Historia de España: Los Austrias Mayores y Menores
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Introducción: El Legado de los Reyes Católicos
El reinado de los Reyes Católicos marcó el comienzo del Estado Moderno en España, estableciendo una monarquía autoritaria y unificando dinásticamente los territorios. Se destacó por la creación de un Estado potente, con el descubrimiento de América, la expansión ultramarina, la conquista de Granada y la implementación de la uniformidad religiosa. Desde 1516, la dinastía de los Austrias consolidó el poder de España hasta su declive en el siglo XVII, con un esplendor cultural en el Renacimiento y Barroco.
1. La Creación de la Monarquía Hispánica: Los Reyes Católicos
Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, al casarse en 1469, unieron sus coronas pero no fusionaron los reinos políticamente. El matrimonio marcó la creación de la Monarquía Hispánica, sin unificación política, pero con la consolidación de un nuevo Estado.
1.1 El Camino Hacia la Unión Dinástica
La guerra de sucesión castellana (1474-1479) enfrentó a Isabel con los partidarios de Juana, y terminó con la victoria de Isabel. En Aragón, la guerra civil en Cataluña (1462-1472) se resolvió con el matrimonio de Isabel y Fernando, fortaleciendo su posición.
1.2 La Política Interior y la Formación de un Estado Moderno
El poder real se consolidó principalmente en Castilla, que fue la corona más poderosa. Se reforzó la autoridad real a través de la política religiosa, con la creación del Consejo de la Suprema Inquisición (1478) y la expulsión de los judíos (1492). Además, se estableció un ejército permanente, independiente de la nobleza, y se crearon instituciones como los Consejos, Virreyes y Corregidores para asegurar el control administrativo y judicial. La conquista de Granada en 1492 y la incorporación de Navarra en 1515 completaron la unificación territorial.
1.3 La Política Exterior
Los Reyes Católicos impulsaron una política expansionista. Castilla se expandió hacia el Atlántico con la conquista de las Islas Canarias y el descubrimiento de América. Aragón amplió su influencia en el Mediterráneo, controlando partes de Italia. En el norte de África, se tomaron Melilla (1497) y Orán (1509), mientras que en Europa se buscó aislar a Francia mediante matrimonios estratégicos, colocando a sus descendientes en las principales casas reales europeas, lo que fortaleció la influencia de España.
2. Los Austrias Mayores
Carlos I de España (Carlos V de Alemania) (1500-1558) fue uno de los monarcas más poderosos del siglo XVI. Nació en Gante y heredó territorios debido a los matrimonios dinásticos de sus abuelos. Fue rey de España desde 1516 y emperador del Sacro Imperio Romano Germánico desde 1519. Su reinado se centró en consolidar un imperio universal cristiano, pero enfrentó problemas como las revueltas de las Comunidades en Castilla (1520-1521) y las Germanías en Valencia y Mallorca (1519-1523). A nivel internacional, luchó contra los príncipes protestantes alemanes, logrando una victoria en Mühlberg (1547), pero finalmente tuvo que aceptar la Paz de Augsburgo (1555), que reconocía la libertad religiosa en Alemania. Durante su mandato, España vivió una prosperidad económica gracias a la conquista y colonización de América, pero la política imperial y el alza de precios terminaron por afectar negativamente la economía de Castilla. En 1555, abdicó, cediendo el imperio alemán a su hermano Fernando y España a su hijo Felipe II. Murió en 1558.
Felipe II (1527-1598), hijo de Carlos V, fue rey de España desde 1556 hasta su muerte. Durante su reinado, España alcanzó su apogeo territorial, abarcando Castilla, Aragón, los Países Bajos, Italia, América y, tras la anexión de Portugal en 1580, el imperio portugués.
Felipe II gobernó con firmeza desde Madrid, enfocándose en la unidad religiosa y enfrentando amenazas externas como las incursiones berberiscas y turcas, logrando una victoria en la batalla de Lepanto (1571). Sin embargo, su política religiosa también incluyó la represión de los moriscos en España y conflictos con los protestantes en los Países Bajos.
En el ámbito internacional, Felipe II se casó en varias ocasiones con princesas de distintas casas reales europeas, utilizando sus matrimonios como parte de su política exterior. A pesar de su poder, sufrió varios fracasos, como el desastre de la Armada Invencible en 1588, que marcó el declive del poder naval español. En 1581, tras la muerte sin descendencia del rey Sebastián I de Portugal, Felipe II reclamó el trono portugués, lo que resultó en la Unión Ibérica y la anexión de Portugal y sus vastos imperios en Brasil, África y Asia. Esta unión creó un imperio global bajo Felipe II, conocido como el "imperio en el que nunca se ponía el sol".
