Historia de la ópera: Orígenes, evolución y características
Enviado por Chuletator online y clasificado en Lengua y literatura
Escrito el en español con un tamaño de 3,17 KB
Orígenes de la ópera
La ópera nació en el siglo XVII. Su origen, de carácter aristocrático, se encuentra en la denominada Camerata Florentina, una reunión de artistas (escritores y músicos) que, durante los últimos años del siglo XVI, se realizaba en las mansiones de los condes de Bardi y Corsi, en Florencia. Los músicos de la Camerata, bajo la influencia de las artes plásticas, quisieron poner en práctica los ideales de la tragedia griega y, para ello, la música debía reflejar el significado del texto; necesitaban, pues, hallar un estilo diferente al recargado contrapunto renacentista.
Primeros compositores
Uno de dichos músicos era Vincenzo Galilei (1540-1610), padre del famoso astrónomo, que compuso tres cantos para una sola voz acompañados de laúd con textos de la Divina comedia, de Dante. Los cantos de Galilei se perdieron, pero los integrantes de las reuniones musicales, que dieron a su grupo el nombre de Academia, sentaron las bases del nuevo arte dramático que se extendió rápidamente por Italia y después por toda Europa.
Uno de los primeros frutos de la Academia fue la Dafne de Jacopo Peri (1561-1633), compuesta en 1597 y actualmente desaparecida; siguieron dos versiones de Euridice, una del compositor Giulio Caccini (1550-1618) y otra de Jacopo Peri. Esta última se estrenó con motivo del matrimonio entre Enrique IV de Francia y María de Médici, en el año 1600.
Características de la ópera
Con esta obra comienza la historia de la ópera; en ella, encontramos ya las características generales que la acompañan durante toda su existencia:
- Texto ficticio apropiado para desarrollarlo musicalmente.
- Situaciones con contenido dramático.
- Voces que cantan individualmente.
- Vestuario, decorados, etc.
Evolución de la ópera: De las cortes a los teatros
Las representaciones operísticas, que comenzaron en las cortes, tuvieron al principio un carácter incidental y se llevaban a cabo con motivo de las fiestas propias de la nobleza: coronaciones, bodas, victorias militares, nacimientos, etc. Eran, pues, espectáculos aristocráticos. Por ello, todos los personajes de las obras exigen un tratamiento exquisito, y el estilo general debía estar a la altura del público. El lenguaje era siempre culto y muy cuidado.
Muy pronto, el éxito de estas funciones palaciegas se extendió a toda la sociedad. El espectáculo pasó a representarse en los incipientes teatros, donde el público pagaba su entrada, lo cual convirtió la ópera en un buen negocio para avispados empresarios. Los músicos, que hasta entonces tocaban en las cortes de forma anónima, pasaron a actuar en los teatros a cambio de un salario; la ópera les abrió el camino de la fama y de la popularidad.
Por su parte, los cantantes se vieron obligados a mejorar su técnica vocal para que se les escuchara bien en los grandes teatros; pronto descubrieron que el público aplaudía sus alardes vocales, florituras e improvisaciones. Así, empezó a gestarse una concepción técnica del oficio de cantante.