Historia de España en el Siglo XIX: Constituciones, Guerras y Transformaciones Políticas
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Documentos Clave del Siglo XIX Español
La Abolición de los Señoríos (1811)
- Relación Temporal: Es una fuente primaria, redactada en el mismo momento en que ocurrieron los hechos históricos descritos.
- Naturaleza del Texto: Jurídica, al tratarse de un decreto de carácter legal.
- Contenido: Aborda la abolición de los señoríos. Su tema es jurídico, y sus diferentes artículos tratan principalmente aspectos económicos y sociales relacionados con dicha abolición.
- Circunstancias Espacio-Temporales: Fue redactado el 6 de agosto de 1811 en Cádiz.
- Autor: Colectivo, elaborado por los diputados de las Cortes de Cádiz.
- Destinatario: La colectividad (toda la ciudadanía). Es de carácter público y de ámbito nacional.
El Manifiesto de los Persas (1814)
- Relación Temporal: Es una fuente primaria, redactada en abril de 1814, en el mismo momento en que se produjo el manifiesto.
- Naturaleza del Texto: Circunstancial, ya que la información está directamente relacionada con el manifiesto. No tiene carácter legal, sino político.
- Contenido: Político, solicitando el restablecimiento de la monarquía absoluta.
- Circunstancias Espacio-Temporales: Madrid, abril de 1814.
- Autor: Colectivo, compuesto por nobles y eclesiásticos.
- Destinatario: Privado (el rey), pero de ámbito nacional y carácter oficial, enviado por los nobles al monarca.
El Manifiesto de Manzanares (1854)
- Relación Temporal: Primaria.
- Naturaleza del Texto: Circunstancial narrativo.
- Contenido: Político.
- Espacio-Tiempo: Madrid, 1854.
- Autor: Colectivo (progresistas).
- Destinatario: Público, colectivo.
El Pacto de Ostende (1866)
- Relación Temporal: Primaria, redactado en el momento de los hechos.
- Naturaleza del Texto: Jurídico (acuerdo) y circunstancial narrativo.
- Contenido: Político.
- Espacio-Tiempo: Ostende, 1866.
- Autor: Colectivo (progresistas y demócratas).
- Destinatario: Colectividad. Aunque es un acuerdo entre los autores, su carácter es oficial y de ámbito nacional, aunque inicialmente de difusión más restringida.
El Reinado de Carlos IV y la Crisis del Antiguo Régimen
Durante el reinado de Carlos IV, Manuel Godoy fue nombrado primer ministro. España firmó la Paz de Basilea en 1795. Con la llegada de Godoy al poder, la política exterior española se decantó por la alianza con Francia, lo que llevó a una guerra contra Gran Bretaña y a la derrota de la armada franco-española en la Batalla de Trafalgar.
La condición de Godoy como no noble generó un gran descontento popular y entre la aristocracia. Sus intentos de mejorar la economía, como la imposición de impuestos a la nobleza y la primera desamortización eclesiástica (expropiación de bienes de la Iglesia), aumentaron su impopularidad.
En 1807, el Motín de Aranjuez, instigado por Fernando VII y sectores de la nobleza, buscaba la caída de Godoy y la abdicación de Carlos IV. Ante la inminente invasión napoleónica (con el pretexto de llegar a Portugal), la familia real intentó huir hacia Cádiz. Sin embargo, el rey Carlos IV descubrió la conspiración de su hijo Fernando y el pueblo español en el Motín de Aranjuez, lo que llevó a Fernando a usurpar la corona.
Posteriormente, Napoleón Bonaparte, aprovechando la disputa dinástica, atrajo a Carlos IV y Fernando VII a Bayona, donde los obligó a abdicar en su favor. Estas Abdicaciones de Bayona resultaron en la proclamación de José I Bonaparte, hermano de Napoleón, como rey de España.
La Guerra de la Independencia Española (1808-1814)
España inició un alzamiento popular contra la presencia francesa tras el secuestro de Fernando VII por Napoleón. El 2 de mayo de 1808, el pueblo de Madrid se alzó espontáneamente contra las tropas de ocupación francesas, marcando el inicio de la Guerra de la Independencia.
Surgieron las Juntas de Armamento y Defensa en diversas regiones (Galicia, Andalucía, Aragón, Castilla, etc.) para organizar la resistencia contra la invasión francesa. La sociedad española se dividió en dos bandos:
- Afrancesados: Una minoría que aceptó al nuevo monarca, José I Bonaparte, y participó en su gobierno, apoyando la modernización que proponían los franceses.
- Patriotas: Compuestos por algunos nobles y eclesiásticos, pero mayoritariamente por clases populares. Se aliaron para defender la independencia de España contra los franceses.
Desarrollo de la Guerra:
- Resistencia Popular (1808): Caracterizada por la guerra de guerrillas, que desgastó a las tropas francesas. Ciudades como Zaragoza o Gerona resistieron asedios prolongados.
- Ocupación Francesa: José I se estableció en Madrid. La Junta Central Suprema organizó un ejército que, inicialmente, logró algunas victorias contra los franceses. Sin embargo, Napoleón, consciente del riesgo de perder España, intervino personalmente con un gran ejército (unos 250.000 hombres), lo que llevó a una fase de dominio francés.
