Historia de España: De la Dictadura a la Democracia (1959-2006)

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ETA: De la Oposición Franquista a la Democracia

ETA (Euskadi Ta Askatasuna), que significa "País Vasco y Libertad", surgió en 1959 como una escisión de un grupo estudiantil ultranacionalista vasco. Su crítica a los líderes del PNV les llevó a distanciarse del partido y a plantear una confrontación directa con el Estado español. Se autodenominaban miembros de un movimiento de liberación nacional vasco y veían la lucha armada como el preludio de una lucha general por la independencia.

Objetivos y Métodos de ETA

Su principal objetivo era la creación de un Estado vasco independiente que abarcara las provincias vascas, Navarra y el País Vasco francés. El método empleado fue la violencia terrorista, que incluía desde la colocación de explosivos en símbolos franquistas hasta atentados contra edificios y personas. En 1960, una niña falleció en San Sebastián a causa de una bomba, convirtiéndose en la primera víctima mortal de ETA. A partir de 1966, la estrategia de ETA se centró en provocar al Estado español mediante acciones violentas. En 1968, asesinaron al guardia civil Antonio Pardines, marcando un cambio hacia ataques contra individuos específicos.

El Proceso de Burgos y el Ascenso de ETA

El proceso de Burgos (diciembre de 1970), un juicio contra miembros de ETA, otorgó a la organización una gran publicidad. La tensión política en el País Vasco aumentó. El secuestro del cónsul alemán en San Sebastián el 2 de diciembre de 1970 les dio proyección internacional. Mientras la oposición se manifestaba contra el juicio, el gobierno español declaró el estado de excepción. Gracias a la propaganda generada, ETA se convirtió en un referente de la lucha contra el franquismo.

El Asesinato de Carrero Blanco y la Ley Antiterrorista

El 20 de diciembre de 1973, ETA asesinó a Carrero Blanco con un atentado con bomba en Madrid. Carlos Arias Navarro asumió la jefatura del gobierno en 1974. En 1975, se aprobó una ley antiterrorista más severa, y un consejo de guerra en Burgos condenó a muerte a dos miembros de ETA. Simultáneamente, Francia dificultaba la entrada de España en la CEE y permitía que ETA usara su territorio como refugio.

La Persistencia de ETA en Democracia

La llegada de la democracia no significó el fin de ETA. Aunque una facción abandonó la lucha armada tras la concesión de la autonomía, la organización no se debilitó. En 1978, surgió la coalición Herri Batasuna (HB), que incluía a Acción Nacionalista Vasca (ANV) y participó en las elecciones, obteniendo representación institucional en el País Vasco. En las elecciones autonómicas vascas de 1980, HB logró el 20% de los votos, solo por detrás del PNV. ETA intensificó su actividad violenta, dirigida principalmente contra el sistema democrático, asesinando a 338 personas entre 1976 y 1982.

Objetivos y Estrategia de ETA en la Democracia

Sus objetivos eran la retirada de las fuerzas de seguridad del País Vasco, la integración de Navarra en la autonomía vasca y el derecho de autodeterminación. El asesinato de militares buscaba provocar un golpe de Estado y una reacción popular en el País Vasco.

Atentados y Pactos

La construcción del Estado de las Autonomías continuó bajo los gobiernos socialistas. La tensión se mantuvo alta, con atentados individuales y coches bomba, como el del Hipercor de Barcelona en 1987 y el del cuartel de la Guardia Civil en Zaragoza. La colaboración con Francia mejoró la lucha antiterrorista. A pesar del debilitamiento de ETA tras la detención de varios comandos y la muerte de Txomin Iturbe, las conversaciones con el gobierno no lograron detener la violencia. Se firmaron varios pactos contra ETA, como el Pacto de Madrid, el Acuerdo por la Pacificación y Normalización de Euskadi y el Acuerdo por la Paz y la Tolerancia.

Los GAL y el Cambio de Estrategia de ETA

Los GAL (Grupos Antiterroristas de Liberación), surgidos en 1983, practicaron la "guerra sucia" contra ETA, principalmente en el País Vasco francés, aunque también cometieron errores con víctimas inocentes. La justicia condenó a varios implicados, y se especuló sobre la posible conexión del gobierno de Felipe González con los GAL. En 1995, ETA cambió su estrategia, atacando a políticos como Gregorio Ordoñez, e intentando atentar contra Aznar y el rey Juan Carlos. En 1996, asesinaron a Fernando Múgica y a Francisco Tomás y Valiente. El secuestro de Ortega Lara conmocionó a la opinión pública.

