La Guerra de Independencia Española (1808-1814): Orígenes, Desarrollo y Legado

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La Guerra de Independencia Española (1808-1814)

1. Orígenes y Causas del Conflicto

Las causas de la guerra se inscriben en el proceso de crisis del Antiguo Régimen. El reinado de Carlos IV, desde 1788 hasta 1808, estuvo condicionado por la Revolución Francesa. Tras las políticas de prevención y neutralidad de Floridablanca y Aranda, ascendió al poder Manuel Godoy en 1792. Tras la ejecución de Luis XVI, se anularon los Pactos de Familia, y esto arrastró a España a declarar la guerra a la Francia Revolucionaria.

Tras el desastre en la Guerra de la Convención contra Francia, se retornó a la política de alianzas franco-española iniciada con la firma del Tratado de San Ildefonso. La nueva alianza involucró a España en conflictos y derrotas. En 1807, Godoy firmó el Tratado de Fontainebleau, mediante el cual se autorizaba el paso del ejército francés a Portugal.

Godoy sospechó las intenciones napoleónicas e intentó trasladar a la familia real a Andalucía para embarcar después a América, como había hecho la familia real portuguesa. El Motín de Aranjuez fue protagonizado por el partido del príncipe Fernando, contra Godoy, y Carlos IV abdicó en su hijo.

Napoleón aprovechó la situación atrayendo a la familia real a Bayona, donde se llevaron a cabo las Abdicaciones de Bayona: Fernando renunció al trono en favor de su padre Carlos IV, y este cedió la corona a Napoleón, quien a su vez la entregaría a su hermano José Bonaparte.

En Madrid, la Insurrección del Dos de Mayo de 1808 fue una violenta sublevación contra el ejército francés. Las tropas napoleónicas respondieron con represión, fusilando a los insurrectos madrileños el 3 de mayo. La mecha prendió y se extendió por todo el territorio, iniciando la Guerra de la Independencia o Guerra Peninsular (1808-1814).

2. Desarrollo de la Guerra y la Resistencia

Con la posición de las instituciones del Antiguo Régimen favorable a las Abdicaciones de Bayona, se produjo un vacío de poder. En las zonas no ocupadas por los napoleónicos, se estableció un nuevo poder: Juntas Locales y Provinciales, coordinadas por una Junta Central Suprema, constituida en Aranjuez y presidida por Floridablanca, que asumía la soberanía nacional y dirigía la marcha de la guerra.

Los bandos de la guerra enfrentaron a la España napoleónica de José I contra los patriotas (liberales y absolutistas), que luchaban contra el invasor en nombre de Fernando VII. La guerra tuvo un carácter de liberación nacional y, a la vez, fue una guerra total. La “guerrilla” y la resistencia en las ciudades ante un numeroso ejército tuvieron un papel importante.

Fases de la Guerra de Independencia:

  • Fase 1: Ocupación y Primeras Derrotas Francesas (1808)

    Ocupación de las tropas francesas de los lugares estratégicos. Ciudades como Zaragoza y Gerona se sublevaron y fueron sitiadas y aisladas. El ejército francés, dirigido por el general Dupont, encargado de dominar Andalucía, fue derrotado en Bailén, obligándoles a retroceder hasta el Ebro. José I abandonó Madrid, trasladándose a Vitoria.

  • Fase 2: Predominio Francés (1808-1812)

    Napoleón entró en España con 250.000 soldados, restableciendo en el trono a José I. La Junta Central Suprema se trasladó a Sevilla y posteriormente a Cádiz. Los franceses ocuparon oficialmente toda España, aunque en realidad solo dominaron las ciudades y grandes rutas; el campo se hallaba en manos guerrilleras.

  • Fase 3: Ofensiva Hispano-Británica y Retirada Francesa (1812-1814)

    Con la retirada de las tropas francesas, destinadas al frente ruso, la Junta Central Suprema firmó con Inglaterra una alianza contra Napoleón. El ejército hispano-inglés, al mando de Wellington, derrotó a los franceses en Arapiles. A partir de aquí se invirtió el curso de la guerra: en 1813, derrota francesa en Vitoria y San Marcial; Pamplona se rindió en octubre, y a principios de 1814, evacuaron las últimas plazas en Cataluña. Con la firma del Tratado de Valençay, Napoleón reconoció a Fernando VII como rey de España.

3. La Revolución Liberal Paralela

En paralelo a la guerra, se vivió una Revolución Liberal. José I otorgó la Carta de Bayona, implantando un régimen parcialmente reformista que establecía unas Cortes y reconocía algunos derechos individuales. Aprobó medidas que desmantelaban el Antiguo Régimen.

Mientras, las Juntas Locales y Provinciales, coordinadas por la Junta Central Suprema, que dio paso a un Consejo de Regencia, convocaron elecciones a Cortes Constituyentes y, en septiembre de 1810, entregaron la autoridad a las Cortes de Cádiz.

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