3. Los Austrias Menores y el Gobierno de los Validos
La principal innovación en el funcionamiento del sistema político de la monarquía española en el siglo XVII fueron los validos. Los validos son personajes, miembros de la aristocracia, en los que el rey depositaba su total confianza. El monarca se desentendía de las labores de gobierno y el valido tomaba las principales decisiones. Dos razones explican su aparición: las labores de gobierno eran cada vez más complejas y los monarcas españoles del siglo XVII, los Austrias Menores, no destacaron como lo hicieron los Austrias Mayores.
No fueron un fenómeno exclusivamente español. Figuras similares aparecieron en otras monarquías europeas. Los mejores ejemplos fueron Mazarino o Richelieu en Francia.
Los validos gobernaron al margen del sistema institucional de la monarquía, al margen de los Consejos. En su lugar, como órganos de asesoramiento, crearon Juntas reducidas compuestas por sus propios partidarios.
Felipe III (1578-1621), hijo de Felipe II, fue rey de España y Portugal desde 1598 hasta su muerte en 1621. A lo largo de su reinado, el poder real pasó gradualmente a manos de validos, debido a la limitada capacidad del monarca. El primero de estos fue Francisco de Sandoval y Rojas, duque de Lerma, quien ejerció una gran influencia sobre la política española. Felipe III continuó la política exterior hostil hacia los turcos otomanos y enfrentó tensiones con Venecia y Saboya. Sin embargo, su reinado también se caracterizó por intentos de pacificación, como la Tregua de los Doce Años con los Países Bajos (1609), que reconoció la independencia de Holanda. En el mismo año, decidió la expulsión de los moriscos, debido a razones religiosas y de seguridad. En 1618, con el inicio de la guerra de los Treinta Años, España se alió con el emperador Fernando II. Sin embargo, la situación política y económica del reino empeoró, y Felipe III tuvo que sustituir a Lerma por su hijo, el duque de Uceda, aunque con menos poder. El reinado de Felipe III, aunque mantuvo la hegemonía española, marcó el inicio del declive del Imperio, debido a las dificultades económicas y la cesión del poder a los validos. Felipe III murió en 1621 a los 43 años.
Felipe IV (1605-1665) fue rey de España desde 1621 hasta su muerte. Ascendió al trono a los 16 años tras la muerte de su padre. Se casó en 1615 con Isabel de Borbón y en 1648 con Mariana de Austria. Durante su reinado, delegó el poder en validos, siendo el más influyente Conde-Duque de Olivares (1621-1643). En el ámbito exterior, enfrentó la Guerra de los Treinta Años (1618-1648) y la Guerra de Sucesión de Mantua (1629-1631), y firmó la Tregua de los Doce Años con las Provincias Unidas en 1621. En 1640, Cataluña y Portugal se sublevaron, lo que llevó a la caída de Olivares. La Paz de Westfalia en 1648 reconoció la independencia de las Provincias Unidas, y la Paz de los Pirineos en 1659 cedió territorios a Francia. Las bancarrotas de la Real Hacienda ocurrieron en 1627, 1647, 1656 y 1662, lo que agravó la crisis económica. Felipe IV murió en 1665, dejando a España sumida en una profunda recesión y con la pérdida de su hegemonía en Europa.
Carlos II (1661-1700), “el Hechizado”, fue el último rey de la dinastía de los Austrias españoles. Hijo de Felipe IV y Mariana de Austria, ascendió al trono en 1665 a la muerte de su padre. Debido a su salud frágil y limitada capacidad mental, su madre ejerció la regencia hasta 1675. Durante su minoría de edad, el gobierno estuvo en manos de validos, como el jesuita Nithard y Fernando de Valenzuela, y después de Juan José de Austria (1677-1679). Carlos II se casó en 1679 con María Luisa de Orleans, que murió en 1689, y en 1690 contrajo matrimonio con Mariana de Neoburgo. Sin embargo, no tuvo descendencia, lo que generó una crisis sucesoria que llevó al fin de la dinastía de los Austrias y al comienzo de la Guerra de Sucesión Española.