Historia y Evolución de la Ópera: De los Orígenes Barrocos al Romanticismo

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La Ópera

1600: año de nacimiento de la ópera (aproximado). Anteriormente, hubo espectáculos dramáticos con música, muchos de los cuales son antecedentes de la ópera.

Antecedentes

  1. Masques: entretenimiento social y público de la aristocracia. Combinación de poesía, música instrumental y vocal, danza, mímica, disfraz, desfile y decoración escénica aplicada lujosa y costosamente a la representación de temas mitológicos o alegóricos.
  2. Misterios, milagros y moralidades: la iglesia cristiana enseñaba el Antiguo y Nuevo Testamento mediante representaciones sagradas. Los misterios eran representaciones de pasajes de las escrituras; los milagros representaban historias de las vidas de los santos. Ambas palabras terminaron por usarse indistintamente. La moralidad es una pieza en que las virtudes, los vicios, etc., aparecen personificados. Tuvieron su florecimiento a finales del siglo XV y comienzos del XVI. El canto tenía un lugar destacado en estas representaciones, por lo que se consideran antecedentes de la ópera.
  3. Sacre rappresentazioni: dramas bíblicos o sacramentales populares en Italia, especialmente en Florencia, hasta mediados del siglo XVI. En el último período de su evolución fueron totalmente cantados y llevaban interludios bailados.
  4. Pastorales: (desde el siglo XV al XVIII) Obra escénica con música y ballet, de temas campestres combinados con algún elemento mitológico.

Anteriormente a 1600, se intentaron representaciones teatrales que resultaron muy confusas, ya que mientras una serie de Madrigales (composiciones polifónicas vocales) desarrollaban la historia detrás de los decorados, actores recitaban y actuaban en escena.

Ópera Barroca

En Florencia, alrededor de 1600, la élite intelectual de la aristocracia se reúne y, en su apasionamiento por todo lo griego, trata de revivir la representación clásica del drama. Toman temas de la mitología griega, les dan forma poética dramática y les ponen música según lo hacían los antiguos griegos. No usan la polifonía, sino que ponen música al diálogo o al monólogo imitando las inflexiones del discurso oral y acompañando la voz con acordes. La textura de estas composiciones fue la monodia acompañada. Intercalan coros breves de textura homófona que se movían en bloques de acordes. La llaman La Nueva Música o Drama en Música. Luego se la llamará Ópera.

La primera ópera de la que se tiene conocimiento, aunque se ha perdido, es Dafne, del compositor Jacopo Peri.

La que se considera primera ópera porque se conserva es Eurídice, también de Peri, con ayuda del compositor Giulio Caccini.

Las primeras orquestas de ópera tenían pocos instrumentos: clave, viola da gamba, dos o tres laúdes y, a veces, flautas.

Posteriormente, el estilo declamado se pierde en favor de pasajes más melódicos, que definen una separación en Aria, en donde nos encontramos con el virtuosismo de los cantantes, y Recitativo, fragmentos en los que se conserva el estilo más declamado y en los que transcurre la acción.

Encontramos estos cambios con el compositor Claudio Monteverdi, de quien podemos mencionar su ópera Orfeo, así como también La Coronación de Popea. Con Monteverdi nos encontramos con una orquesta de treinta músicos.

Se comenzarán a elegir, además, temas bíblicos o históricos.

La ópera italiana se expande por toda Europa, pero también nos encontramos con otros “tipos” de óperas según los países en que se desarrolla:

  • Inglaterra: Ballad-Ópera, con la que se quería ofrecer a los londinenses una comedia musical en lengua inteligible –inglés– con melodías caseras tradicionales que ya todos conocían y amaban. Los argumentos se desenvolvían entre las clases humildes. Eran una serie de parlamentos y canciones populares. Ejemplo: La Ópera del Mendigo (texto de John Gay).
  • Alemania: Singspiel, obra con partes habladas, cantadas y otras instrumentales para danzar, en idioma alemán.
  • Francia: Ópera-Comique, que es una adaptación del teatro musical al tono de Comedia (comedia hablada más arias cantadas). Y también está la Ópera-Ballet, género ligado al gusto por la suntuosidad. Son una serie de danzas y arias. No hay continuidad argumental. Cada acto tiene su propia acción, unificados por una idea general: estaciones, edad, elementos, etc.

