Historia Antigua de Hispania: De la Prehistoria a la Conquista Romana
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La Prehistoria en la Península Ibérica
La Prehistoria es la etapa de la historia en la cual no existen documentos escritos. Se divide en grandes periodos:
El Paleolítico: Los Primeros Habitantes
El Paleolítico marca la llegada del Homo a la Península Ibérica. Etimológicamente, su nombre significa "piedra tallada". Se subdivide en:
- Paleolítico Inferior: Caracterizado por las primeras herramientas de piedra.
- Paleolítico Medio: Asociado principalmente al Homo neanderthalensis, que habitó la península hasta hace aproximadamente 35.000 años.
- Paleolítico Superior: Periodo en el que el Homo sapiens se establece, desarrollando herramientas más sofisticadas y expresiones artísticas.
Durante el Paleolítico, los grupos humanos eran nómadas y vivían en cuevas o abrigos rocosos, utilizando herramientas de piedra (como el sílex) y hueso.
Arte Paleolítico: Pintura Rupestre y Arte Mobiliar
La manifestación artística más destacada del Paleolítico es la pintura rupestre, que se realizaba en las paredes de las cuevas. Se representaban principalmente animales (bisontes, caballos, ciervos), signos abstractos y manos. Existen importantes yacimientos de este tipo de pintura en la la Cornisa Cantábrica (como Altamira).
Además, existía el arte mobiliar, consistente en pequeños objetos transportables, a menudo elaborados en hueso, asta o piedra, con grabados o esculturas.
El Neolítico: La Revolución Agrícola
El Neolítico, que llegó a la Península Ibérica hace unos 8.000 años procedente de Oriente Próximo, supuso una profunda transformación. Contrariamente a la creencia popular, no fue una etapa fría; de hecho, se desarrolló tras la última glaciación, con un clima más templado. Las principales características de este periodo son:
- Sedentarismo: El hombre comenzó a establecerse en asentamientos permanentes y a construir sus propias viviendas.
- Economía productiva: Se desarrolló la agricultura (cultivo de cereales y legumbres) y la ganadería (domesticación de animales), lo que permitió la producción de alimentos.
- Tecnología de la piedra pulimentada: Las herramientas de piedra, como el sílex, eran pulidas para obtener formas más precisas y eficientes.
- Cerámica: Se inició el uso del barro para la elaboración de vasijas, fundamentales para el almacenamiento de productos agrícolas.
- Textilería: Se desarrolló la capacidad de tejer con fibras animales o vegetales.
Arte Neolítico: Esquematismo en Abrigos
El arte neolítico, a diferencia del paleolítico, se caracteriza por su esquematismo y se localiza principalmente en abrigos rocosos (cavidades o huecos en las paredes), representando figuras humanas y animales de forma simplificada.
La Edad de los Metales: Innovación y Megalitismo
Hacia el final del Neolítico, se inició la utilización de los metales, dando lugar a la Edad de los Metales.
- Edad del Cobre: Fue el primer metal empleado, llegando a la Península Ibérica alrededor del 3000 a.C. Aunque fácil de moldear, el cobre presentaba una baja resistencia.
- Cultura Megalítica: La Edad del Cobre dio origen a la cultura megalítica, caracterizada por la construcción de grandes monumentos de piedra con fines funerarios o rituales. Entre ellos destacan:
- Menhir: Una gran piedra vertical, incrustada en el suelo.
- Alineamientos: Conjuntos de menhires dispuestos en fila.
- Dólmen: Estructura formada por varias piedras verticales que sostienen una o varias losas horizontales, a menudo con función funeraria.
La Conquista Romana de la Península Ibérica
La romanización de la Península Ibérica fue un proceso largo y complejo que se desarrolló en varias fases:
Fase 1: La Segunda Guerra Púnica (218 a.C.)
La conquista romana se inició con la Segunda Guerra Púnica (218-201 a.C.). Cartago, liderada por Aníbal, atacó Sagunto, ciudad aliada de Roma en la Península. Aníbal, con su ejército y elefantes, cruzó los Pirineos y los Alpes para invadir Italia. Aprovechando la ausencia de las principales tropas cartaginesas, los romanos desembarcaron en Ampurias (218 a.C.) y comenzaron a ocupar los territorios cartagineses en la Península.
Fase 2: Expansión y Resistencia Celtíbera (150 a.C. en adelante)
A partir del 150 a.C., Roma buscó expandir su dominio hacia el interior, sobre los pueblos celtíberos, encontrando una feroz resistencia. Esta resistencia a menudo se resolvía mediante pactos que incluían colaboraciones. Un hito importante fue la resistencia de Numancia, donde los romanos sufrieron derrotas significativas. Finalmente, el general Escipión Emiliano asedió la ciudad (134-133 a.C.), construyendo un cerco que impidió el suministro de alimentos, llevando a sus habitantes a la muerte por inanición. Gradualmente, Roma consolidó su conquista sobre la Península.
Fase 3: Las Guerras Cántabras y la Pacificación (19 a.C.)
El último reducto de resistencia indígena en la Península cayó casi un siglo después. El emperador Augusto envió a su general Agripa para someter definitivamente a las tribus astures y cántabras. Las Guerras Cántabras (29-19 a.C.) fueron una serie de campañas militares destinadas a asegurar el control romano y la explotación de los ricos recursos mineros del norte peninsular, marcando la pacificación total de Hispania.
La Economía Romana en Hispania
La economía romana en la Península Ibérica (Hispania) se basaba en el comercio y la explotación intensiva de sus recursos. Los principales sectores eran:
Agricultura
El pilar fundamental era la trilogía mediterránea: el cultivo de olivo, vid y cereal. El aceite de oliva hispano era muy valorado en Roma, como atestigua el Monte Testaccio, una colina artificial en Roma formada por los fragmentos de millones de ánforas desechadas tras su transporte desde Hispania.
Ganadería y Pesca
Eran sectores importantes para el abastecimiento. Destacaba la producción de garum, una salsa de pescado fermentado muy apreciada en la gastronomía romana. (Como curiosidad, los romanos también utilizaban la orina para blanquear los dientes, aunque esto no está directamente relacionado con la economía del garum).
Minería
Fue una de las actividades económicas más cruciales y lucrativas para Roma. El hierro se obtenía del norte peninsular, el cobre de Huelva y el plomo de Sierra Morena. Para la explotación del oro, se empleaba el sofisticado método de la ruina montium, que consistía en la desintegración de montañas mediante la fuerza del agua para extraer el mineral.
Mano de Obra Esclava
La economía romana dependía en gran medida de la producción basada en la esclavitud. Los esclavos eran considerados propiedad, no personas con derechos, y constituían una fuerza de trabajo fundamental en todos los sectores económicos.