Historia Geológica y Tipos de Rocas en la Península Ibérica
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Evolución Geológica de la Península Ibérica
La corteza terrestre actual, incluida la de la Península Ibérica, está sometida a un cambio continuo. Su capa externa está formada por placas que se han ido separando a lo largo del tiempo. Estos movimientos tectónicos dieron lugar a la formación de montañas y, junto con el relieve preexistente y la acción de los agentes externos, modelaron la superficie.
Eras Geológicas Clave
Era Paleozoica
Comenzó hace aproximadamente 600 millones de años y duró hasta hace 225 millones de años. Durante este periodo, tuvo lugar la Orogénesis Herciniana, que dio origen a cordilleras silíceas y macizos antiguos (como el Catalano-Balear, del Ebro, o Bético-Rifeños), que posteriormente se convirtieron en zócalos rígidos.
Era Secundaria (Mesozoico)
Se extendió desde hace 225 millones hasta hace 68 millones de años. Fue un periodo de intensa actividad erosiva. Las cordilleras hercinianas fueron arrasadas y los materiales sedimentarios se depositaron en las depresiones, preparando el terreno para la siguiente orogénesis.
Era Terciaria (Cenozoico)
Duró desde hace 68 millones hasta hace 1.7 millones de años. La Orogénesis Alpina provocó el levantamiento de nuevas cordilleras al plegarse los materiales acumulados en las fosas (geosinclinales). Se formaron grandes depresiones como las del Ebro y el Guadalquivir. Hubo una fractura del zócalo antiguo, lo que causó la inclinación de la Península hacia el Atlántico y la formación de sistemas montañosos interiores como el Sistema Central y los Montes de Toledo. Las Islas Baleares se separaron de la Península y se formó el Estrecho de Gibraltar.
Era Cuaternaria
Comenzó hace 1.7 millones de años y se extiende hasta la actualidad. Este periodo se caracterizó por las glaciaciones en las cordilleras más altas, formando glaciares de circo y de valle, de los que nacieron lagos. La intensa erosión fluvial dio lugar a la formación de terrazas fluviales en ríos importantes (como el Tajo, Duero o Guadiana).
El Roquedo y Tipos de Relieve
La evolución geológica descrita determina la naturaleza del roquedo en la Península Ibérica, permitiendo distinguir tres grandes áreas:
Áreas de Roquedo Predominante
Área Silícea
Predominan rocas de la Era Primaria (Paleozoico), de gran dureza, como el granito, la pizarra, el cuarzo y la cuarcita. Ocupa mayoritariamente el oeste peninsular (incluyendo partes de la Cordillera Cantábrica, el Sistema Central, los Montes de Toledo y Sierra Morena).
El granito, en particular, da lugar a formas de relieve características:
- En alta montaña: La gelifracción (rotura por hielo) en las grietas forma crestas y canchales (acumulaciones de bloques).
- En zonas más bajas: La erosión diferencial sobre fracturas (diaclasas) paralelas o perpendiculares crea domos (si son paralelas) o berrocales, tors y piedras caballeras (si son perpendiculares).
Área Caliza
Se compone mayoritariamente de rocas de la Era Secundaria (Mesozoico), principalmente piedra caliza. Esta área dibuja una "Z" invertida sobre la Península, localizándose en los principales sistemas montañosos (Pirineos, Sistema Ibérico, Cordilleras Béticas, etc.). La caliza es una roca sedimentaria, dura, soluble al agua, lo que da lugar a relieves kársticos.
Área Arcillosa
Está constituida por rocas de las Eras Terciaria y Cuaternaria. Se localiza en las cuencas sedimentarias de las submesetas, áreas hundidas y llanuras costeras mediterráneas. Predomina la arcilla, que es menos resistente a la erosión, lo que favorece la formación de relieves horizontales o suavemente ondulados.
En el relieve arcilloso son comunes formas como la campiña (llanura suavemente ondulada, a menudo de origen fluvial) y las cárcavas (surcos profundos en terrenos blandos).