Historia Medieval de España: Repoblación, Sociedad y Estructuras Políticas

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La Repoblación en la Península Ibérica durante la Edad Media

La configuración territorial y social de la Península Ibérica durante la Edad Media estuvo marcada por diversas modalidades de repoblación, adaptadas a las necesidades y características de cada periodo y zona geográfica. A continuación, se detallan las principales:

Repoblación por Presura (Siglos VIII-X)

Esta modalidad fue llevada a cabo principalmente por grupos de campesinos, nobles y monasterios en las zonas de avance cristiano. El resultado fue la formación de una sociedad de campesinos libres, caracterizada por el predominio de la pequeña y mediana propiedad.

Repoblación Concejil (Siglos XI y XII)

Basada en la creación de ciudades y villas, esta repoblación se realizó en los valles del Ebro y del Tajo. Fue dirigida directamente por el rey, quien otorgaba un fuero o carta puebla a los nuevos asentamientos. Esta forma de repoblación resultó en la abundancia de tierras comunes y el predominio de la propiedad mediana.

Repoblación de las Órdenes Militares (Primera mitad del siglo XIII)

Se llevó a cabo en el Valle del Guadiana, Teruel y Castellón, zonas de frontera y de gran importancia estratégica. Las nuevas tierras conquistadas se dividieron en encomiendas, cada una bajo la administración de un caballero de la orden militar, conocido como comendador. En la estructura de la propiedad, predominaron los grandes latifundios ganaderos.

Repoblación por Repartimientos (Segunda mitad del siglo XIII)

Esta modalidad se realizó en el valle del Guadalquivir y en el litoral levantino tras las grandes conquistas. La zona conquistada se dividió en donadíos, que se repartieron entre los participantes de la conquista. El tamaño de estos donadíos dependía directamente del rango social de la persona. El resultado fue la consolidación de grandes latifundios en manos de la nobleza, el ejército y la Iglesia.

La Sociedad Feudal Hispánica: Una Estructura Tripartita

La sociedad hispánica de la Edad Media se organizó siguiendo un modelo feudal, caracterizado por una estructura tripartita:

  • La Nobleza: Su función principal era la defensa de la comunidad. Constituían un grupo privilegiado y heterogéneo, con grandes diferencias internas de riqueza y poder.
  • El Clero: Velaba por la salvación de las almas y la vida espiritual. Estaba exento de impuestos y contaba con tribunales propios, lo que le otorgaba una posición de gran influencia y autonomía.
  • El Estado Llano: Era quien trabajaba para mantener a los otros dos estamentos. Estaba compuesto principalmente por campesinos, artesanos y mercaderes. Más tarde, en el siglo XI, aparecerían los burgueses, un nuevo grupo social ligado al desarrollo urbano y comercial.

Organización Política de los Reinos Peninsulares al Final de la Edad Media

Al final de la Edad Media, los principales reinos de la Península Ibérica —la Corona de Castilla, la Corona de Aragón y el Reino de Navarra— desarrollaron estructuras políticas y administrativas distintivas.

La Corona de Castilla: Fortalecimiento Monárquico

En la Corona de Castilla, la monarquía experimentó un notable fortalecimiento. Este proceso se consolidó gracias a varios factores:

  • El Ordenamiento de Alcalá (1348) de Alfonso XI, que buscó unificar jurídicamente los reinos.
  • La difusión de teorías políticas que defendían la supremacía absoluta del rey.
  • El desarrollo de instituciones tanto a nivel estatal como local.

A nivel estatal, se crearon o consolidaron las siguientes instituciones:

  • Las Cortes: Asamblea sin poder legislativo, cuya función principal era decidir sobre la concesión de impuestos extraordinarios.
  • El Consejo Real: Integrado por legistas que asesoraban directamente al monarca.
  • La Audiencia: Órgano supremo de la justicia.
  • La Real Hacienda: Encargada de la recaudación y administración de los impuestos.

En el ámbito local, se crearon los Regimientos o concejos restringidos y la figura de los corregidores, lo que permitió a la monarquía ejercer un mayor control sobre los municipios.

La Corona de Aragón: Una Monarquía Pactista

La Corona de Aragón se diferenciaba significativamente de la castellana por ser una confederación de territorios (Aragón, Cataluña, Valencia y Mallorca), cada uno con sus propias leyes e instituciones. Se caracterizaba por ser una "monarquía pactista", donde el poder del rey estaba limitado por los fueros y las Cortes de cada reino.

Sus instituciones más relevantes fueron:

  • Los Virreinatos: Delegados del rey en los distintos territorios.
  • Las Cortes: Independientes en cada reino, con un poder legislativo y fiscal significativo.
  • Las Diputaciones: Comisiones permanentes o temporales que controlaban la aplicación de los subsidios concedidos por las Cortes.
  • El Justicia de Aragón: Una figura única, encargada de la defensa de los fueros propios de Aragón frente a posibles abusos del poder real.

En cuanto a los municipios, merindades o veguerías, estos fueron cayendo progresivamente bajo el control de las oligarquías urbanas.

El Reino de Navarra: Conservación de Instituciones

El Reino de Navarra, aunque de menor extensión, también poseía una sólida estructura institucional. Sus instituciones representativas fueron:

  • El Rey
  • Las Cortes
  • El Consejo Real
  • La Corte Mayor
  • La Cámara de Comptos (encargada de las finanzas).

La incorporación de Navarra a la Corona de Castilla se realizó bajo el principio de que Navarra conservaría su condición de reino, manteniendo un virrey y sus instituciones privativas, lo que garantizaba una notable autonomía.

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