Heráclito y la Religión

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Heráclito y la Religión: Entre los Dioses y los Hombres

Publicado originalmente en Hieros Logos, Blog de Filosofía Antigua

Como primer artículo sobre el tema, voy a hablar sobre este misterioso filósofo que tanta atención atrae. Quizás es por el tono oracular y fragmentario de sus sentencias, y su ambigüedad permite un sin fin de interpretaciones. O también es por esa actitud frente a los otros y a si mismo, que nos parece tan interesante.

Sea cual sea la razón, Heráclito de Éfeso es una figura prominente entre la filosofía antigua1, y lamentablemente, nuestro conocimiento de él suele centrarse en su phýsis regida por ese lógos tan misterioso que ni siquiera debemos traducir, o su misantropía general que tanto lo caracteriza.

Mi objetivo como primer artículo, es sencillamente mostrar un poco que podemos extraer de los fragmentos de Heráclito en torno a la religión, y ver que conclusiones se pueden obtener. El problema más general es ver si Heráclito critica a toda forma de religión, o si considera que sólo aquellos que practican la religión sin entender realmente lo que hacen, están completamente equivocados.


Una revisión de los fragmentos de Heráclito2 nos ponen de manifiesto, como ya dije, una concepción de la religión bastante problemática. Un problema que tampoco debemos olvidar es quien cita a Heráclito y con que motivo. De hecho, una de las mayores fuentes que tenemos para conocer al oscuro, es Hipólito, quien en su tratado “Refutación de todas las Herejías”, mostraba las raíces del paganismo que combatía, y muchas veces se valía de Heráclito. Otra fuente, totalmente antagónica es la de Plutarco. Si bien la cantidad de citas que él hace es considerablemente menor a la de Hipólito, el Heráclito que él nos presenta es en algunos casos desconocido para Hipólito. Si sólo algunos libros que nos llegaron hasta hoy hubiesen sobrevivido, el Heráclito que conoceríamos sería totalmente distinto. Tampoco es necesario mencionar el supuesto libro que él escribió3. Si tuvieramos el acceso completo y directo, nuestra visión sería quizás antagónicamente distinta.

Lamentablemente no encontramos el libro en ningún lado, ni tampoco llegó hasta nosotros, como con casi todos los Presocráticos. Por tanto, nos tenemos que basar en esos fragmentos tan conocidos que tenemos de él.

Heráclito y la Religión de los Hombres

El primer aspecto que se presenta en torno a la Religión en Heráclito es el de cierta aversión hacia las prácticas de los hombres. Algunos fragmentos dan rápido testimonio de ello:

Se purifican en vano manchándose con sangre, como si uno, habiéndose metido en el lodo, con lodo se lavara. Éste daría la impresión de estar loco, si un hombre lo observara cuando obra de ese modo. Y ruegan a esas estatutas, como si alguien pudiera conversas con casas, sin conocer, respecto de dioses y hombres, quienes eso. (Fr. 5)

Podemos suponer que el sujeto debería ser “los hombres” (aquellos dormidos que referenciaba en otros fragmentos, como el fr. 19), y la crítica se dirige a que ellos piensan que por tener ciertas prácticas religiosas (comunes en grecia, como las purificaciones), tienen alguna forma de contacto o acercamiento con los dioses. El problema radica en que no entienden ni la naturaleza de las prácticas religiosas (como veremos a continuación), ni la naturaleza de los dioses. Actuar sin entender realmente lo que uno hace, es algo imperdonable para Heráclito.

Pero lo que tenemos que entender es que la crítica de Heráclito no apunta a la religión en si, o incluso a las prácticas religiosas. Si no precisamente a aquellos que no entienden lo que practican:

Pues si hicieran la procesión no en honor a Dioniso y cantaran un himno a las partes pudendas, se habría obrado muy desvergonzadamente. Mas el mismo es Hades y Dioniso, por quien deliran y celebran las Leneas. (Fr. 15)

Lo interesante de éste fragmento como apoyo a lo que dije arriba, es que la práctica (la procesión y el himno) resulta no siendo desvergonzada por hacerla en honor a Dioniso. De esta manera resulta correcta a los ojos de Heráclito, ya que es el mismo que Hades. Que puede significar ésto es un problema de interpretación. Pero para mi tiene alguna relación con la creencia de una vida post-mortem en Heráclito, que será un tema que trataré en la segunda parte de éste artículo.

