Grandes Conflictos y Crisis en la Historia de España: Siglos XVIII-XX
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La Guerra de Sucesión Española (1701-1714)
Este conflicto dinástico internacional se desencadenó tras la muerte de Carlos II de España, el último monarca de la Casa de Austria, sin descendencia directa. Su testamento designaba como heredero a Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV de Francia, lo que provocó una reacción de las potencias europeas, temerosas de una hegemonía borbónica.
Desarrollo y Fases Clave:
- Causa Principal: Muerte de Carlos II, último Habsburgo español, y la designación de Felipe de Anjou (futuro Felipe V), nieto de Luis XIV de Francia, como su sucesor.
- Alianzas: Formación de la Gran Alianza de La Haya (1701) entre el Sacro Imperio Romano Germánico (con el Archiduque Carlos como pretendiente), Inglaterra y las Provincias Unidas, contra Francia y España.
- Escenarios de Conflicto: La guerra se libró en diversos frentes europeos, incluyendo Flandes, y en la Península Ibérica, con ataques ingleses en Galicia y Cádiz.
- Batallas Decisivas: Victorias borbónicas en batallas como Almansa y Brihuega, que consolidaron la posición de Felipe V en España.
- Pretendiente Austriaco: El Archiduque Carlos de Austria, apoyado por la Gran Alianza, reclamó el trono español.
- Resolución Diplomática: El conflicto concluyó con el Tratado de Utrecht (1713) y el Tratado de Rastatt (1714).
- Consecuencias para España:
- Reconocimiento de Felipe V: Felipe V fue reconocido como Rey de España, pero renunció a sus derechos sobre el trono francés.
- Pérdidas Territoriales: España cedió Gibraltar y Menorca a Gran Bretaña, y los Países Bajos españoles, Nápoles, Cerdeña y el Ducado de Milán al Imperio Austriaco.
- Decretos de Nueva Planta: Supresión de los fueros e instituciones de la Corona de Aragón (Valencia, Aragón, Cataluña y Mallorca) como castigo por su apoyo al Archiduque Carlos, unificando la administración del reino bajo el modelo castellano.
- Impacto en la Política Exterior: La guerra redefinió el equilibrio de poder en Europa y marcó el inicio de la hegemonía británica en el comercio marítimo.
La Guerra de la Independencia Española (1808-1814)
Este conflicto bélico, parte de las Guerras Napoleónicas, se originó por la invasión francesa de España y la imposición de José I Bonaparte como rey. Fue una guerra de resistencia nacional que combinó la lucha regular con la guerrilla, y contó con la intervención de potencias extranjeras.
Causas y Antecedentes:
- Debilidad Monárquica: La crisis de la monarquía española bajo Carlos IV y la impopularidad de su valido, Manuel Godoy.
- Alianza con Francia: La Paz de Amiens (1802) y el Tratado de Fontainebleau (1807), que permitía el paso de tropas francesas por España para invadir Portugal, revelaron las intenciones expansionistas de Napoleón.
- Crisis Dinástica: La delicada situación de Godoy y el apoyo popular a Fernando VII (entonces Príncipe de Asturias) culminaron en el Motín de Aranjuez (marzo de 1808), que forzó la abdicación de Carlos IV en su hijo.
Desarrollo del Conflicto:
- Abdicaciones de Bayona: Napoleón no reconoció a Fernando VII y, mediante engaños, logró que Carlos IV y Fernando VII abdicaran en Bayona (mayo de 1808) en favor de su hermano José Bonaparte.
- Levantamiento Popular: El 2 de mayo de 1808, el pueblo de Madrid se levantó contra las tropas francesas de Murat, marcando el inicio de la resistencia antifrancesa.
- Vacío de Poder y Juntas: Ante el vacío de poder y la ruptura institucional, surgieron Juntas Provinciales y, posteriormente, la Junta Suprema Central, que asumieron la soberanía en nombre de Fernando VII.
- Carácter de la Guerra: Fue una guerra nacional y popular, con una fuerte implicación de la población civil a través de la guerrilla, y una guerra internacional con la participación de Francia y Gran Bretaña (aliada de España).
Fases de la Guerra:
Primera Etapa (1808): Resistencia y Primeras Victorias
Se caracterizó por la resistencia de ciudades como Zaragoza y Gerona, y la primera gran derrota del ejército francés en la Batalla de Bailén, lo que obligó a José I a abandonar Madrid temporalmente.
