Grandes Poetas de la Lírica Latina: Horacio, Catulo y Ovidio

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Lírica Latina: Introducción

El género lírico es, quizás, aquel en el que la literatura latina brilla con luz propia. Partiendo de modelos griegos, los líricos latinos hacen palidecer, en muchos casos, a sus originales. La lengua alcanza unos matices insospechados; la métrica alcanza una exactitud y una perfección casi insultante; los versos parecen “fluir solos”. El repliegue de los poetas sobre lo más profundo y sentido de su alma dota a su poesía de unos acentos de sinceridad, calor, vigor y fuerza insuperables. La poesía se convierte así en documento testimonial de pasiones y estados anímicos de hombres que, a menudo, murieron jóvenes. Sus poemas rebosan vitalidad y sinceridad a raudales.

Géneros de la Lírica Latina

Los griegos trazaron una división que en modo alguno se da en Roma en la lírica monódica. Los latinos solo se aplicaron al primer tipo. Dentro de la lírica monódica, se distinguió la poesía yámbica y la poesía elegíaca por un lado, y la poesía mélica por el otro. Los romanos, o bien siguieron el camino del yambo y la lírica eólica o de la elegía, o bien optaron por combinar elementos de ambos.

Quinto Horacio Flaco (65 a.C. - 8 a.C.)

Educado en Roma y en Atenas, tuvo una discreta participación en los asuntos públicos de Roma. Se dedicó al concepto del «ocio creador». Su producción lírica entre los años 40 y 20 a.C. es abundante; en otros lugares se estudian sus sátiras y sus epístolas (20-8 a.C.). Aquí nos centraremos en sus grandes monumentos líricos: las Odas (Carmina) y los Épodos (Epodi).

Las Odas de Horacio

Las Odas son el vehículo para exponer sus pensamientos y sentimientos sobre aspectos diversos de la vida. Horacio propone una vida sin grandes pretensiones, renunciando a todo tipo de ambición. Es consciente de la fugacidad de la vida, huye de los tumultos y las masas para centrarse en el yo interior. El amor es para Horacio un sentimiento secundario. El tono de las odas es más bien comedido y mesurado.

Los Épodos de Horacio

En los Épodos, en cambio, opta por los esquemas y las ideas del yambo del griego Arquíloco. Se caracterizan por su virulencia y una amplia apertura del abanico de temas, dando cabida a la agresividad y la violencia propias del género.

Cayo Valerio Catulo (87 a.C. - 54 a.C.)

Nace en Verona y se traslada a Roma. Allí, un amigo, Quinto Metelo Céler, cuya esposa Clodia fascina y hechiza al joven poeta, aparece en su vida. A partir de entonces, su corazón late por y para ella.

Los Carmina de Catulo

Los Carmina de Catulo son en su mayoría poemas de amor vibrantes, como pocos en la literatura universal. En su colección hay espacio para bromas de mejor o peor gusto con sus amigos y sus enemigos. Pero el centro de los poemas y el eje conductor es Clodia, a quien Catulo llama Lesbia. Así, Catulo se muestra ardiente, directo, incontenible y sincero. Incluso en los poemas que podemos llamar «de laboratorio» —como El Epitalamio de Tetis y Peleo, Atis o El Rizo de Berenice— Catulo deja un sello personal.

Publio Ovidio Nasón (43 a.C. - 18 d.C.)

Natural de Sulmona, se trasladó pronto a Roma, donde se formó cerca de los círculos aristocráticos de la época que le acogieron con cariño y apreciaron su obra. Viajó a Atenas y al Asia Menor. Tuvo que marchar al exilio a Tomis, de donde no regresaría nunca más.

Los Amores de Ovidio

Amores es la primera obra del poeta, escrita en plena juventud. En otros momentos de la historia, estos versos fueron la causa de airadas reacciones y fueron tachados por la censura. Lo cierto es que Amores es un conjunto de poemas que exponen todos los lances con los que puede toparse una pareja de amantes: los celos, el rechazo, la aceptación y el goce efímero. A Ovidio, realmente, le gustaban todas las mujeres y no una sola. Una atmósfera mucho más sensual que sexual, y un tanto frívola, impregna las páginas de Amores.

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