A fines del siglo XVII y comienzos del siglo XVIII aparece la supremacía del cantante; surgen “los favoritos del público”, cantantes extremadamente mimados y exageradamente bien pagados. Surgen los Castrati: voz de soprano, mezzosoprano o contralto, obtenida mediante intervención quirúrgica en el hombre que evitará el desarrollo de caracteres hormonales. (Actualmente existen los Contratenores, un tipo de voz masculina, semejante a las voces femeninas, que se obtiene mediante el desarrollo de la técnica vocal del falsete). Las posibilidades gimnásticas de la voz fueron explotadas en extremo durante el siglo XVIII. La ópera había degenerado en algo semejante a un concierto con disfraces, ya que el público solo prestaba atención y aplaudía las “piezas de bravura” de sus cantantes favoritos y no escuchaban el resto de la representación, sentados en sus palcos, comiendo su cena, conversando o jugando a las cartas.

En cuanto a lo estructural y a lo formal, la ópera, en general dividida en tres actos, se había consolidado en una sucesión de partes musicales o números cerrados (arias, dúos, tríos, coros) y los recitativos o partes de canto hablado.

Las arias, convertidas en un medio de exhibición vocal, tenían forma ABA, usándose en la repetición de A una gran cantidad de adornos y coloraturas para mostrar virtuosismo, que no eran escritos por los compositores, sino, directamente propuestos por los mismos cantantes.

Había varios tipos de arias:

  • Aria cantábile: suave y sostenida.
  • Aria di bravura: ágil y brillante.
  • Aria parlante: más parecida al estilo del recitativo.

Ópera bufa o cómica

Existía la costumbre de “animar” los intervalos de los actos (entreactos) con más música: pequeños momentos con personajes y escenas cómicas, pasajes graciosos que cuentan historias cotidianas, para distraer al público. Estos momentos se llamaron intermezzi (intermedios). Con el tiempo, estos intermezzi cobraron mayor importancia y se separaron de las óperas serias, constituyendo la ópera bufa. Ejemplo: La Serva Padrona de Giovanni Battista Pergolesi.

Ópera Clásica (Clasicismo)

Siguen los números cerrados, pero en la segunda mitad del siglo XVIII se empiezan a ver en los argumentos signos políticos y sociales de los nuevos tiempos. La ópera muestra el universo sociopolítico.

El compositor alemán – que estudió en Italia, Christoph Gluck, realiza una serie de recomendaciones con las que reforma la ópera sin abandonar los temas clásicos:

-La música debe someterse a la poesía y al drama sin debilitarlos con adornos innecesarios. No detener la poesía y la acción por despliegues de virtuosismo vocal o por partes instrumentales.

-  La obertura debe preparar al público para lo que viene. Se empiezan a poner temas de la ópera en la obertura. Antes la obertura estaba separada del drama.

-La orquestación – uso de los timbres de la orquesta – debe variar según el interés de las palabras.

-No debe haber marcada diferencia entre el recitativo y el aria.

En sus óperas, Wolfgang Amadeus Mozart defiende la dignidad moral del plebeyo. Muestra personajes cotidianos y verosímiles, ya sean nobles o plebeyos. Tenemos como ejemplo sus óperas: Las Bodas de Fígaro, Don Giovanni, Cosí fan tutte. También compone singspiel: El rapto en el serrallo y La flauta mágica.

Para algunos, a principios del siglo XIX, la voz sigue siendo lo principal. La belleza melódica sobre una base armónica simple, siendo el elemento dramático, secundario: nos encontramos frente al Bel Canto. Sus principales exponentes fueron Gaetano Donizzeti, con grandes heroínas como Lucia de Lammermoor y magníficas óperas bufas como L’Elisir d’amore y Don Pascuale; Vincenzo Bellini, con su ópera Norma, ambos creadores de magníficas melodías; y también Gioacchino Rossini con ópeas tales como El barbero de Sevilla, La Cenerentola, La italiana en Argel, quien además de su don melódico nos deja una instrumentación colorida con uso de instrumentos solistas, repeticiones de pequeños motivos en la orquesta, en las palabras o sílabas y en especial, un uso particular del crescendo – que llegó a llamarse “crescendo Rossini”.

