres religiones basculó entre la tolerancia (a cambio de impuestos) y la represión, sobre todo en época almorávide y almohade.

La economía de Al-Ándalus

La economía andalusí tenía un grado de desarrollo muy elevado. Se basaba sobre todo en la agricultura. Se siguió practicando la trilogía mediterránea en grandes latifundios. En las riberas de los ríos se implementó la hortofruticultura gracias a la extensión del regadío mediante acequias y norias. Los musulmanes introdujeron el arroz, el algodón, los cítricos, el azafrán y la caña de azúcar. La ganadería se basaba en la cría de ovejas y equinos (el consumo de cerdo estaba prohibido por los preceptos musulmanes).

En las ciudades se desarrolló la artesanía y el comercio. Las manufacturas más apreciadas eran los tejidos de seda y lino, el trabajo del cuero (cordobanes), la orfebrería, las armas, el pergamino y el papel. El comercio tuvo una importancia vital en la economía andalusí. Se realizaba en los zocos de las ciudades, cerca de la gran mezquita y usaban el dinar de oro y el dirham de plata. El comercio exterior era eminentemente mediterráneo, englobándose en la órbita del mundo islámico.

La cultura andalusí

La cultura musulmana se caracteriza por recopilar y sintetizar elementos de los pueblos sometidos. En Al-Ándalus se adoptó el árabe como lengua y se integró en el mundo intelectual de Oriente. El papel fundamental que desarrollaron los musulmanes españoles fue servir de puente para que la cultura oriental entrase en Europa. También recopiló textos clásicos perdidos. En tiempos del califa Al-Hakam II, Córdoba era la ciudad más famosa del mundo conocido por su brillo cultural y su espíritu de tolerancia. En esta época se escribieron un gran número de obras de literatura, astronomía, matemáticas..., que se recopilaron en grandes bibliotecas y se fomentó la investigación científica. En el siglo XII destacaron grandes pensadores como Averroes (que reinterpretó y acercó Aristóteles a Europa) y el judío Maimónides, autor de tratados de medicina que influirían mucho en el mundo cristiano.

Las ciudades andalusíes seguían el mismo modelo que el resto de ciudades del Islam: la mezquita mayor, el zoco (mercado) y la alcazaba (fortaleza símbolo del poder político). Estaban amuralladas, llamándose al espacio intramuros medina. Los arrabales o barrios extramuros acabaron amurallándose. Se remozaron antiguas ciudades hispanorromanas como Toledo o se crearon otras nuevas como Almería.

El arte alcanzó, sobre todo durante el califato, un esplendor sin parangón en Europa. Es un arte anicónico, que basa su arquitectura en dos modelos: la mezquita (Córdoba) y el palacio (Alhambra de Granada). Destaca el uso de materiales pobres, sobre todo al exterior, mientras que el lujo y el exceso decorativo se despliegan en el interior de los edificios.

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