- Derrota Napoleónica y Fin de la Guerra: La campaña de Napoleón en Rusia (1812) debilitó enormemente su ejército. Las tropas rusas, con tácticas de tierra quemada, provocaron grandes bajas por hambre y frío. Aunque Napoleón logró escapar, José I abandonó Madrid. Finalmente, Napoleón se vio obligado a firmar el Tratado de Valençay en 1813, que ponía fin a la guerra y reconocía a Fernando VII como rey de España, retirando todas las tropas francesas.
Las Constituciones Españolas del Siglo XIX: 1812 y 1837
La Constitución de Cádiz (1812)
La Constitución de 1812, conocida como "La Pepa", fue promulgada en Cádiz durante la ocupación francesa. Estableció un sistema liberal con separación de poderes y derechos individuales. Aunque fue un hito, su aplicación fue breve, principalmente durante el Trienio Liberal (1820-1823), siendo abolida por Fernando VII a su regreso como rey absoluto.
Las Cortes de Cádiz, reunidas en la ciudad más segura de España mientras Carlos IV y Fernando VII estaban en Bayona y José I en Madrid, fueron organizadas por la Junta Central Suprema. Bajo la regencia del obispo de Orense, se aprobó esta Constitución, que establecía:
- La soberanía nacional, residiendo el poder en el pueblo.
- La limitación del poder absoluto del rey.
- Ciudadanos libres con igualdad jurídica y fiscal.
- Sufragio universal masculino para mayores de 25 años.
- España como país confesional, pero con abolición de la Inquisición.
- Eliminación de los gremios y creación de la Milicia Nacional.
- Reformas agrarias.
A pesar de su espíritu liberal, parte de la población, influenciada por el clero y la nobleza, se mostró en desacuerdo y solicitó al rey la eliminación de la Constitución, como se reflejó en el Manifiesto de los Persas, que pedía la restauración de la monarquía absoluta.
La Constitución de 1837
Promulgada tras la Primera Guerra Carlista, la Constitución de 1837 representó un compromiso entre las fuerzas liberales progresistas y moderadas. Establecía una monarquía constitucional y reconocía libertades individuales, aunque con restricciones en el sufragio.
Más breve que la de 1812, dejaba a leyes orgánicas posteriores la regulación de ciertas cuestiones. Recogía principios básicos del progresismo, como la soberanía nacional, pero introducía una segunda cámara (el Senado) de designación real, lo que implicaba una soberanía compartida entre las Cortes y la Corona. Fue clave en la consolidación del liberalismo en España, en un contexto de continuas tensiones políticas y sociales.
Comparativa y Legado
Ambas constituciones son hitos en la historia política española del siglo XIX, reflejando la pugna entre liberales y conservadores. La de 1812 simboliza el liberalismo temprano y radical, mientras que la de 1837 buscó un equilibrio y una mayor estabilidad política.
Las Guerras Carlistas: Conflicto Dinástico y Político
Las Guerras Carlistas fueron una serie de conflictos civiles en España durante el siglo XIX, que enfrentaron a dos bandos principales:
- Carlistas: Partidarios de Carlos María Isidro de Borbón (hermano de Fernando VII), defendían el absolutismo monárquico, la tradición y el catolicismo. Contaron con el apoyo de sectores privilegiados, parte del clero y campesinos de zonas rurales del norte.
- Isabelinos (o Cristinos): Defensores de Isabel II (hija de Fernando VII) y de la monarquía constitucional. Fueron apoyados por los liberales, la burguesía, gran parte del ejército y las clases urbanas.
La Primera Guerra Carlista (1833-1840) fue el conflicto más importante, una verdadera guerra civil entre españoles que representaba el choque entre el liberalismo y el absolutismo.
Desarrollo de la Primera Guerra Carlista:
- Inicio y Estabilización (1833-1835): Tras el levantamiento de partidas armadas en el norte en 1833, los carlistas lograron estabilizar el frente y ocupar diversas zonas, especialmente en el País Vasco, Navarra y Cataluña.
- Decantación Isabelina (1836-1839): La guerra comenzó a decantarse a favor del bando isabelino. En 1836, la victoria del general Espartero en la Batalla de Luchana fue crucial, poniendo fin al sitio carlista de Bilbao. Aunque hubo una expedición carlista hacia el sur (la Expedición Real de 1837), las tropas carlistas fueron derrotadas y se replegaron al norte.
- Fin del Conflicto (1839-1840): Las victorias del ejército liberal y el progresivo desgaste carlista llevaron a la firma del Convenio de Vergara en 1839 entre Espartero y el general carlista Maroto, que puso fin a la guerra en el norte.
Durante la guerra, hubo un periodo de revolución liberal, y la regente María Cristina, que inicialmente no aprobaba la Constitución de 1812, tuvo que ceder ante las demandas progresistas. Tras el fin de la guerra, María Cristina expulsó a Mendizábal, lo que generó un nuevo descontento popular.