Las Guerras Carlistas y la Sucesión de Isabel II: Conflicto entre Absolutismo y Liberalismo en España

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El Conflicto Sucesorio y la Pragmática Sanción

Fernando VII, sin descendencia en sus tres matrimonios anteriores, se casó con María Cristina de Borbón-Dos Sicilias en 1829. Al quedar ella embarazada, Fernando VII publicó en 1830 la Pragmática Sanción. Esta ley eliminaba la Ley Sálica, una disposición que impedía reinar a las mujeres, y ponía en vigor una antigua disposición del reinado de Carlos IV (1789) que nunca había entrado en vigor.

Esta decisión generó una gran polémica para los carlistas, quienes la consideraban ilegal. Así, se formaron dos grupos principales: los carlistas, defensores de los derechos de Carlos María Isidro, y los defensores de los derechos de Isabel.

Los Sucesos de La Granja y la Muerte del Rey

En 1832, tuvieron lugar los Sucesos de La Granja: Fernando VII, gravemente enfermo, anuló la Pragmática Sanción de 1830. Sin embargo, el rey se recuperó y en 1833 volvió a poner en vigor la Pragmática Sanción. Además, tomó dos decisiones cruciales: nombró al frente del gobierno a Cea Bermúdez (un absolutista moderado) y decretó el exilio de su hermano Carlos María Isidro.

Fernando VII falleció en 1833, dando inicio a una nueva etapa bajo la regencia de María Cristina.

El Manifiesto de Abrantes y la División de España

A los pocos días de la muerte de Fernando VII, Carlos María Isidro publicó el Manifiesto de Abrantes (1833). En este documento, Carlos reclamaba sus derechos a la corona española frente a Isabel. Este manifiesto fue contestado por otro redactado por Cea Bermúdez en nombre de María Cristina, reafirmando los derechos de Isabel al trono.

La publicación de estos manifiestos provocó levantamientos populares en apoyo de Carlos, consolidando la división del país en dos grandes bandos:

Bandos en Conflicto

  • Isabelinos: Estaban formados por los principales grupos dirigentes, parte del ejército, nobles, la clase media y la alta burguesía.
  • Carlistas: Incluían a la baja nobleza, el bajo clero, el campesinado y la población de áreas rurales.

Características del Carlismo

El carlismo fue un movimiento contrarrevolucionario que se oponía al liberalismo. Presentaba un fuerte componente popular y sus seguidores formaban ejércitos voluntarios. Geográficamente, el movimiento estuvo localizado principalmente en el territorio vasco-navarro, el norte de Cataluña y el Maestrazgo.

Objetivos Carlistas

Los carlistas defendían:

  • El absolutismo monárquico.
  • El mantenimiento de la sociedad estamental.
  • Estaban en contra de la libertad religiosa y del diezmo.
  • Querían mantener los fueros vascos y navarros, así como los privilegios jurídicos.
  • Se oponían a las reformas liberales y rechazaban el mundo moderno.
  • Su lema era: Dios, Patria, Rey y Fueros.

Las Guerras Carlistas: Un Conflicto Prolongado

La Primera Guerra Carlista (1833-1840)

Esta guerra se desarrolló en varias fases:

Primera Fase (hasta 1835)

Se centró en el territorio vasco-navarro y Castellón. Fue protagonizada por Tomás Zumalacárregui, quien creó un ejército enorme y empleó tácticas de guerrilla. Ocupó el País Vasco y Navarra, e intentó tomar Bilbao, pero murió en 1835. En esta fase, también destacamos a Ramón Cabrera, quien obtuvo éxitos en Castellón.

Segunda Fase (1835-1837)

Se caracterizó por una ofensiva carlista por España, con la expedición de Miguel Gómez, que intentó expandirse por Cantabria, Castilla y Andalucía, buscando apoyo en España. Hubo algún éxito breve. También se produjo un intento de Carlos María Isidro de tomar Madrid, saliendo de Estella, pero sin éxito. Frente a los carlistas, los isabelinos contaban con el liderazgo de Baldomero Espartero.

Tercera Fase (1837-1840)

El bando carlista se encontraba debilitado, lo que motivó una división interna: un lado más absolutista (liderado por Cabrera) y otro más moderado (con Gómez, Zaratiegui y Maroto). Estos últimos eran partidarios de la paz a cambio de mantener los fueros vasco-navarros.

Fin de la Primera Guerra Carlista: El Convenio de Vergara

La guerra acabó con la victoria isabelina y la huida de Carlos María Isidro, exiliado en Francia. La paz se firmó con el Convenio de Vergara en 1839, representado por Espartero y Maroto. Predominó un espíritu de reconciliación y el deseo de integrar a los carlistas en el sistema político liberal. El Convenio reconocía a los carlistas la posibilidad de integrarse en el ejército español y, teóricamente, mantener los fueros vasco-navarros (lo cual no se cumplió completamente).

Consecuencias del Convenio de Vergara

  • En 1841, Navarra aprobó leyes que le hacían perder privilegios, a cambio de recibir un sistema fiscal especial (Hacienda).
  • En 1841, se estableció la exclusión del servicio militar para los vascos.
  • En 1846, se produjo un recorte de los fueros vascos y se introdujo el Concierto Económico.

Otras Guerras y Sublevaciones Carlistas

A pesar de la firma de Vergara, el carlismo reapareció en 1846 con la Segunda Guerra Carlista (1846-1849). Fue un conflicto breve, originado por el fracaso de las negociaciones matrimoniales entre Isabel II y Carlos Luis de Borbón. Le sucedieron sublevaciones menores entre 1855 y 1860.

La Tercera Guerra Carlista (1873-1876) coincidió con la Primera República. Esta guerra, en nombre de Carlos VII, tuvo victorias carlistas como la de Estella, e incluso llegaron a crear moneda propia. Sin embargo, fueron derrotados en 1876, y el movimiento carlista se dividió en dos grupos: los partidarios de la lucha y los neocatólicos.

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