Negociaciones y Fin de la Violencia

ETA presentó la "Alternativa Democrática", exigiendo el reconocimiento del derecho de autodeterminación, la soberanía vasca y la amnistía para sus presos. El asesinato de Miguel Ángel Blanco en 1996 impulsó el nacimiento del Foro de Ermua. PNV y EA negociaron un alto el fuego con ETA, rechazado por PP y PSOE. En las elecciones vascas de 1999, el gobierno ofreció la amnistía a cambio del cese de la violencia. Tras el 11-M, el PSOE ganó las elecciones generales. En 2006, tras el atentado en la T4 de Barajas, se reanudaron las negociaciones para el fin de la violencia.

El Rey Juan Carlos y la Transición

La Elección del Sucesor

Franco deseaba influir en la elección de su sucesor, que lideraría la instauración de la monarquía. Juan de Borbón era un candidato obvio, pero Franco prefería a su hijo, Juan Carlos, educado bajo los principios del Movimiento. Juan Carlos se casó con la princesa Sofía y tuvieron tres hijos, incluyendo al futuro rey Felipe. En 1969, Franco propuso a Juan Carlos como sucesor, y las Cortes lo ratificaron. Juan Carlos se convirtió en Príncipe de España, con el apoyo de Franco, Carrero Blanco y los tecnócratas, pero con el rechazo de la oposición.

La Proclamación del Rey y los Primeros Pasos

Tras la muerte de Franco en 1975, Juan Carlos fue proclamado rey. En su primer mensaje, expresó respeto hacia Franco. La monarquía contaba con pocos apoyos: la izquierda la rechazaba, la oposición moderada la veía como un vestigio del pasado, y los neofranquistas desconfiaban del nuevo monarca. El rey mantuvo a Arias Navarro como presidente del gobierno y nombró a Torcuato Fernández-Miranda presidente de las Cortes, una posición clave para la reforma política. En 1976, se formó un nuevo gobierno con figuras reformistas como Manuel Fraga y aperturistas como Adolfo Suárez.

El Impulso Reformista del Rey

Diversos factores llevaron al rey a forzar un cambio de gobierno y a impulsar una reforma más profunda. En julio de 1976, Arias Navarro dimitió, y el rey nombró a Adolfo Suárez presidente del gobierno. Suárez formó un gobierno con jóvenes de Acción Católica y el Movimiento. Su primer objetivo fue elaborar una Ley de Reforma Política, que fue aprobada en las Cortes y refrendada por la población en 1976. Esta ley abrió el camino a las primeras elecciones democráticas en 1977.

La Constitución de 1978

Tras las elecciones, se elaboró un proyecto de Constitución, que fue aprobado por el Congreso y el Senado y ratificado en referéndum en 1978. La Constitución estableció una monarquía parlamentaria, con el rey como jefe del Estado y de las Fuerzas Armadas, y con funciones como sancionar leyes, convocar y disolver las Cortes y nombrar al presidente del gobierno.

La Política Exterior y el Golpe de Estado

El rey Juan Carlos y Adolfo Suárez impulsaron una nueva política exterior, con un papel destacado de los viajes diplomáticos. En 1981, tras la dimisión de Suárez, Leopoldo Calvo-Sotelo fue propuesto como presidente. Durante la votación de investidura, el 23 de febrero de 1981, se produjo un intento de golpe de Estado liderado por Tejero. El mensaje del rey en televisión frenó el golpe. España buscó mejorar sus relaciones con Francia, y el rey Juan Carlos solicitó la ayuda del presidente francés en la lucha contra ETA. Francia flexibilizó su postura en las negociaciones para el ingreso de España en la CEE.

España en África: Del Colonialismo a la Descolonización

Presencia Española en el Norte de África

Los Reyes Católicos ocuparon Melilla en 1497. Con el tiempo, España se hizo con el Peñón de Alhucemas y Ceuta (1580). La expansión del Imperio Turco redujo la presencia española en el norte de África. A principios del siglo XIX, España conservaba Ceuta, Melilla y los peñones de Vélez de la Gomera y de Alhucemas. En la década de 1850, España, bajo el mando de O'Donnell, declaró la guerra a Marruecos, anexionando territorios cercanos a Ceuta. La Conferencia de Berlín (1884-1885) supuso el reparto de África, pero las pretensiones españolas fueron limitadas por Gran Bretaña y Francia. En 1904, un acuerdo secreto franco-británico dejó Marruecos bajo influencia francesa, mientras que España obtuvo el derecho a ejercer influencia en el norte de Marruecos, la costa atlántica, Río de Oro y el Sahara Occidental, que fue reconocido como colonia española.

