Historia de Al-Ándalus: Etapas Clave y Legado Cultural

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Introducción: La Llegada del Islam a la Península Ibérica

Entre los siglos VIII y XV, la historia de España estuvo marcada por la estancia de los musulmanes. Esta nueva etapa se caracterizó por nuevas costumbres y leyes, pero sobre todo por una nueva creencia: el islam.

Aprovechando la crisis de la España visigoda, envuelta en una profunda debilidad monárquica, los musulmanes dirigidos por Tariq derrotaron en la batalla de Guadalete (711) al último rey visigodo, Don Rodrigo. Así, ocuparon la mayor parte del territorio peninsular, que pasaría a llamarse Al-Ándalus.

Etapas de Al-Ándalus

La estancia de los musulmanes en la península se divide en una serie de etapas en relación con la evolución política de Al-Ándalus.

Emirato Dependiente de Damasco (711-756)

La primera etapa es el Emirato Dependiente de Damasco (711-756). Al principio, la Península Ibérica fue territorio del Califato Omeya de Damasco, gobernado por un emir en el norte de África que actuaba como delegado del califa. Estos fueron años de inestabilidad política y campañas militares hacia el norte, que cesaron tras las derrotas musulmanas en la batalla de Covadonga (722) frente a Don Pelayo y en Poitiers (732) frente a Carlos Martel, poniendo fin a la expansión musulmana hacia Europa.

Emirato Independiente de Bagdad (756-929)

Por otro lado, en Damasco, los Abasíes realizaron un golpe de estado y acabaron con la dinastía Omeya, excepto un miembro, Abderramán I, que huyó y se refugió en Al-Ándalus, proclamándose emir. Así comenzó el Emirato Independiente de Bagdad (756-929).

Este emirato se independizó políticamente de Bagdad, aunque religiosamente siguió dependiendo del califa abasí. En esta etapa, Abderramán I estableció el centro de poder en la ciudad de Córdoba. En política exterior, destaca el desarrollo del núcleo asturiano y la creación de la Marca Hispánica, un territorio en los Pirineos para separar Al-Ándalus de Francia, que daría lugar a los futuros reinos de Navarra, Aragón y Cataluña. En cuanto a política interior, la inestabilidad dio lugar a dos importantes revueltas: la Jornada del Foso, protagonizada por los conversos al islam, y la Jornada del Arrabal, protagonizada por los alfaquíes (teólogos islámicos).

Califato de Córdoba (929-1031)

Entre los años 929 y 1031 se proclamó el Califato de Córdoba. Esto se debió a la proclamación de Abderramán III como califa, quien unificó el poder religioso y político. Este fue el periodo de mayor esplendor económico, cultural y artístico de Al-Ándalus.

Su sucesor, Al-Hakam II, protagonizó una época de paz con los reinos cristianos del norte y con el reino fatimí. Además, llevó a cabo una importante ampliación de la Mezquita de Córdoba.

Más tarde, llegó al trono Hisham II con tan solo 11 años, dejando el poder en manos de su háyib (primer ministro), Almanzor. Debido a los intereses políticos de Almanzor, centrados únicamente en el ejército, a las revueltas internas y a la muerte de Almanzor, Al-Ándalus entró en una nueva etapa de decadencia, desapareciendo el Califato de Córdoba. Este hecho dio lugar a que Al-Ándalus se dividiera en pequeños reinos independientes llamados Taifas.

Periodo de Taifas e Imperios Norteafricanos

Primeras Taifas y Almorávides (1031-1144)

Las Primeras Taifas (1031-1086). Al estar desunido, Al-Ándalus presentó una gran debilidad ante los reinos cristianos, lo que provocó la pérdida de Toledo en 1085. Esto llevó a la petición de ayuda a los Almorávides (1086-1144), una agrupación de tribus bereberes que habían creado un imperio en el norte de África. Los Almorávides frenaron el avance cristiano hacia el sur y unificaron los reinos de taifas, aunque su propia intransigencia provocó una nueva división en taifas.

Segundas Taifas y Almohades (1144-1227)

Tras la desaparición almorávide, aparecieron las Segundas Taifas (1144-1147). Su debilidad provocó la intervención de un nuevo grupo, los Almohades (1147-1227), otro grupo de fundamentalistas del norte de África. Estos unificaron Al-Ándalus y presentaron una fuerte oposición a los cristianos, venciendo en Alarcos (1195), pero fueron derrotados en la crucial batalla de las Navas de Tolosa (1212) por una coalición de reyes cristianos, lo que supuso el hundimiento del imperio almohade.

Terceras Taifas y Conquista Cristiana (1227-1238)

Así aparecieron las Terceras Taifas (1227-1238), que fueron definitivamente conquistadas por los reinos cristianos.

Reino Nazarí de Granada (1238-1492)

Al final de esta fase, el único reino musulmán que quedó por conquistar fue el Reino Nazarí de Granada (1238-1492), que sería conquistado por los Reyes Católicos en 1492.

Conclusión: Legado de Al-Ándalus

Para concluir, la presencia musulmana en la península fue una etapa de gran esplendor que, quizás, hubiera perdurado de no ser por los constantes conflictos internos. Un aspecto muy importante fue su papel como traductores entre el latín y el árabe, preservando y transmitiendo conocimiento. Nos han dejado un gran legado cultural y material, como por ejemplo: numerosas palabras de origen árabe en el castellano, grandes monumentos como la Alhambra de Granada y la Mezquita de Córdoba, y una notable influencia en el comercio y la agricultura.

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