La Guerra Colonial Española y la Crisis de 1898: Causas del Conflicto en Cuba
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Guerra Colonial Española y la Crisis de 1898
Causas de la Guerra y su Desenlace
Ausencia de Reformas Políticas Autonómicas en Cuba tras la Paz de Zanjón
Tras la Paz de Zanjón, Cuba se convirtió en una provincia española más —al igual que Puerto Rico anteriormente—, que podía elegir diputados al Congreso de Madrid. Además, en 1886 se abolió definitivamente la esclavitud, en gran parte porque ya no era tan necesaria como mano de obra debido a la progresiva mecanización de la industria azucarera. Sin embargo, no se adoptó ninguna reforma para otorgar un mayor autogobierno a la Isla, desaprovechando la buena disposición de una parte de la burguesía criolla, agrupada en el Partido Autonomista Cubano, para llegar a un acuerdo de autonomía y así restarle fuerza y apoyos sociales a los sectores independentistas.
Solo durante los periodos de gobierno liberal se intentaron llevar a cabo las reformas; el último intento serio fue el del ministro Maura en 1893. Las propuestas fueron rechazadas por las Cortes, que se convirtieron en defensoras de los intereses de la burguesía española con negocios en Cuba (fabricantes de harina, industriales catalanes, etc.), que quería mantener el mercado reservado y protegido de la isla. El Partido Conservador se convirtió en especial defensor de estos intereses.
Política Comercial Restrictiva Impuesta por España
El mantenimiento de ese mercado reservado fue otro de los factores que condujeron a la guerra. Los productos españoles, como tejidos de algodón, harinas o vinos, se veían protegidos de la competencia de los productos extranjeros en la isla, al estar estos sometidos a fuertes restricciones y altos aranceles. Sin embargo, el porcentaje principal de la producción cubana, y también puertorriqueña, no era comprada por España, sino por otros países, como Gran Bretaña y, especialmente, por Estados Unidos, que en 1897 adquiría el 88,1% de las exportaciones cubanas (tabaco, azúcar). En este sentido, se comprende el malestar de las autoridades estadounidenses, cuyo interés por el control de la isla se incrementó.
También se veían perjudicados los consumidores cubanos, pues se veían obligados a comprar los caros productos españoles cuando podrían adquirir otros más baratos de terceros países, de no haber estado sometidos a fuertes restricciones arancelarias.
Apoyo Estadounidense a los Independentistas Cubanos
Siendo Estados Unidos el principal consumidor de productos cubanos, como ya hemos mencionado, y habiendo realizado hombres de negocios norteamericanos importantes inversiones en la isla, especialmente en la industria azucarera a partir de los años 80, era lógico que la nueva potencia, en plena expansión imperialista y bajo la vigencia de la doctrina Monroe («América para los americanos»), aspirase a controlar directamente la producción de la isla y la ruta comercial del Caribe. Por tanto, dieron apoyo político y económico a los independentistas, cuyos principales líderes salieron del exilio en Estados Unidos para dirigir la guerra contra España. La amenaza de la intervención norteamericana siempre estuvo presente, y más cuando la propia prensa estadounidense, especialmente los periódicos sensacionalistas de Pulitzer y Hearst, llevó a cabo intensas campañas a favor de la misma, apelando no solo a los intereses norteamericanos, sino también a razones humanitarias, al criticar el trato que las fuerzas militares españolas daban a los cubanos.