Grandes Obras Maestras del Renacimiento Italiano: Brunelleschi, Alberti y Miguel Ángel
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La Cúpula del Duomo de Florencia: Filippo Brunelleschi
La construcción de la Cúpula de la Catedral de Florencia, ideada por Filippo Brunelleschi, supuso un cambio técnico que innovó la arquitectura en general. La cúpula de la catedral representó una innovación radical, ya que se trataba de dos anillos (o cascarones) que culminaban en una linterna, construida sin la necesidad de andamiaje central.
La cúpula alcanzó los 114 metros de altura, convirtiéndose en un emblema de la ciudad de Florencia. Aunque Brunelleschi fue el principal artífice, fue Andrea del Verrocchio quien terminó la obra (la linterna).
Innovación Estructural y Desafíos
Una de las principales dificultades a las que se enfrentó Brunelleschi fue la de introducir una cúpula de tal magnitud en el Duomo. Entre el revestimiento de la cúpula y el caparazón de la misma, existe un espacio hueco en el cual fue construida una escalera para ascender hasta la linterna superior. Esta obra fue la más importante de Brunelleschi, convirtiéndolo en uno de los arquitectos más afamados de su tiempo.
Fachada de Santa Maria Novella: Leon Battista Alberti
La Iglesia de Santa Maria Novella era un edificio gótico ya elaborado. La función de Leon Battista Alberti era renovar la fachada desde el punto de vista del arte clásico o antiguo, integrando los principios renacentistas sobre una estructura preexistente.
Características de la Fachada de Telón
Alberti plantea una fachada de telón, estructurada de forma tripartita, que evoca la composición de un arco del triunfo. Sus características principales incluyen:
- Las calles (o cuerpos verticales) se separan con columnas corintias.
- Los muros se articulan con placas de mármol.
- Todo el cuerpo bajo está recorrido por un entablamento continuo.
- Introduce un segundo cuerpo de menor tamaño, separado del primero por un friso de gran dimensión, lo cual era habitual para ganar altura y cumplir la función de telón.
La estructura lateral, que conecta los dos cuerpos, se denomina aletones (o volutas) y pasará a ser un elemento recurrente en la arquitectura posterior. Toda la fachada se remata con un frontón triangular.
El Moisés de Miguel Ángel: La Terribilitá
El Moisés es una obra escultórica que se ubica dentro del complejo monumental de la Tumba de Julio II. Su creación estuvo marcada por el reciente descubrimiento del Laocoonte y sus hijos, lo que influyó notablemente en la concepción de esta pieza.
Rasgos y Simbolismo
La escultura posee un rasgo característico denominado Terribilitá (una cualidad de grandeza sublime e imponente). Representa el momento tradicional de Moisés al bajar del Monte Sinaí y la ira desatada al ver la idolatría de su pueblo durante su ausencia.
Miguel Ángel recoge el monumento justo antes de que Moisés desate su ira. La imagen presenta ciertas posturas antinaturales que podemos observar en sus piernas o su brazo; sin embargo, la parte más importante es la cabeza, con una mirada contenida y llena de furia. Este efecto dramático es logrado por el autor mediante:
- Claroscuros y sombras: Utilizados para enfatizar la expresión de ira en el rostro.
- Mármol pulimentado: Aplicado en otras partes de la figura para generar mayor luminosidad.
También aparecen dos cuernos en la cabeza de la figura, fruto de un error de traducción de la Biblia de la época (la Vulgata) en la que se inspiró el autor.
Pala Brera (Retablo de Brera): Piero della Francesca
La Pala Brera (o Retablo de Brera) se conserva en la Pinacoteca di Brera de Milán. Una "pala" es cualquier gran cuadro de altar. Esta obra representa un recurso muy utilizado en la época: la Sagrada Conversación.
Composición y Simbolismo
En el centro de la obra aparece la Virgen sentada sobre un trono, y en su regazo, el Niño Jesús. El Niño está representado con una expresión inerte, casi "vivo o muerto", con el objetivo de recordar que ha venido al mundo a morir, de acuerdo con la tradición cristiana.
En el cuadro se representan también una serie de santos (franciscanos y un dominico). En un primer plano, arrodillado frente a la Virgen, aparece el mecenas de la obra: Federico da Montefeltro, Duque de Urbino.
El espacio arquitectónico donde se sitúa la escena es el crucero de una basílica renacentista. El ábside de la basílica presenta una bóveda de concha, de la cual pende otra concha (venera). Este elemento, que en la antigüedad clásica se utilizaba para venerar a la deidad Venus, ahora se relaciona con la Virgen como un símbolo de pureza e Inmaculada Concepción.