Hannah Arendt: Acción, Pluralidad y Libertad en la Condición Humana
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La Distinción Crucial entre Acción y Trabajo según Hannah Arendt
Arendt señala que el gran problema de la época moderna es confundir la esfera del trabajo con la de la acción. Con esto se olvida la consideración de la acción política, siendo esta la más importante y significativa de las actividades del hombre. Si no se establece esta distinción, el pensamiento estará guiado por una razón instrumental que lleva a considerar la política exclusivamente como violencia y dominación del hombre por el hombre.
Trabajo, Acción y la Creación del Mundo Humano
Con el trabajo se crea un mundo en el que vivimos todos los seres humanos, a través del cual se trasciende la existencia humana y se le otorga durabilidad y estabilidad. Sin embargo, esto no solo se consigue a través de la creación de artefactos y obras, sino también por las instituciones políticas creadas por la actividad humana de la acción política y el discurso.
La tercera actividad analizada por Arendt es la acción, una actividad que se desarrolla en el mundo originado por los seres humanos y en el que los hombres hablan y deciden qué quieren hacer. Se trata de la condición de la actividad política, que es exclusiva de la especie humana. Parte de la premisa de que todos somos iguales, lo que resulta paradójico, puesto que a su vez consiste en sabernos desiguales, ya que si fuéramos todos iguales no necesitaríamos del discurso.
La Pluralidad como Condición de la Acción y la Revelación del Ser
La condición de la acción es la pluralidad, que es lo que permite que aparezca lo que somos cada uno a través de percatarnos de las diferencias con los otros. Por esto, dice Hannah Arendt que no podemos hablar de una naturaleza humana previa o determinada, puesto que el ser humano se constituye a través de la acción: somos un “estar en el mundo”. Es de esta forma como lo privado se hace público y se entra en el mundo.
De este modo, el ser humano se revela al mundo, por lo que su función es expresiva y no instrumental, que es en lo que se diferencia de la labor y el trabajo. Si mediante la acción y el discurso, cada hombre se revela y aparece el “quién” (nunca el “qué”, pues no es un objeto), esa acción constituye la distinción entre los diferentes hombres, los constituye en singulares y únicos, diferentes de los otros “quiénes”, que, por ello mismo, en tanto que otros “quiénes” iguales, evidencian la igualdad entre los humanos. De nuevo, el concepto arendtiano de pluralidad, ahora para conducirnos al concepto de igualdad.
La Igualdad Política y la Colaboración Humana
Por tanto, la igualdad política se presentaría como algo artificial, creado por los hombres. La política sería la condición más propia de la actividad humana y exige la colaboración con los otros, puesto que sin ellos no habría mundo y sin mundo no existiría la política, que viene acompañada del discurso, que es lo que nos permite perpetuar la existencia humana y comprender el mundo.
La Libertad como Fundamento de la Acción Humana
La acción se distingue de las otras dos actividades (labor y trabajo) en que esta se desarrolla por la libertad. La acción humana es impredecible; no está vinculada a la lógica medio-fin, puesto que la acción tiene un fin per se, a diferencia del trabajo, cuyo fin es la creación de los objetos de uso. No hay naturaleza ni identidad, sino pluralidad y espacio público donde cada individuo se muestra libremente.
Las acciones humanas son libres, pero puesto que son irreversibles, debemos tomar conciencia de nuestra responsabilidad como seres individuales que, a su vez, puesto que se desarrolla en un mundo constituido por lo humano, esta se expande por él y afecta a todos.