Segunda Fase (1808-1812): Hegemonía Francesa y Guerra de Guerrillas
Napoleón intervino directamente con la Grande Armée, restableciendo el control francés sobre gran parte de la península. Sin embargo, la resistencia se mantuvo activa a través de las guerrillas, que desgastaron al ejército invasor.
Tercera Etapa (1812-1814): Ofensiva Aliada y Retirada Francesa
Con la campaña de Napoleón en Rusia, las tropas francesas en España se debilitaron. La ofensiva conjunta de las fuerzas españolas, británicas (lideradas por Wellington) y portuguesas provocó sucesivas derrotas francesas (Arapiles, Vitoria) y su eventual abandono de España.
La Crisis de 1917 en España
El año 1917 fue un punto de inflexión en la historia contemporánea de España, marcado por una triple crisis que puso en jaque el sistema de la Restauración: una crisis militar, una crisis política (burguesa) y una crisis social (proletaria).
Tipos de Crisis:
Revolución Militar (Juntas de Defensa)
La oficialidad del ejército, especialmente los "africanistas" (destinados en Marruecos), se organizó en Juntas de Defensa. Sus demandas incluían la mejora de sus ingresos y la reforma del sistema de ascensos (por antigüedad frente a méritos de guerra en el Rif), buscando reforzar su posición dentro del Estado. La solución del gobierno fue intentar atraerse al ejército, lo que culminó en la Ley del Ejército, que legalizó las Juntas y satisfizo algunas de sus demandas, debilitando el poder civil.
Revolución Burguesa (Asamblea de Parlamentarios)
Sectores de la burguesía, descontentos con el sistema político de la Restauración (turnismo, caciquismo), buscaron una reforma profunda. El fracaso de esta "revolución" se evidenció cuando las Cortes fueron cerradas en 1917. Francesc Cambó, líder de la Lliga Regionalista catalana, intervino activamente. El 5 de julio se celebró una reunión en Barcelona, y el 19 de julio, la Asamblea de Parlamentarios, que demandaba una amplia autonomía para Cataluña y la convocatoria de Cortes Constituyentes. Sin embargo, la falta de apoyo y la represión gubernamental frustraron sus objetivos.
Revolución Proletaria (Huelga General)
Las organizaciones obreras, principalmente la UGT (socialista) y la CNT (anarcosindicalista), contactaron para organizar una huelga general. El objetivo era protestar por el encarecimiento de las subsistencias y las duras condiciones laborales. Aunque inicialmente se planteó una huelga de 24 horas, derivó en una huelga general indefinida a partir del 13 de agosto de 1917. La huelga de ferroviarios y tranviarios en Valencia fue un detonante. La represión gubernamental fue contundente, con enfrentamientos entre huelguistas y el ejército en Madrid, Barcelona, Vizcaya y Asturias, resultando en numerosos muertos y heridos. La huelga fue finalmente sofocada, pero evidenció la profunda división social y la capacidad de movilización obrera.
Las Guerras Carlistas: Conflicto Dinástico y Social (1833-1840)
La Primera Guerra Carlista fue un conflicto civil que asoló España durante siete años, inmediatamente después de la muerte de Fernando VII. Enfrentó a dos bandos principales: los absolutistas (carlistas), partidarios de Carlos María Isidro, hermano del rey fallecido, y los liberales (isabelinos o cristinos), defensores de la regencia de María Cristina de Borbón en nombre de su hija Isabel II.
Características del Primer Carlismo:
- Ideología: Defensa del absolutismo monárquico, el tradicionalismo, la religión católica como pilar del Estado y los fueros (especialmente en el País Vasco y Navarra). Su lema era "Dios, Patria, Rey y Fueros".
- Apoyos: Principalmente campesinos, clero rural y pequeña nobleza de zonas rurales del País Vasco, Navarra, Cataluña, Aragón y Valencia.
- Líderes Militares: Destacaron figuras como Tomás de Zumalacárregui.
Fases de la Guerra:
Primera Fase (1833-1835): Consolidación Carlista en el Norte
Tras la sublevación carlista, el conflicto se centró en el norte de España. A pesar de un escaso apoyo inicial en otras regiones, los carlistas lograron importantes éxitos militares bajo el liderazgo de Zumalacárregui, quien llegó a controlar amplias zonas del País Vasco y Navarra. Su muerte durante el asedio de Bilbao (1835) fue un duro golpe para la causa carlista.