El Sahara Español y la Semana Trágica

Algunos empresarios españoles veían en Marruecos una fuente de ingresos y abogaban por su colonización. La construcción de un ferrocarril entre la zona minera y Melilla provocó protestas y más de mil muertes, dando inicio a la Semana Trágica de 1909. Tras el asesinato de Canalejas, el gobierno de Romanones negoció con Francia el tratado de soberanía sobre Marruecos en 1912. El protectorado español en Marruecos quedó reducido a la zona norte, la más pobre del país, dividida administrativamente en Melilla, Ceuta y Larache.

Los Militares Africanistas

En 1910, surgió un grupo de militares africanistas, con ideas ultraconservadoras y leales al rey. Entre ellos destacaban Mola, Sanjurjo, Berenguer y Franco. El gobierno decidió ocupar los territorios asignados en el reparto colonial. En 1912, Canalejas estableció el servicio militar obligatorio y se creó el Tercio de Extranjeros (Legión).

El Desastre de Annual

Entre 1912 y 1920, el avance militar español en Marruecos fue lento. En 1919, Berenguer fue nombrado Alto Comisario en Marruecos, y Fernández Silvestre lideró la operación contra Raisuni en Yebala. En 1921, Berenguer y Fernández Silvestre planearon derrotar a Abd-el-Krim. El avance español en la zona oriental fue inicialmente fácil, pero la situación se complicó en Annual. Fernández Silvestre, confiado por éxitos anteriores, ordenó un avance arriesgado, subestimando la fuerza del enemigo. Los rifeños derrotaron al contingente español, causando miles de bajas. Fernández Silvestre fue considerado responsable del desastre.

La Victoria en Marruecos

Tras el desastre de Annual, España inició una lenta recuperación en la zona de Melilla, con el apoyo del Tercio y los Regulares. Primo de Rivera, inicialmente contrario a la empresa colonial, mejoró su relación con los africanistas. El ataque de Abd-el-Krim a la zona francesa propició un acuerdo de colaboración militar entre Francia y España en 1925. Una acción conjunta de la marina y la aviación permitió el desembarco español en la bahía de Alhucemas, culminando con la victoria en 1927.

Nuevas Reivindicaciones y el Abandono del Sahara

La falta de un tratado de límites en 1956 generó debate sobre los territorios que debían pertenecer a Marruecos. Marruecos reclamó Ifni y el Sahara, argumentando que habían sido administrados por Marruecos antes de la ocupación española. El gobierno español, consciente de la descolonización, incorporó Ceuta, Melilla y los peñones a las provincias peninsulares, y otorgó la categoría de provincia a Ifni y al Sahara Occidental. En 1959, España anunció el inicio de trabajos para explorar los recursos energéticos del Sahara, lo que llevó a Marruecos a reclamar oficialmente Ifni, el Sahara y Mauritania ante la ONU. En 1963, España se comprometió a iniciar el proceso de autodeterminación del Sahara. En 1968, España concedió la independencia a Guinea Ecuatorial y decidió entregar Ifni a Marruecos.

El Abandono del Sahara

El Sahara Occidental poseía importantes recursos pesqueros y mineros. El rey de Marruecos, Hassan II, se vio presionado por las reivindicaciones territoriales. Surgieron grupos nacionalistas saharauis, como el Frente Polisario. Franco se resistía a abandonar el territorio, pero aceptaba la propuesta del Ministerio de Exteriores de otorgar autonomía al Sahara. Marruecos, para paralizar la iniciativa española, movilizó al mundo árabe contra España. En 1975, Hassan II organizó la Marcha Verde sobre el Sahara, con el objetivo de forzar la retirada española. España, Marruecos y Mauritania firmaron un acuerdo en 1975 por el que España cedió la mayor parte del Sahara a Marruecos y una parte a Mauritania, en contra de la resolución de la ONU. España obtuvo a cambio permisos de pesca en aguas saharauis durante 20 años. En 1976, las tropas españolas abandonaron el territorio.

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