Historia de Al-Ándalus: Conquista, Esplendor y Caída del Dominio Musulmán en la Península Ibérica
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Conquista Musulmana de la Península Ibérica
Desarrollo de la Conquista
La conquista musulmana de la península ibérica comenzó en el año 711 d.C. con la llegada de un ejército de 7.000 soldados bereberes, a los que se sumaron 5.000 más, liderados por Tariq ibn Ziyad. Desembarcaron en Gibraltar y derrotaron al rey visigodo Rodrigo, quien murió en la batalla. La caída del reino visigodo fue rápida. Musa ibn Nusayr, con un contingente de 12.000 hombres, se unió a la conquista y ocupó las principales ciudades. Los bereberes se instalaron en el norte, pero su descontento por el reparto de tierras llevó a un abandono de la zona.
En el año 750, la dinastía Omeya fue derrocada y su familia exterminada. Abderramán I, uno de los pocos supervivientes, se refugió en el norte de África y luego regresó a Al-Ándalus. Derrotó al gobernador y se instaló en Córdoba, donde construyó un palacio y una mezquita. Su reinado se caracterizó por una buena economía.
El Califato de Córdoba y la Era de Al-Mansur
El reinado de Hixam II estuvo dominado por Al-Mansur, quien dirigió la política del califato. Sofocó intentos de conspiración y realizó 55 expediciones contra los reinos cristianos. Tras su muerte, su hijo le sucedió, pero su fallecimiento provocó una crisis. El califa nombró un nuevo hachib, lo que generó gran inestabilidad. El hachib fue asesinado, y Al-Ándalus se dividió en reinos independientes.
Los Reinos de Taifas: Esplendor y Debilidad
Al-Ándalus se fragmentó en reinos de taifas, que experimentaron un gran esplendor económico, pero adolecían de debilidad política y militar. Para evitar ser conquistados, pagaban tributos a los reinos cristianos del norte, lo que enriqueció a estos últimos. El rey de Castilla conquistó Toledo, lo que causó un gran impacto y llevó a los reinos de taifas a pedir auxilio a los almorávides.
La Llegada de los Almorávides y Almohades
Los almorávides derrotaron a las tropas cristianas. La rapidez de su conquista se debió a la debilidad de los reinos de taifas y a su invocación de la guerra santa. Sin embargo, la crisis llegó a los almorávides debido al lujo y la corrupción política. Alfonso I de Aragón conquistó Zaragoza, evidenciando la incapacidad almorávide. Una nueva crisis llevó a la llegada de los almohades, quienes en poco tiempo dominaron Al-Ándalus.
Los almohades mantuvieron la unidad y resistieron el avance cristiano, venciendo a Alfonso VIII en la batalla de Alarcos. Sin embargo, no aprovecharon esta victoria. La derrota produjo una coalición de los reinos cristianos, que lanzaron una ofensiva definitiva. Al-Ándalus se acercaba a su fin.
La Caída de Granada y el Fin de Al-Ándalus
Los andalusíes resistieron en Almería, Granada y Málaga frente a los Reyes Católicos, militarmente más fuertes. Una crisis política interna desencadenó la guerra definitiva. El hijo de Al-Hasan fue proclamado sultán, pero fue capturado por los Reyes Católicos. Para su liberación, se le exigió una alianza y que se enfrentara a su propio padre. Las ciudades fueron cayendo hasta la toma de Granada en 1492.
Conclusión: El Legado de Al-Ándalus
La ocupación musulmana de la península ibérica duró ocho siglos, marcados por varias etapas políticas que influyeron en el devenir económico, cultural y artístico de la sociedad peninsular. El legado andalusí perdura hasta la actualidad en la agricultura, la toponimia, el arte y la literatura.
Manifiesto de Sandhurst
Clasificación de la Fuente
Se trata de una fuente primaria de carácter político. Su autor formal es Alfonso de Borbón, aunque el verdadero autor es Cánovas del Castillo, político de tendencia liberal moderada que durante el Sexenio Democrático encabezó la defensa de la vuelta de la casa real de Borbón a España.
Contexto Histórico
Cánovas pidió al joven Alfonso que firmara la carta con el fin de restaurar la monarquía y crear un nuevo régimen que permitiera superar el fracaso del Sexenio Democrático y la situación de 1874, marcada por la dictadura de Serrano y los enfrentamientos bélicos en Cuba, con el bando carlista y los rescoldos del cantonalismo.
Destinatario e Intención
El destinatario es el público en general, con la intención de convencer a la nación de las intenciones, siempre dentro del liberalismo, del nuevo aspirante al trono español.