Segunda Fase (1836-1837): Expansión y Fracaso de la Expedición Real
Los carlistas intentaron expandir el conflicto fuera de sus bastiones. La "Expedición Real" (1837), liderada por el propio Don Carlos, llegó hasta las puertas de Madrid, pero no logró tomar la capital ni obtener el apoyo esperado, lo que marcó un punto de inflexión. Las fuerzas liberales, bajo el mando de generales como Baldomero Espartero, comenzaron a ganar terreno.
Tercera Fase (1838-1840): Declive Carlista y Fin de la Guerra
La superioridad militar liberal y las divisiones internas entre los carlistas (transaccionistas vs. intransigentes) llevaron al declive de su causa. María Cristina, la regente, garantizó el respeto a los fueros en un intento de atraer a los carlistas moderados. La guerra culminó con el Convenio de Vergara (1839), un acuerdo entre Espartero y el general carlista Rafael Maroto, que puso fin a las hostilidades en el norte, aunque la resistencia continuó en otras zonas hasta 1840.
Importancia del Carlismo:
El carlismo no solo fue un conflicto dinástico, sino también un enfrentamiento entre dos modelos de sociedad: el Antiguo Régimen y el liberalismo. Su legado perduró en la política española durante décadas, manifestándose en posteriores levantamientos y en una corriente ideológica conservadora.
El Desastre del 98: Fin del Imperio Colonial Español
El año 1898 marcó un punto de inflexión en la historia de España con la pérdida de sus últimas colonias de ultramar (Cuba, Puerto Rico y Filipinas) tras la guerra contra Estados Unidos. Este evento, conocido como el "Desastre del 98", generó una profunda conmoción nacional y un intenso debate sobre la identidad y el futuro del país.
Factores que Condujeron al Conflicto:
- Movimientos Independentistas: El auge de movimientos autonomistas e independentistas en las colonias, como el "Grito de Yara" en Cuba (1868) y la lucha por la abolición de la esclavitud.
- Intervención de Estados Unidos: El creciente interés de Estados Unidos en la región del Caribe y el Pacífico, que veía en las colonias españolas una oportunidad para su expansión económica y estratégica.
- Debilidad Española: La incapacidad de España para mantener su imperio colonial, debido a su atraso económico, político y militar.
Desarrollo de la Guerra Hispano-Estadounidense:
- Líderes Independentistas: Figuras como José Martí, fundador del Partido Revolucionario Cubano, impulsaron la lucha por la independencia.
- Represión Española: La dura política del general Valeriano Weyler en Cuba, con la creación de "campos de reconcentración", exacerbó el conflicto.
- Insurrección en Filipinas: En Filipinas, José Rizal lideró la Liga Filipina, un movimiento reformista que derivó en insurrección.
- Intentos de Reforma: El gobierno de Sagasta intentó conceder una amplia autonomía a Cuba y Puerto Rico, pero fue demasiado tarde.
- Casus Belli: La explosión y hundimiento del acorazado estadounidense USS Maine en el puerto de La Habana (febrero de 1898), atribuido a España sin pruebas concluyentes, sirvió de pretexto para la declaración de guerra por parte de Estados Unidos.
- Derrotas Navales: La superioridad naval estadounidense se manifestó en las decisivas batallas de Santiago de Cuba (flota del almirante Cervera) y Cavite (Filipinas), que sellaron el destino de las colonias.
- Tratado de París (10 de diciembre de 1898): España renunció a Cuba y cedió Puerto Rico y Guam a Estados Unidos, además de vender Filipinas por 20 millones de dólares.
Consecuencias del Desastre del 98:
Consecuencias Económicas:
Contrario a lo que se podría pensar, la pérdida colonial no fue un desastre económico inmediato. La repatriación de capitales coloniales y la financiación permitieron al ministro de Hacienda, Raimundo Fernández Villaverde, implementar reformas tributarias y la emisión de deuda pública, lo que posibilitó un saneamiento de la hacienda pública a corto plazo.
Consecuencias Sociopolíticas e Intelectuales:
La conmoción fue profunda en la sociedad española. Se generó una "crisis de conciencia" y un movimiento intelectual conocido como el Regeneracionismo, que buscaba reflexionar sobre las causas del declive de España y proponer soluciones para modernizar el país. Se debatió la dicotomía entre la "España real" y la "España legal", y se cuestionó la viabilidad de la democracia parlamentaria de la Restauración. El Desastre también impulsó el auge de los nacionalismos periféricos (catalán, vasco, gallego), que veían en la crisis una oportunidad para reivindicar sus particularidades y autonomías.