La Guerra Civil Española (1936-1939): Causas, Desarrollo y Consecuencias
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La Guerra Civil Española (1936-1939)
Causas de la Guerra Civil
La Guerra Civil Española fue un reflejo de las circunstancias políticas europeas durante la década de 1930, como el retroceso de la democracia y la expansión de los regímenes totalitarios. Entre las causas principales se encuentran:
- La división social en España: Agravada durante la Segunda República, la sociedad española estaba polarizada entre la derecha, representada por la oligarquía, y la izquierda, compuesta por el proletariado y el campesinado.
- La radicalización política: Para los partidarios del levantamiento militar, la guerra era vista como el "Glorioso Alzamiento Nacional", una cruzada para salvar a la nación y a la Iglesia de los enemigos del país. Para los fieles a la República, la guerra era la defensa del gobierno legal y democrático, de las reformas republicanas y un primer paso para la derrota del fascismo en Europa.
- La llegada del Frente Popular al gobierno: Esto supuso la aceleración de las reformas no concluidas en 1933, lo que generó una fuerte reacción por parte de la derecha. Algunas de estas reformas fueron:
- Alejamiento del poder de generales antirrepublicanos como Goded, Franco y Mola.
- Reanudación de las ocupaciones de fincas, con el rechazo de los terratenientes.
- Tramitación de los Estatutos de Autonomía para Galicia y el País Vasco.
- Disminución del orden público.
Alzamiento Militar
La idea de un alzamiento militar estaba presente desde el 8 de marzo de 1936. Se acordó llevar a cabo un golpe de estado en caso de amenaza grave a "la unidad de la patria" y ofrecer la jefatura de la Junta Militar al general Sanjurjo. Sin embargo, no se definió el carácter político del "movimiento militar". Las sospechas del gobierno obligaron a posponer la fecha del 20 de abril.
Esta conjura militar contó con el apoyo de:
- Generales africanistas.
- Jerarquía católica.
- Requeté carlista.
- Algunos partidos de derechas.
- Financiación de empresarios.
Finalmente, tras el asesinato de José del Castillo por falangistas, agentes del gobierno respondieron con el secuestro y asesinato de Calvo Sotelo, lo que precipitó la sublevación.
El 17 de julio de 1936, el Ejército de Marruecos se sublevó contra el gobierno de la República, con el general Francisco Franco al frente. El 18 de julio se extendió a la Península y las Baleares, pero el golpe de estado fracasó, dividiendo al país social y territorialmente.
Zona Rebelde
La zona rebelde, sublevada o "nacional" se ubicaba en:
- Zonas agrarias con poco proletariado campesino, como Galicia, Castilla-León y el oeste de Aragón.
- Áreas con presencia militar, como Marruecos, Canarias y Baleares.
- Puntos aislados como Oviedo, Córdoba, Granada o el Alcázar de Toledo.
Contaban con pocos recursos industriales, mineros y financieros. Apoyaban el golpe de estado:
- La Iglesia.
- Los católicos españoles.
- Los sectores más conservadores del Ejército.
- La aristocracia.
- La alta burguesía industrial.
- Partidos de extrema derecha, como falangistas y tradicionalistas monárquicos.
La Iglesia y los sectores económicos financiaron a los golpistas con la justificación de acabar con la anarquía, restablecer el orden y exterminar a los enemigos de la patria. Las tropas franquistas eran profesionales, formadas por el Ejército de África y estaban bien equipadas.
Zona Republicana
La zona republicana se ubicaba en:
- Áreas urbanas, industriales y mineras, como Asturias, Cantabria, País Vasco, Cataluña, Levante y Madrid.
- Regiones latifundistas del sur, como Extremadura, Andalucía, Castilla-La Mancha y sur de Aragón.
La mayoría de la población era proletariado de izquierdas. Tenían más recursos industriales, mineros y financieros e incluía todas las grandes ciudades del país. Se oponían al golpe:
- Partidos y sindicatos nacionalistas y de izquierdas.
Las tropas republicanas eran menos numerosas, con peor preparación militar y armamento, y no reconocían la autoridad, obedeciendo a líderes como Líster y Durruti.
Desarrollo de la Guerra
Guerra de columnas y batalla de Madrid (agosto 1936-marzo 1937)
Tras el fracaso del golpe de Estado, el objetivo de los sublevados era la toma de Madrid. El general Mola avanzaría desde el norte y Franco desde el sur. Las tropas de Mola fueron detenidas y Franco avanzó desde Sevilla, tomada por Queipo de Llano, hacia el norte a través de Extremadura, tomando Badajoz. Las tropas franquistas se desviaron hacia Toledo para liberar el Alcázar del General Moscardó y, gracias al triunfo, Franco fue nombrado Generalísimo de las Fuerzas Armadas.
A pesar de los combates en Casa de Campo y Ciudad Universitaria, no fue posible la toma de Madrid y Franco abandonó la táctica de columnas. La Batalla de Madrid se prolongó en 1937 con la Batalla del Jarama y Guadalajara. Tras las derrotas, Franco abandonó Madrid y redujo el frente andaluz, sucediendo la "Desbandá" en Málaga con 3500 fusilamientos.
Frente del norte (abril-octubre 1937)
Las operaciones militares se dirigieron a las zonas ricas mineras e industriales del cantábrico. Primero, las tropas franquistas ocuparon el País Vasco con bombardeos como en Guernica, después Cantabria y por último Asturias. Para evitarlo, el gobierno republicano llevó a cabo sin éxito ofensivas en Brunete y Belchite.
Ofensiva sobre Teruel y Batalla del Ebro (diciembre 1937-noviembre 1938)
Tomado el norte, las tropas rebeldes vencieron en la batalla de Teruel en 1938 y el bando republicano inició la ofensiva de la batalla del Ebro, pero fue derrotado. Tras esta victoria, las tropas franquistas ocuparon Cataluña, suprimiendo el estatuto de autonomía y la Generalitat en 1939.
Final de la guerra
Los principales miembros del gobierno republicano, como Azaña y Negrín, se exiliaron en Francia, y muchos republicanos fueron acogidos en el país vecino. Los comunistas, como Negrín, que regresó, intentaban alargar el conflicto ante el estallido inminente de la Segunda Guerra Mundial, pero en febrero de 1939 el gobierno de Franco fue reconocido por Reino Unido y Francia, provocando la dimisión de Azaña en París.
En Madrid, el coronel Casado se sublevó contra el gobierno de Negrín porque pretendía negociar con Franco una paz con garantías y sin represalias. Negrín abandonó España y Casado reanudó las conversaciones con Franco, que exigió una rendición incondicional. El 28 de marzo, Franco entró en Madrid y el 1 de abril de 1939 concluyó la guerra con la rendición del territorio en manos republicanas.