La Historia del Antiguo Israel: De Abraham a Salomón
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El Legado del Pueblo Hebreo en el Creciente Fértil
La región del Creciente Fértil estaba habitada por diversos pueblos, además de los mesopotámicos y los egipcios. Entre ellos destaca el pueblo hebreo, cuyo legado religioso, moral e intelectual ha sido fundamental para la civilización occidental. Además del testimonio bíblico, diversos estudios arqueológicos han confirmado la existencia y evolución del pueblo hebreo desde la antigüedad.
1.1. Los Hijos de Abraham: Los Patriarcas
El pueblo hebreo es originario de Ur de Caldea, una región de Mesopotamia. Hacia el 3000 a. C., en esta zona vivían tribus seminómadas de lengua semita dedicadas al pastoreo. Cada tribu, gobernada por un patriarca, se desplazaba por los territorios del Creciente Fértil. Alrededor del 2000 a. C., varias de estas tribus abandonaron Ur y se movilizaron con sus rebaños hacia la región de Siria.
Según la Biblia, Dios ordenó a Abraham, patriarca de una de estas familias, que se dirigiera a la tierra donde haría de él y su descendencia una gran nación: Canaán. El nombre Abraham significa ‘padre de muchedumbres’. La partida de Abraham y su familia a Canaán habría sucedido durante el reinado de Hammurabi, sexto rey de Babilonia. Fue en esa tierra, habitada por tribus semitas desde el 3000 a. C., donde la familia de Abraham recibió el nombre de hebreos, que en lengua semita significa ‘los que vienen de más allá del río’.
El Pueblo de Israel
Abraham fue padre de Isaac, y este, a su vez, de Jacob. Según el relato bíblico, Jacob luchó con un ángel de Dios y lo venció, motivo por el cual su nombre fue cambiado a Israel, que significa ‘el que lucha con Dios’. Israel tuvo doce hijos, y cada uno de ellos se convirtió en el patriarca de su propia tribu, dando origen a las doce tribus de Israel. A partir de entonces, los hebreos también fueron conocidos como israelitas, es decir, descendientes de Israel.
1.2. Egipto, Moisés y el Éxodo
Durante el siglo XIV a. C., una severa hambruna azotó Canaán, lo que motivó a algunas tribus descendientes de Abraham a emigrar hacia Egipto, donde inicialmente fueron bien recibidas. Con el paso de los siglos, los israelitas fueron sometidos a duros trabajos para el faraón.
Hacia el siglo XIII a. C., un levantamiento liderado por Moisés, de la tribu de Leví, logró que el pueblo hebreo saliera de Egipto y peregrinara por el desierto del Sinaí durante cuarenta años, episodio conocido como el Éxodo, antes de regresar a Canaán, la Tierra Prometida. Fue en esta etapa cuando Moisés recibió los Diez Mandamientos en el monte Sinaí y se consolidó el monoteísmo hebreo.
El Nacimiento de una Nación
Moisés nunca entró en Canaán; murió antes de que las doce tribus, conducidas por Josué, conquistaran la Tierra Prometida a Abraham y a su descendencia. Transcurría el siglo XII a. C. Desde entonces, los israelitas adoptaron el sedentarismo, fundaron pueblos y ciudades. Cada tribu era gobernada por un juez, que actuaba como líder militar y religioso. Entre los jueces más célebres se encuentran Sansón y, el último de ellos, Samuel. Para su época, habían transcurrido casi cuatrocientos años sin que Israel tuviese un liderazgo centralizado.
1.3. La Monarquía: Los Reyes de Israel
Saúl: El Primer Rey
Samuel lideró al pueblo de Israel por trece años, tras los cuales ungió a Saúl como primer rey, hacia finales del siglo XI a. C. A partir de entonces, creció en Israel la identidad nacional. En esa época, otros pueblos también intentaban conquistar Canaán, entre ellos los filisteos (cuyo nombre significa ‘invasores’), un pueblo de navegantes de origen egeo establecido en la costa cananea. Durante su gobierno, Saúl organizó el ejército y aseguró las fronteras controlando a los filisteos, lo cual permitió el desarrollo pacífico de la nación hebrea.
David: Unificador y Conquistador
A Saúl le sucedió David, el más célebre de los reyes, famoso por derrotar con su honda al gigante filisteo Goliat. Durante su reinado, David formó un poderoso ejército que sometió a los filisteos y a otras naciones, logrando extender la influencia hebrea desde el río Éufrates hasta el mar Rojo. En el año 1004 a. C., David conquistó la capital de los jebuseos y sobre sus ruinas edificó Jerusalén (que significa ‘ciudad de paz’). En adelante, esta fue la capital de los israelitas y el lugar donde se custodió el Arca de la Alianza, que contenía las tablas con los Diez Mandamientos.
Salomón: Sabiduría y Construcción
A David le sucedió en el trono su hijo Salomón, recordado por su sabiduría, por haber embellecido la ciudad, desarrollado el comercio y construido el primer Templo de Jerusalén. El Templo se edificó para albergar el Arca de la Alianza y fue construido con grandes bloques de piedra y decorado con finas maderas y oro. Todo este crecimiento fue posible gracias a que Salomón estableció un sistema de impuestos para las tribus.