Historia del Carlismo: Guerras y Consecuencias en el País Vasco y Navarra

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1ª Guerra Carlista (1872-1876)

Estalló en 1872 con la proclamación del pretendiente Carlos VII como monarca legítimo frente al extranjero Amadeo de Saboya.
El conflicto se radicalizó al proclamarse la Primera República y al establecer un estado laico. Esto chocó con el fuerte sentimiento religioso existente en el País Vasco y Navarra.
Precisamente la principal causa del crecimiento del carlismo vasco-navarro fue la defensa del catolicismo.
Quedó en segundo plano ya que los revolucionarios fueron respetuosos con el sistema foral. El conflicto fue una copia de los anteriores. Los carlistas dominaron la zona rural mientras que las ciudades se mantuvieron liberales. Bilbao recibió un asedio de 125 días.
En 1876, tras la batalla de Montejurra (Navarra) y la caída de Estella, se produjo el triunfo definitivo de los liberales, destacando la batalla de Somorrostro.

Consecuencias

Ley de abolición foral de 1876: con esta ley se abolía lo que quedaba de los fueros de las provincias vascas, es decir, la exención fiscal y militar.
Como compensación, el Gobierno español negoció con las diputaciones vascas una autonomía fiscal y administrativa. Fue el Concierto Económico de 1878.
Las diputaciones de cada provincia se encargan de fijar y recaudar los impuestos. A cambio debe aportar una cantidad fija a la hacienda estatal, es el llamado cupo.

3ª Guerra Carlista (2ª en el País Vasco) (1833-1839)

Carlistas y liberales combatieron en la Primera Guerra Civil Española:
  • Los carlistas contaron con el apoyo de amplios sectores de pequeños propietarios rurales y del clero. Defendían la monarquía y el foralismo. Geográficamente sus partidarios predominaban en el norte: el País Vasco y Navarra, el norte de Cataluña, y el Maestrazgo.
  • Los isabelinos encontraron seguidores en los medios urbanos y la burguesía. Fueron seguidores de los principios liberales, del centralismo.
El general Tomás de Zumalacárregui constituyó un ejército que dominó la mayor parte del País Vasco y Navarra. Zumalacárregui murió en el asedio de Bilbao, ciudad controlada por los liberales como ocurrió con otras capitales de la zona. El general Baldomero Espartero, jefe de las Fuerzas Armadas isabelinas, obtuvo la victoria de la batalla de Luchana. La posibilidad de ganar la guerra provocó fuertes tensiones entre los partidarios de Carlos V. En 1839, el general carlista Rafael Maroto llegó a un acuerdo con Espartero conocido como el Convenio de Vergara. El gobierno reconoció los empleos, grados y condecoraciones obtenidas por los carlistas. Aceptaron a la reina Isabel II y los liberales se comprometieron a proponer a las Cortes la concesión de los fueros vascos y navarros.
Don Carlos, sin apoyo militar, abandonó España.
Finalizada la Primera Guerra Carlista, el liberalismo se asentó en España.

Consecuencias

Ley de octubre de 1839: las Cortes liberales confirman los fueros vascos y navarros pero adaptándolos a la Constitución.
Ley pactada para Navarra en 1841: los fueros navarros se suprimen, a cambio se mantiene una autonomía fiscal.
Decreto de octubre de 1841 para las provincias vascas: se suprimen los fueros a excepción de la exención fiscal y militar.

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