La Guerra Civil Española: Estrategias, Liderazgos y la Consolidación del Franquismo

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La Guerra Civil Española: Dos Visiones de Liderazgo y Conflicto

El Gobierno de Juan Negrín: Resistencia y Diplomacia

El periodo comprendido entre mayo de 1937 y abril de 1939 estuvo marcado por la presidencia de Juan Negrín, cuya política se fundamentó en la priorización del esfuerzo bélico. Negrín implementó un estricto control sobre la producción industrial y agraria con el fin de asegurar el abastecimiento tanto de la población civil como del ejército. Buscó una resolución negociada al conflicto, plasmada en el célebre Programa de los Trece Puntos; sin embargo, esta propuesta fue categóricamente rechazada por Franco.

Negrín encontró un pilar fundamental en el apoyo de los comunistas, dada la crucial asistencia soviética y la disciplina y determinación de este grupo para resistir hasta el último momento. Mantenía la convicción de que el inminente estallido de un conflicto global entre el fascismo y las democracias podría salvar a la República, encapsulando su estrategia en el lema: «¡Resistir es vencer!». No obstante, la República caería derrotada apenas unos meses antes del inicio de la Segunda Guerra Mundial.

El Bando Nacional: Consolidación y Estructura del Nuevo Estado

El bando nacionalista estaba integrado por una heterogénea coalición de militares conservadores, monárquicos, grupos católicos, falangistas y carlistas, así como por todos aquellos sectores opuestos a las reformas impulsadas por la República. Inicialmente, no había consenso sobre las acciones a seguir tras el éxito del levantamiento. La organización de un sistema político y administrativo no se abordó hasta octubre de 1936, siendo su principal directriz la resistencia al comunismo y la lucha contra la anarquía.

Sin embargo, la tenaz resistencia de Madrid y la creciente evidencia de que el conflicto se prolongaría hicieron impostergable la necesidad de establecer un mando único para evitar la desintegración. La designación de Franco como jefe supremo, tras el fallecimiento del General Sanjurjo, se fundamentó tanto en el prestigio derivado de sus victorias militares iniciales como en su control sobre el Ejército de África, más que en consideraciones de índole política.

El Ascenso de Franco y la Institucionalización del Régimen

Durante los meses iniciales, los sublevados operaron bajo una Junta de Defensa Nacional. No obstante, en octubre de 1936, un decreto oficial designó a Franco como Jefe del Gobierno del Estado y Generalísimo de los Ejércitos. Franco implementó una estrategia de prolongación del conflicto, lo que le permitió consolidar su liderazgo militar y afianzar su autoridad sobre las demás facciones.

Inspirado en los modelos fascistas italiano y alemán, caracterizados por un partido único y un líder con plenos poderes, promulgó el Decreto de Unificación. Este decreto fusionó las diversas fuerzas políticas del bando nacionalista en un partido único: Falange Española Tradicionalista y de las JONS.

El proceso de institucionalización del naciente Estado franquista alcanzó su cénit en enero de 1938 con la formación del primer gobierno. Franco asumió simultáneamente la Jefatura del Estado y la Presidencia del Gobierno, adoptando a partir de entonces el título de Caudillo de España.

Características del Nuevo Estado Franquista

  • Fuertemente autoritario: Concentración de poder en la figura del Caudillo.
  • Defensor de un modelo social conservador: Basado en valores tradicionales y jerárquicos.
  • Preeminencia del catolicismo: La Iglesia Católica recuperó un papel central en la vida pública.
  • Implementación de nueva legislación: Como el Fuero del Trabajo, y un control absoluto sobre los medios de comunicación (censura).
  • Promulgación de la Ley de Responsabilidades Políticas: Instrumento legal para la represión de opositores.

La edificación del Estado franquista estuvo intrínsecamente ligada a una violencia extrema, que implicaba la aniquilación de los opositores en los territorios conquistados. Esta represión, de carácter sistemático y planificado, fue ejecutada por el Ejército, la Falange y las autoridades políticas contra cualquier individuo sospechoso de simpatizar con la República o de pertenecer al Frente Popular.

Principales Operaciones Militares: El Avance sobre Madrid

El Asedio a la Capital (julio 1936 – marzo 1937)

Tras cruzar el Estrecho de Gibraltar, con la inestimable asistencia de la aviación italiana y alemana, las tropas sublevadas procedentes de África emprendieron un rápido avance hacia Madrid, con el objetivo de tomar la capital, símbolo del poder republicano. No obstante, Franco, quien había asumido la jefatura del ejército del sur tras el fallecimiento del General Sanjurjo, optó por desviar su avance para ocupar Toledo y liberar el Alcázar, donde un centenar de sublevados resistía el asedio.

Este suceso fue hábilmente utilizado para enaltecer la figura de Franco y sirvió como una clara demostración de que el Ejército de África no abandonaría a sus camaradas, a pesar de que esta decisión retrasó su avance hacia la capital, que en ese momento se encontraba prácticamente indefensa. A finales de octubre, las fuerzas sublevadas ya se encontraban a las puertas de Madrid. En respuesta, la República decretó la movilización general para defender la capital, bajo los icónicos lemas de «¡No pasarán!» y «¡Madrid, tumba del fascismo!».

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