La Guerra Civil Española: Orígenes, Fases Clave y Consecuencias Duraderas
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Introducción a la Guerra Civil Española
La Guerra Civil Española es el acontecimiento más importante y trágico de la historia contemporánea española. En esta guerra se concentran muchos problemas que la sociedad española venía arrastrando, como las dificultades de la modernización, las crisis de 1909, 1917 y 1921, que derribarían el sistema canovista y traerían la dictadura de Primo de Rivera, que también fracasaría, dando paso a la Segunda República. Al terminar esta, empezaría la guerra.
El conflicto se produjo por la coalición de republicanos y socialistas que intentaron hacer reformas para la modernización del país, pero que se hicieron sin ningún tacto político, lo que llevó a la opción del golpe de Estado. Este golpe, llevado a cabo por Sanjurjo, no triunfó, pero tampoco fue derribado, lo que produjo el estallido de la guerra.
El Inicio del Conflicto: Julio de 1936
La Sublevación Militar y la División de España
La sublevación militar empezó el 17 de julio en Marruecos y se extendió a la península el 18 de julio. El levantamiento fracasó en las grandes ciudades, pero triunfó en el campo y en algunas capitales de provincia. Así, España se dividió en dos zonas principales, lo que estuvo condicionado por las características políticas y sociales de cada región.
División Territorial, Recursos y Apoyos
- Zonas: El golpe triunfó en distintas partes, como Cádiz, Marruecos y parte de Andalucía, mientras que fracasó en el resto del territorio.
- Recursos: La España republicana controlaba las zonas industriales, la minería, la flota, la aviación y contaba con el apoyo de Rusia. Por otro lado, la España nacional contaba con las zonas agrícolas, los mandos del ejército y la ayuda alemana e italiana.
- Bases Sociales: El apoyo a uno u otro bando de gran parte de la población dependió de si el golpe triunfó en su zona. Las oligarquías, terratenientes, parte del ejército y los eclesiásticos apoyaron a los nacionales, mientras que el movimiento obrero apoyó a la República.
El Avance Hacia Madrid y la Resistencia Republicana
Al estar España dividida, el gran problema de los nacionales era trasladar su ejército de Marruecos a la península, lo que se pudo hacer gracias a la ayuda de la aviación alemana. A partir de esto, el avance fue rápido por Andalucía y Badajoz, enlazando con las tropas del norte dirigidas por Mola.
El ataque a Madrid se hizo desde el norte y por el sur, pero el ejército de la República consiguió repeler el ataque en la Ciudad Universitaria, el Jarama y Guadalajara. Es a partir de estas batallas cuando el ejército de la República se profesionaliza y se disuelven las milicias.
Grandes Ofensivas y el Desenlace de la Guerra
Las Ofensivas Nacionales Clave
Tras el fracaso de la conquista de Madrid, Franco decidió dejar la capital y conquistó la cornisa cantábrica. Los republicanos intentaron contrarrestar esta presión desencadenando batallas para lograr la dispersión y distracción del ejército nacional en Belchite y Brunete, pero no consiguieron su objetivo. En diciembre de 1937, los nacionales conquistaron el este en la campaña de Aragón, dividiendo la zona republicana en dos.
La Batalla del Ebro y el Fin del Conflicto
Ante esta situación desfavorable y con la esperanza de que las democracias internacionales acudieran en apoyo de la República si se declaraba la Segunda Guerra Mundial, para resistir y ganar tiempo, los republicanos hicieron una gran ofensiva conocida como la Batalla del Ebro. Se trató de una incursión rápida y por sorpresa en la que los republicanos lograron un gran avance de sus filas, pero en octubre de 1938, las democracias siguieron contemporizando con Hitler y tuvieron que volver a sus antiguas posiciones.
Entonces, Franco lanzó la ofensiva sobre Cataluña, quedando solamente la parte centro-este para la República. En marzo, Negrín, apoyado por los comunistas, seguía queriendo resistir con la intención de unir su guerra con la Segunda Guerra Mundial, pero el general Casado dio un golpe de Estado y creó la Junta de Defensa para negociar la paz con Franco. Finalmente, la rendición fue el 28 de marzo y las tropas nacionales entraron en Madrid, terminando la guerra.
Consecuencias Políticas Inmediatas
La Reconfiguración del Estado en la Zona Nacional
La Guerra Civil tuvo un efecto político inmediato: la destrucción del Estado republicano. En la zona nacional, el Estado desapareció y se creó otro caracterizado por la concentración de poder, la militarización, la disciplina y el nacionalismo como ideología.
Sanjurjo iba a ser su líder, pero murió, y se creó la Junta de Defensa integrada por los militares. Su primera tarea fue nombrar a Franco como jefe de mando. Al estar concentrados los poderes, se tomaron dos iniciativas: la unificación de las fuerzas políticas y el nombramiento de un consejo de ministros.
También se unificó a falangistas, tradicionalistas y a la CEDA en un único partido: la Falange, juzgando y ejecutando a todo el que se opusiera a ello. Franco se atribuyó la potestad legislativa y repartía las carteras entre las distintas familias políticas, cuya función era el revestimiento político.