Historia de la Guerra Civil Española: Desarrollo, Consecuencias y el Franquismo
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Aproximación Historiográfica: Desarrollo de la Guerra y Consecuencias
La Guerra Civil Española (1926-1989) enfrentó al bando republicano que apoyaba el gobierno de la Segunda República y al bando sublevado liderado por militares. El conflicto ocurrió en un contexto internacional marcado por el auge del fascismo en Alemania e Italia y el estalinismo en la URSS, lo que influyó en Europa.
La Historiografía
La historiografía sobre la Guerra Civil Española es extensa, con una producción que comenzó durante el conflicto, marcada por propaganda y visiones. Tras la victoria franquista, la censura impulsó una narrativa oficial que exaltaba el nacionalismo y demonizaba al bando republicano, mientras que desde el exilio surgieron obras críticas con el régimen.
En los Años 60, con la modernización en España, apareció una historiografía más rigurosa en el extranjero, destacando la Guerra Civil Española de Hugh Thomas o Stanley G. Payne, que analizó el papel del ejército en la política española.
A partir de los Años 70, y especialmente con la llegada de la democracia, la historiografía sobre la Guerra Civil experimentó un gran desarrollo con un auge bibliográfico entre 1981 y 1986, que continuó hasta hoy. Este proceso se basó en factores como la creación de una escuela historiográfica marxista liderada por Tuñón de Lara, el surgimiento de historiadores españoles formados en universidades extranjeras como Juan Pablo Fusi en Oxford, y el desarrollo de estudios históricos a nivel local y regional, que han enriquecido el análisis del conflicto.
Desarrollo del Conflicto
El asesinato de José Calvo Sotelo el 12 de julio de 1986, celebró los planes de golpe de Estado liderado por el general Mola. La sublevación comenzó el 17 de julio en Marruecos y se extendió rápidamente con el apoyo de militares, falangistas y carlistas. El General Franco, tras asegurar Canarias, viajó a Marruecos y, con ayuda de Alemania e Italia, trasladó al ejército africanista a la península. Los insurgentes buscaban reemplazar la República por una dictadura provisional mediante una acción rápida y violenta.
Primera Fase de la República (Julio 1936 - Marzo 1937)
En la primera fase de la República, los movimientos iniciales y batallas por Madrid (julio-octubre 1936) llevaron al fracaso del plan del general Mola para tomar Madrid. Mola fue detenido en la Sierra de Guadarrama, mientras que Franco desvió sus tropas a Toledo para liberar a Alcázar, retrasando su avance. Yagüe, en cambio, conquistó Extremadura y enlazó el noroeste.
Entre octubre de 1936 y marzo de 1937, la ofensiva franquista logró entrar en Madrid, pero fue detenida por la resistencia republicana. Se lideraron las batallas del Jarama y de Guadalajara sin victorias, dando paso a una guerra de desgaste.
Segunda Fase: Campaña del Norte (Abril - Octubre 1937)
En la segunda fase, el bando sublevado centró su ofensiva en la zona cantábrica, una zona estratégica por su industria y minería. La conquista fue rápida: Bilbao cayó el 19 de junio, Santander el 26 de agosto y Asturias en octubre, consolidando el control franquista del norte.
Durante esta fase, la aviación alemana jugó un papel clave, destacando el bombardeo de Guernica por la Legión Cóndor. Para contrarrestar el avance franquista, los republicanos lanzaron contraofensivas en Brunete (julio) y Belchite (agosto-septiembre) sin éxito en romper el cerco de Madrid.
Tercera Fase (Octubre 1937 - Otoño 1938)
En la tercera fase, tras la pérdida del norte, la República intentó reaccionar con una ofensiva en el Ebro para reducir la presión sobre Cataluña y Valencia.
En la batalla de Teruel (enero 1938), los republicanos tomaron la ciudad, un punto clave de conexión entre sus territorios. Sin embargo, en marzo, los sublevados la recuperaron con un refuerzo superior en número y mejor preparados.
Ante la situación, el presidente republicano, Juan Negrín, propuso los 13 puntos de Negrín (abril 1938), con medidas como democracia, sufragio universal y libertades regionales, buscando negociar la paz y obtener apoyo internacional, pero Franco rechazó cualquier acuerdo.
Campaña del Mediterráneo
Los franquistas lanzaron la campaña del Mediterráneo para dividir en dos el territorio republicano. El 15 de abril de 1938 llegaron a Vinaroz, aislando Cataluña y provocando una crisis en el bando republicano. Aunque conquistaron Castellón en junio, no lograron tomar Valencia debido a la resistencia republicana y la defensa de la línea XYZ.
Para frenar el avance franquista, los republicanos iniciaron la batalla del Ebro (25 de julio - 15 de noviembre de 1938), la más grande de la guerra. Aunque comenzaron con éxitos, fueron derrotados tras 114 días de combate y más de 100,000 muertos. La derrota dejó a Cataluña aislada y la victoria franquista se hizo inevitable.