Volviendo al tema en cuestión, las prácticas religiosas vuelven a aparecer en otro fragmento:

[¿Para quiénes precisamente profetiza Heráclito de Éfeso?] Para hechiceros nocturnos, magos, bacantes (bakhoi), ménades, iniciados; [a éstos amenaza con lo que está despues de la muerte, a ellos profetiza el fuego]. Pues lo que se consideran (nomizónema) misterios entre los hombres son celebraciones sacrílegas. (Fr. 14)

No parece víable atribuir a Heráclito la creencia de que los Misterios en si son celebraciones sacrílegas. Más sensato parece hacerle justicia al texto: Lo que los hombres consideran misterios, son sacrílegos. En consonancia con el fragmento arriba citado, podríamos decir que ciertamente lo que los hombres hacen es practicar sin entender:

[En efecto] no comprenden estas cosas la mayoría, cuantos se encuentran (con ellas), ni conocen, aunque las hayan aprendido…
(Fr. 17)

Si bien el fragmento no tiene relación directa con la religión, si está la idea de que conocer y comprender son dos estados de conocimiento que no son propios de la mayoría. Pueden aprender un rito religioso, pero ésto no significa que lo entienda. A fin de ver que es lo que debería entender el hombre para Heráclito, haré un breve repaso sobre lo divino en Heráclito.

Heráclito y Zeus

¿Tiene Heráclito una concepción de “Dios”? ¿Puede su lógos asociarse a éste theos? Son respuestas complicadas, aunque interesantes. Obviamente no agota aquí la solución, pero algunos fragmentos son sugerentes.

Anteriormente quedó dicho que lo impropio de la religión de los hombres era que la practicaban sin entender realmente ni las práctics, ni los dioses a los que profesaban veneración. Esta falta de entendimiento puede deberse a que ciertamente, hay que dar cierto paso gnoseológico para conocer realmente la naturaleza misma de los Dioses:

Lo único sabio, no quiere y quiere ser llamado con el nombre de Zeus (Fr. 32)

Es interesante este pequeño fragmento, y realmente es muy sugerente. Zeus podría ser sólo un nombre de ese “uno sabio” (¿El lógos? ¿La phýsis?) que permanece oculto en su totalidad y que es tarea de cada uno poder descubrirlo:

La phýsis ama ocultarse (Fr. 124)

No me gusta traducir phýsis por naturaleza, mucho más en Heráclito. Por tanto prefiero dejar el término sin traducir. Dejando éso de lado, la relación con el Fr. 32 podría entenderse en consonancia con lo dicho en la primera sección de éste trabajo. Es necesario para que el hombre conozca realmente al dios, que dé ese salto gnoseológico. Que no asuma que Zeus es Zeus por lo que le dijeron, si no que entienda su verdadero significado. Quizás ese verdadero significado, es como dice en otro fragmento, “Que todas las cosas son una”.

Hay una diferencia esencial entre los hombres y los dioses, que es necesario reconocer en primer lugar:
Para el dios todas las cosas son bellas, buenas y justas. Más los hombres han tomado éstas cosas como justas, aquellas como injustas. (Fr. 102)
Lo interesante de éste fragmento es que muestra las dos esferas, la humana y la divina, en oposición. Siempre a tono con Heráclito, existe una tensión incluso en este mismo ámbito. Quizás sea ese el trabajo del hombre al entender lo real. Poder asimilarse, al menos gnoseológicamente y momentáneamente, a lo que el dios le dice:

El señor, cuyo oráculo está en Delfos, no dice ni oculta, si no que da signos. (Fr. 93)

La relación entre los hombres y los dioses entra en tensión, en primer lugar porque los hombres no conocen la naturaleza misma de los dioses (o del dios), y en segundo lugar porque tampoco entienden lo que se les pude comunicar. Todo ésto converge y está en sintonía con las líneas generales del pensamiento de Heráclito, de ir más allá de lo aparente y ver aquello que se oculta, esa unidad inmanente que armoniza los contrarios en perpetua tensión, como la del Arco y la Lira.

Para terminar éste post, entonces, resta decir que la segunda parte versará sobre un tema más interesante quizás: ¿Hay en Heráclito una concepción de una vida post-mortem para las almas? ¿Qué se puede deducir de ésta existencia post-mortem en los fragmentos?

A los que llegaron hasta el final, gracias. Ya tengo varios drafts preparados. Esperen a la brevedad algo sobre Parménides, Platón, Orfismo, Gnosticismo y más sobre Heráclito.. y otras cosas más que conforme vaya pasando el tiempo ire dando forma.

Notas
1) Y me atrevería a decir entre la filosofía en general [?]
2) Utilizaré la traducción de Ramón Cornavaca (en Presocráticos: Fragmentos I, Ed. Losada, 2008), basicamente porque aparte de ser fiable, es una edición bilingüe con el texto de Marcovich, lo cual me simplifica muchísimo seguir el texto griego. [?]
3) O como arguye Kirk, una colección de sentencias recopilada a posteriori de su muerte [?]

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