Ópera romántica

Sus características son:

-Gusto por lo pasado, lo fantástico y maravilloso – predilección por historias de fantasmas y espíritus.

-Sentimiento nacionalista y popular: temática nacional. Tradiciones históricas y legendarias.

-Textos en idioma local.

La primera ópera romántica en Alemania es Der Freischütz del compositor Carl Maria von Weber, que fue un éxito musical y nacional. Escrita en forma de singspiel con coros y partes instrumentales, utiliza además arias escritas con la forma de canciones populares (Volkslieder).

Se le va dando mayor importancia al recitativo hasta equiparar en importancia al aria. Cada vez hay menos diferencias entre ambos, se desdibuja su separación. Se van acabándolos números cerrados. El principio de unidad está dado en breves fragmentos o motivos.

Richard Wagner, pertenece al movimiento romántico alemán. En él hallamos el MOTIVO CONDUCTOR: Leitmotiv. (Nos remontamos a la ideé fixe). Cada motivo caracteriza una situación o personaje desde un primer momento. Con esto se puede reforzar el sentido dramático tanto en la línea del canto como en el comentario orquestal. Wagner escribe sus propios libretos. Describe detalladamente escenarios y vestuarios: todos los elementos al servicio del drama: él lo llamó DRAMA MUSICAL. Realiza sus óperas sobre temas legendarios, usando mitos germánicos. El Buque fantasma ( o El holandés errante), Tanhäuser, Lohengrin.

Desde su ópera Tristán e Isolda, utiliza cromatismo extremo, sin centro tonal definido, casi sin puntos de reposo. Modulaciones ininterrumpidas, armonías equívocas, politonalidad. En un comienzo fue imposible de representar. Los teatros la suspenden. Superaba la técnica de casi todas las orquestas y cantantes.

Tardó veinticinco años en escribir “El anillo del Nibelungo” – una celebración escénica en un prólogo y tres jornadas: cuatro óperas en total. Tema: mitología nórdica.

-El oro del Rin. Sin personajes humanos, en un pasado inmemorial. Dioses, gigantes, enanos. Ejemplo musical: El fluir del Rin representado por ciento treinta y seis compases de Mi bemol. La acción es continua. No hay interrupción de la música. Aria y recitativo son lo mismo. Encontramos los motivos: de la renuncia, del anillo, etc. Orquesta, enorme. Incluye instrumentos (ejemplo: tuba wagneriana)

-La Valkiria.

-Sigfrido.

-El ocaso de los dioses.

Construye un teatro en Bayreuth, para festivales wagnerianos.

En Italia, después del Bel Canto se necesitaba una caracterización psicológica más profunda de los personajes y un dramatismo más intenso en el desarrollo de la acción.

Giuseppe Verdi es quien va cambiando. En sus primeras óperas es sucesor del Bel Canto. (Ernani) Es el ídolo de los jóvenes revolucionarios que querían una Italia unificada, ya que sus textos en los coros de sus óperas podían aplicarse a la situación política de Italia. Esto le daba amplia repercusión popular. (Nabucco – siendo famosísimo su coro “Va pensiero”). Con Macbeth nos muestra lo sobrenatural, tan querido para los románticos. En su ópera Rigoletto encontramos el Motivo de la maldición (emparentado con la ideé fixe y el leitmotiv). Su romanticismo es irreal: sus criaturas mueren redimidas, liberadas.

La Traviata tiene un Preludio (usado como obertura) que contiene los temas principales de la ópera (amor y muerte). Es un cuadro de la vida contemporánea a Verdi.

Verdi va y viene del Bel canto en sus óperas hasta Don Carlo.

Aída no se divide en números cerrados. Se hace más profunda en lo dramático y en lo psicológico. El texto tiene una nueva relación con la música. Uso del Leitmotiv. Se acerca de alguna manera a Wagner con Otello y Falstaff. Esta última una comedia.

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