Cuarta Fase (Invierno 1938 - 1 de Abril de 1939)
Por último, en la cuarta fase, en enero de 1939, Franco lanzó la ofensiva contra Cataluña, conquistando Tarragona, Barcelona (26 de enero) y Girona (5 de febrero) sin apenas resistencia. La caída de Cataluña provocó el éxodo de miles de republicanos a Francia, incluido el presidente Negrín, quien dimitió en febrero.
Mientras tanto, las divisiones internas en el bando republicano se intensificaron. Negrín, apoyado por el PCE, quería resistir esperando una guerra europea, mientras que otros como Casado y Miaja buscaban negociar la rendición. En marzo de 1939, el coronel Casado lideró un golpe contra Negrín, pero sus intentos de paz fracasaron. Franco impulsó la rendición incondicional y el 1 de abril de 1939 se proclamó la victoria franquista.
Consecuencias de la Guerra Civil
La Guerra Civil tuvo un alto coste humano, económico y social. Murieron miles de personas tanto en combate como por la represión de ambos bandos, además del hambre y de las pandemias. La natalidad cayó y más de medio millón de españoles se exiliaron, entre ellos intelectuales y científicos, lo que empobreció culturalmente el país.
Económicamente, la producción agraria e industrial se desplomó. La guerra destruyó infraestructuras y España, sin las reservas de oro del Banco de España y con una gran deuda con Alemania, sufrió un estancamiento económico y racionamiento de alimentos hasta 1952. Políticamente, de la guerra se pasó a la dictadura franquista que duró casi 40 años, marcada por una fuerte represión y la división entre vencedores y vencidos.
El Franquismo: Institucionalización del Régimen, Relaciones Internacionales y Etapas Políticas
Tras la guerra, Franco buscó crear un nuevo Estado, basado en una dictadura personal, nacionalista, tradicionalista y católica. Concentró todos sus poderes, apoyándose en el ejército y fundamentando su autoridad en la defensa de la religión y la lucha contra el comunismo. El Estado tenía una estructura unitaria y centralista.
Consolidación del Régimen
Franco consolidó su régimen mediante leyes que institucionalizaban su poder y ajustaban su ideología. Durante la Guerra Civil, en las zonas ocupadas, comenzó este proceso con las leyes fundamentales. La primera fue el Fuero del Trabajo en 1938, de inspiración fascista, que regulaba las relaciones laborales, prohibía la huelga y reforzaba la intervención estatal.
A partir de 1942, al inclinarse la Segunda Guerra Mundial, Franco intentó institucionalizar su régimen para ganar legitimidad internacional. Para ello, promulgó varias leyes: la Ley de Cortes en 1942, que creó una cámara consultiva controlada por Franco, sin representación democrática real; la Ley del Fuero de Españoles en 1946, que definió derechos y deberes de la ciudadanía siempre subordinados al régimen; la Ley del Referéndum Nacional en 1945, que permitía al jefe de Estado someter leyes a referéndum; y, por último, la Ley de Sucesión en 1947, que declaró a España un reino y lo otorgó a Franco la capacidad de designar a su sucesor.
A partir de los años 50, Franco se mantuvo en el poder sin cambios políticos significativos, consolidando su dictadura con otras leyes como la Ley de Principios del Movimiento Nacional en 1958, que reafirmó los valores del franquismo como el nacionalismo, el tradicionalismo católico y el autocomunismo, estableciendo la base ideológica del régimen y su partido único; y la Ley Orgánica del Estado en 1967, que separó los cargos de jefe de Estado y de jefe de Gobierno, pero sin democratizar el régimen, ya que Franco conservó el poder absoluto.
En 1969, Franco nombró a Juan Carlos de Borbón como su sucesor, buscando asegurar una monarquía autoritaria tras su muerte. Además de las leyes fundamentales, aprobó la Ley de Bases de la Seguridad Social en 1963 y la Ley de Prensa e Imprenta en 1966, que eliminó la censura previa, pero no garantizó la libertad de expresión.
Etapas del Franquismo
El franquismo se desarrolló en tres etapas adaptándose al contexto internacional.
En el primer franquismo, en los años 40, fue caracterizado por un aislamiento y autarquía, donde en política interior Franco se rodeó de falangistas y militares, pero tras 1945 aumentó la influencia de los católicos de la ACNP. Para legitimar el régimen, promulgó leyes como el Fuero del Trabajo en 1938 y la Ley Constitutiva de Cortes en 1942, intentando proyectar una imagen de democracia orgánica ante los vencedores de la Segunda Guerra Mundial.
Socialmente, fue un periodo de crisis y represión con hambre, racionamiento y mercado negro. La economía se basó en la autarquía con fuerte intervención estatal y sin ayuda externa, debido al bloqueo internacional, lo que impidió el crecimiento y agravó la escasez de productos. En política exterior, España proclamó su neutralidad al inicio de la guerra, pese a la cercanía con la Alemania nazi.
