Historia de la Normativización del Gallego: Construcción de la Variedad Estándar
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LEMA 2.- HISTORIA DE LA NORMATIVIZACIÓN: LA CONSTRUCCIÓN DE LA VARIEDAD ESTÁNDAR. INTERFERENCIAS Y DESVIACIONES DE LA NORMA
Uno de los campos de actuación básicos dentro del proceso de normalización de una cultura y una lengua minorizadas es justamente la normativización lingüística. La normativización lingüística consiste en la elaboración y selección de una variedad estándar de la lengua que funcione dentro de una comunidad como modelo de lengua correcta. Por tanto, normativizar una lengua es elaborar un código formal común y válido para todos los hablantes. Para ello es necesario tener una gramática, un diccionario y una ortografía del idioma. El objetivo final es tener una norma fónica, gráfica, morfosintáctica y léxica que sirvan para alcanzar un uso correcto del idioma.
Todas las lenguas presentan una fuerte tendencia a la diversidad, especialmente en el plano oral. La existencia de una variedad estándar -la que se usa en los ámbitos formales, la que se describe en las gramáticas- contribuye a frenar esa dispersión. La mayoría de las lenguas románicas hicieron este labor durante la Edad Media, cuando el gallego comenzara ya a sufrir el proceso de minorización, por lo que nuestra lengua no emprende esa tarea —imprescindible para su normalización social— hasta el siglo XIX, con los autores del Rexurdimento.
Para acordar esa variedad estándar hay que seguir tres pasos:
- Estandarización: Consiste en seleccionar una variedad de la lengua que se usará en la escritura y las comunicaciones formales, y que esté por encima de todas las otras variedades que pueda tener el idioma (geográficas, sociales, situacionales...). Es decir, es necesaria una norma estándar que permita la comprensión entre todos los hablantes y que sea reconocida por la mayoría como modelo de uso correcto.
- Graficación: Consiste en crear una norma ortográfica (escrita) autorizada y aceptada socialmente.
- Modernización: Consiste en hacer posible que la lengua pueda ser usada en cualquier ámbito, en cualquier nivel y en cualquier registro. Se trata de conseguir, a través de un riguroso trabajo léxico, que la lengua sea usada en ámbitos donde antes no se usaba (Administración, enseñanza, investigación, comercio, mundo financiero...).
Fases de la Normativización del Gallego
La normativización del gallego es algo que se persigue desde el siglo XIX. A lo largo de la historia se dan las siguientes fases:
- Gallego popularizante (hasta fines del s. XIX): No existe realmente una intención normativizadora (Pondal fue el único autor consciente de su necesidad), utilizan el gallego oral en su registro popular (el que se conservara), plagado de vulgarismos, castellanismos y dialectalismos.
- Gallego enxebrizante: En el primer tercio del siglo XX (1900-1936) los escritores comienzan a sentir la necesidad de crear un modelo de lengua escrita. Aún no había una gramática normativa ni un diccionario que resolviera las dudas ortográficas, morfológicas y léxicas. En esta etapa los autores usaron un gallego enxebrizante, pues lo que pretendían era marcar claramente las diferencias con el castellano. Para conseguirlo emplearon arcaísmos, hipergaleguismos...
- Gallego protoestándar: Crece la conciencia de la necesidad de un modelo culto que apoye la normalización del gallego. En los años siguientes, hasta finales de los años 70, lo que se consigue es sobre todo simplificar la ortografía del idioma eliminando apóstrofos, guiones... y también preservar la lengua de la influencia del castellano.
- Gallego estándar: Desde los años 70 hasta hoy el trabajo normativizador consistió en buscar ese modelo de gallego estándar con el que todos nos pudiésemos identificar, insistiendo en los siguientes aspectos: hacer más simple el gallego escrito, eliminar dialectalismos, eliminar desviaciones de la norma y adaptar el gallego a la vida urbana. El mejor conocimiento lingüístico (gracias a las investigaciones y estudios universitarios) ayudó a encontrar soluciones apropiadas para las interferencias y desviaciones que aparecían en las etapas anteriores.
En 1982 la RAG y el ILG aprobaron las Normas Ortográficas y Morfológicas del Idioma Gallego, levemente reformadas en 2003. En la introducción a estas normas se insiste en que el gallego estándar debe ser continuación del gallego hablado: no debe centrarse solo en un dialecto sino en todos los dialectos del gallego; las elecciones normativas deben ser armónicas con las de las otras lenguas romances, principalmente con el portugués peninsular y brasileño, considerado recurso fundamental para el enriquecimiento léxico (de manera especial en los ámbitos científico y técnico) y, por último, deben evitarse desviaciones de la norma.
