Hiperrealismo de Antonio López y Racionalismo de Le Corbusier: Un Análisis Comparativo
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El Hiperrealismo y Antonio López
El hiperrealismo tiene como objetivo reproducir la realidad mejor que la fotografía. Los artistas de esta tendencia pictórica centran su temática en el paisaje urbano, produciendo cuadros acrílicos de gran formato y acabado mecánico. Antonio López es uno de los mejores artistas hiperrealistas del siglo XX en España, y heredó su pasión por la pintura de su tío. Elige motivos que conoce y los plasma al natural: "Si no veo Nueva York, no puedo pintar Nueva York. Pinto lo que me importa". Y la ciudad que le importa es Madrid, a la que llega con 13 años para entrar en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando y a la que retrata en diferentes horas y estaciones: Madrid Sur, Madrid desde Torres Blancas y su panorámica más difundida, la Gran Vía. Su intención es reflejar la calle al amanecer, sin personas ni tráfico, por lo que acude de madrugada y solo si la luz es la elegida. Planta el caballete en el mismo lugar que el día anterior, pintando durante media hora, que es el tiempo que la luz permanece estable. La película "El sol del membrillo" muestra este proceso creativo de Antonio López, que extiende al resto de su iconografía, ya sean flores, frutas, lavabos, etc. Un ejemplo es su obra: "Lavabo y espejo".
El Racionalismo: Le Corbusier
La arquitectura del primer tercio del siglo XX se divide en dos grandes corrientes: una europea denominada racionalismo y otra norteamericana, llamada organicismo. El racionalismo trata de adaptar las modernas técnicas de la construcción a las necesidades funcionales del hombre contemporáneo. El racionalismo reduce los edificios a severos esqueletos geométricos de hierro y hormigón armado. La resistencia de estos materiales permite eliminar las paredes exteriores de sustentación y suplirlas por revestimientos de cristal. Surgen así volúmenes transparentes y desornamentados. El desarrollo sistemático de este movimiento se inicia en 1919, con la creación por Walter Gropius de la escuela de arquitectura y artes industriales, la Bauhaus. Estas ideas las comparten también los renovadores de la arquitectura holandesa, que propugnaban la línea recta en el arte. Pero el gran divulgador del racionalismo va a ser Charles Édouard Jeanneret, apodado Le Corbusier. Como teórico, Le Corbusier postula el orden armónico en la arquitectura, regulada por un canon de proporciones humanas, asimilándose así a un clásico. Como urbanista concibió, en 1922, un plan para la ciudad contemporánea de tres millones de habitantes. Como arquitecto, su máxima preocupación fue la casa, tanto la villa individual como el bloque de pisos. A partir de los años 50, sin abandonar el rígido estatismo de la línea recta, comienza a explorar la curvatura.