En 1940, tras los triunfos de Alemania, España pasó de ser neutral a no beligerante, mostrando intención de intervenir en la guerra. Franco se reunió con Hitler en Hendaya, pero no se unió al conflicto debido a sus altas exigencias. Aun así, España colaboró enviando la División Azul al frente ruso con 47,000 voluntarios.
En 1943, al prever la derrota alemana, España volvió a la neutralidad, retiró la División Azul y se acercó a los aliados. Sin embargo, tras la guerra en 1945, España sufrió un ostracismo internacional con la condena de la ONU, la retirada de embajadores y un bloqueo diplomático y económico.
Transición y Apertura Internacional
La transición en los años 50 fue el fin del aislamiento. Durante esta década, el franquismo buscó salir del ostracismo internacional, alejándose de los símbolos fascistas y marginando a los falangistas.
La Guerra Fría favoreció a Franco, ya que su régimen autocomunista interesaba a EE.UU., que lo consolidó como el centinela de Occidente.
España mejoró sus relaciones con EE.UU. desde 1949, obteniendo reconocimientos diplomáticos. En 1953, firmó acuerdos con EE.UU. que permitieron la instalación de bases militares a cambio de asistencia económica y legitimación internacional. También firmó un nuevo contrato con el Vaticano en 1953, reforzando el papel de la Iglesia.
El fin del aislamiento se consolidó con la entrada de España en la ONU en 1955 y el FMI en 1958. En 1959, el presidente Eisenhower visitó España, consolidando su reconocimiento internacional.
Desarrollismo en los Años 60
El desarrollismo, en los años 60, marcó un crecimiento económico y la apertura al exterior. El gobierno quedó en manos de tecnócratas del Opus Dei, que impulsaron los planes de estabilidad desde 1959, promoviendo una liberación económica sin cambios políticos. Esto llevó al desarrollismo, con un fuerte crecimiento industrial y económico, impulsado también por el turismo.
Transformaciones Económicas y Sociales
Tras la Guerra Civil, Franco instauró un régimen dictatorial basado en el nacionalismo, el tradicionalismo y el catolicismo, concentrando todo el poder del Estado en tres pilares fundamentales: la Iglesia, el Ejército y las familias franquistas. Durante los primeros años, España vivió una profunda crisis económica debido a la destrucción provocada por la guerra y al aislamiento internacional tras la Segunda Guerra Mundial. La economía se organizó bajo un sistema autárquico, caracterizado por la intervención del Estado en la economía, buscando la autosuficiencia y controlando la producción y los precios. Este modelo generó escasez, mercado negro y corrupción, lo que sumió al país en la pobreza. Además, el régimen mantenía una fuerte represión política y social, restringiendo las libertades y persiguiendo a los opositores.
A partir de los años 50, con la Guerra Fría, España empezó a recibir apoyo económico de EE.UU., especialmente tras la firma del Pacto de Madrid en 1953. Esto permitió una mayor apertura al exterior y el inicio de la modernización económica. En 1959, el régimen impulsó el Plan de Estabilización con medidas como la liberalización económica, la reducción del gasto público y la atracción de inversión extranjera. Al principio, la población sufrió desempleo y caída de salarios, pero con el tiempo, la economía se estabilizó y comenzó un período de crecimiento acelerado.
En los años 60, la sociedad experimentó un gran cambio con el desarrollismo. La industrialización se convirtió en el motor económico del país, lo que provocó un gran éxodo rural y el crecimiento de las ciudades. Para impulsar este crecimiento, el gobierno implementó los planes de desarrollo (1963-1975), que incentivaban la inversión privada con ayudas económicas. Además, se crearon los polos de desarrollo en ciudades como Valladolid, Huelva y Vigo, con el objetivo de fomentar la industrialización en zonas deprimidas, aunque sus resultados fueron limitados. La clase media aumentó considerablemente gracias a la expansión de la industria y los servicios, lo que permitió a muchas familias acceder a bienes de consumo como electrodomésticos y automóviles, además de poder comprar propiedades. También se produjo la aparición y expansión de la televisión, que se convirtió en un elemento clave de la vida cotidiana y en un medio de propaganda del régimen. A su vez, la clase dominante se redujo, ya que la riqueza comenzó a distribuirse con mayor amplitud. En este período se produjo el Baby Boom, con un notable aumento de la natalidad, lo que transformó la estructura demográfica del país.
Los cambios también afectaron a la educación y la seguridad social. Se produjo un aumento de los institutos públicos en comparación con los religiosos, lo que permitió que más jóvenes accedieran a la enseñanza. Uno de los cambios más significativos fue el nuevo papel de la mujer, que comenzó a acceder a la universidad e incorporarse al mundo laboral.
A pesar del crecimiento económico, el régimen franquista seguía con una fuerte represión y censura, pero en los años 70, los jóvenes comenzaron a cuestionar la sociedad franquista, exigiendo así la libertad y los derechos.
En 1973, la crisis del petróleo golpeó a España, frenando el crecimiento, aumentando la inflación y disparando el desempleo. Finalmente, tras la muerte de Franco en 1975, España inició la transición hacia la democracia.