Tendencias en la Elaboración de las Normas
En el proceso de elaboración de estas normas hubo dos tendencias claramente diferenciadas:
- Reintegracionista: Considera, como resultado de una común tradición lingüística y cultural interrumpida en Galicia por causas políticas, el gallego y el portugués como variedades de una misma lengua (con diferencias fundamentalmente fonéticas). El reintegracionismo postula una mayor integración del gallego en su ámbito lingüístico y cultural propio: el luso-africano-brasileño (extendido por cuatro continentes con más de 200.000.000 de hablantes). Este proceso de reintegración exigiría una modificación de la ortografía y, en menor medida, de la normativa morfológica que hoy tenemos.
- Rexeneracionista: Partidaria de una vía autónoma para el gallego que busque en el mismo gallego sus posibilidades de regeneración. Sin negar la existencia de una fase común medieval gallego-portuguesa, considera que la deriva histórica de cada una de las lenguas las separó y diferenció lo suficiente como para que hoy sean consideradas lenguas distintas. Concibe el gallego como una lengua con personalidad propia e independiente, sin que ello signifique desvinculación con las demás lenguas románicas, incluido el portugués.
La primera normativa fue de corte rexeneracionista. La normativa actual, del 2003, llamada normativa de la concordia, intenta integrar estas dos tendencias.
Interferencias y Desviaciones de la Norma
Uno de los trabajos más importantes en ese proceso de creación de una lengua estándar fue la eliminación de interferencias y desviaciones de la norma.
Interferencia es un fenómeno del habla que consiste en la introducción de una forma lingüística propia de una determinada lengua en otra lengua con la que convive; en el caso del gallego, la lengua productora de mayor número de interferencias es el castellano. Aparecen en todos los planos de la lengua. Podemos hablar de los siguientes tipos de interferencias entre gallego y castellano:
- Interferencias léxicas: En el plano léxico es donde más abundan y responden a diferentes motivaciones. Las interferencias léxicas del castellano en el gallego reciben el nombre de castellanismos. Tenemos castellanismos léxicos cuando una forma castellana no normativa sustituye a la forma gallega (*dios, *pueblo, *rodilla, *grifo, *sartén, *escoba, *tenedor, *arcilla, *abuelo/a, *embudo por las gallegas deus, aldea, xeonllo, billa, tixola/frixideira, vasoira, garfo, arxila, avó/avoa, funil...). En otros casos coexisten dos formas normativas, una de ellas coincidente con el castellano y que tiende a usarse más: beizos/labios, pechar/cerrar, acordarse/lembrarse, soportar/aturar... A veces incluso hay una restricción del significado, adoptando la palabra castellana para la realidad de mayor prestigio (billa/grifo, melocotón/pexego, lura/calamar). En otras hay un mal uso de la palabra: almuerzo (xantar), suelo (chan), rozo (vencello), ayuntamiento (concello). En ocasiones también introducimos formas castellanas disfrazadas bajo apariencia gallega: *coello, *minora, *demora, *nexos por las correctas coello, parella, lentella, lonxe.
- Interferencias fónicas: Hacen referencia a la intromisión de elementos fonéticos de una lengua en otra. En el gallego la influencia más destacable en neofalantes es la pérdida de la oposición fonológica abierta-cerrada /e/-/ɛ/ y /o/-/ɔ/ y la acentuación cantábamos y cantábades en vez de cantabamos y cantabades.
- Interferencias morfológicas: Son todas aquellas que se producen por interferencia de la gramática castellana en la gallega. Algunos casos son:
- El género en muchas palabras gallegas es distinto del castellano y el castellanismo consiste en adoptar el género castellano: *la noite, *la nariz, *el viaje, *el calor, *la vez...
- Errores en la colocación del pronombre átono: *Me llamó antes, *Le dicen todo.
- Uso indiscriminado de te/che, sin establecer diferenciación entre CD y CI.
- Empleo del relativo plural *quienes cuando en gallego se emplea tanto para singular como para plural la forma quen.
- Paso de algunos verbos de la segunda a la tercera conjugación: *ocurrir, *combatir, *regir, *convertir por los correctos acontecer, combater, rexer, converter...
- Uso como reflexivos de verbos como casar, cansar, morir... Ej. *afogouse, *casouse.
- Uso incorrecto de formas verbales aisladas: *eres, *dicen, *valgo, *salgo...
- Uso de tiempos compuestos.
- Interferencias sintácticas: No son frecuentes las interferencias del castellano en el gallego. Notemos únicamente la incorrecta colocación del pronombre átono en la frase y el empleo de la preposición "a" en perífrasis de ir + infinitivo: *Vamos a trabajar.
Llamamos desviaciones a aquellas voces que no se ajustan a la normativa, bien porque no pertenecen al nivel culto (vulgarismos, dialectalismos), bien por no ser palabras de uso actual (arcaísmos), bien por ser inventos motivados indirectamente por la presión del castellano (hipergaleguismos).