Hannah Arendt: Orígenes del Totalitarismo, Condición Humana y la Banalidad del Mal

Enviado por Chuletator online y clasificado en Filosofía y ética

Escrito el en español con un tamaño de 3,72 KB

La obra de Hannah Arendt está marcada por la necesidad de comprender cómo... En su obra Los orígenes del totalitarismo, analiza los orígenes de este fenómeno.

Orígenes del Totalitarismo

Para explicar el antisemitismo en el siglo XX, Arendt señala que el Estado-Nación veía a los judíos como una ruptura de la uniformidad racial y cultural, elementos cohesionadores del Estado. En cuanto al imperialismo, en las colonias los derechos humanos podían suspenderse, justificando el racismo y considerando a los judíos como inferiores.

El totalitarismo se caracteriza por la obediencia a leyes, ya sean de la naturaleza o históricas, justificando el terror. Estos movimientos se apoyan en la promesa de un futuro glorioso. Se establece un partido único, hundiendo las clases marxistas y aislando a los individuos, quienes deben obedecer ciegamente, bajo la idea de dominación. En estos regímenes, se anula la capacidad de pensar y juzgar.

El totalitarismo lleva al 'mal radical' a través de tres fases: matar la persona jurídica, asesinar la persona moral y destruir la individualidad. No existe el individuo, eliminando la diferencia entre la esfera pública y privada. Este es el origen de la decadencia de la sociedad de masas, donde los individuos aislados, sin relaciones sociales, no piensan y persiguen una vida activa, huyendo de la contemplativa.

Tras el totalitarismo, se impone el 'pensar sin barandillas', recuperando el sentido común, el lugar del otro y la política. La condición humana debe entenderse desde la perspectiva existencial de Sartre, complementando el 'ser en el mundo' de Heidegger, con la interacción 'con otros'. El pensamiento, el uso del lenguaje y el diálogo son esenciales para ser libres. La tendencia a considerar superior la vida contemplativa y menospreciar la acción se invierte en la época moderna. La actividad propia del ser humano, el pensamiento, debe estar orientado a los demás.

Acción y Política

En la acción se muestra la pluralidad de perspectivas del ser humano mediante el diálogo. Así ocurría en la ágora de la polis griega, donde se conformaba la vida política. La acción establece el poder desde la libertad y la pluralidad. La vida de ese poder históricamente ha traído consigo violencia. Arendt alerta sobre la fragilidad de la condición humana.

El hombre moderno, alienado al consumismo, pertenece a una sociedad de masas que aísla a los individuos y los aleja de la política. Es necesario garantizar un espacio público y entender la política como diálogo. La acción humana es imprevisible e históricamente se han propuesto utopías políticas que anulan la libertad y eliminan la esfera pública, impidiendo la interacción.

Este modelo, denominado por Arendt 'de fabricación', justifica todas las medidas como medios para fines. Este sistema es insostenible, pues se enfrenta a la condición humana en sí misma.

La Banalidad del Mal

En Eichmann en Jerusalén, Arendt introduce el concepto del 'mal banal'. Eichmann no era un sádico, sino un hombre masa sin capacidad de pensar. El Holocausto judío fue posible por la complicidad de personas que ejercieron el mal banal de obedecer sin pensar. Esta idea fue criticada, pero Arendt buscaba evitar que los crímenes fueran vistos como monstruosidades que escapaban de la condición humana, resaltando su normalidad.

Eichmann fue condenado por no juzgar y pensar por sí mismo. Arendt rechaza la idea de culpa colectiva. El nazismo contó con muchos cómplices, por lo que la propuesta moral de Arendt consiste en una lucha contra la indiferencia y el conformismo, promoviendo la integridad moral y el juicio propio, sin escudarnos de la lucha colectiva.

Entradas relacionadas: