El Grand Tour: Orígenes del Turismo Moderno en la Aristocracia Europea

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¿Qué es el turismo?

El hombre se desplaza a grandes distancias desde las épocas más primitivas, pero estos desplazamientos carecen de una característica esencial del turismo: la libertad.

Tampoco pueden considerarse turísticos los grandes movimientos comerciales y religiosos de la Edad Media, puesto que, aunque se hacen voluntariamente, están lejos de ser masivos.

La falta de alguno de estos dos componentes, masificación o libertad de movimiento, es lo que impide considerar como turismo la mayor parte de los fenómenos que se producen antes del siglo XIX.

El Grand Tour

El fenómeno precursor de lo que después será el turismo moderno es precisamente el llamado Grand Tour.

Consistía en un recorrido de larga duración de los jóvenes aristócratas de las Islas Británicas por gran parte del continente europeo, pero especialmente por Francia e Italia.

Todavía se discute cuándo comenzó el Grand Tour.

A pesar de todo, es un tipo de viaje que podría considerarse inaugurado en 1572 por Sir Philip Sidney.

Características del Grand Tour

El Grand Tour requería que las regiones por las que iba a viajar el noble estuvieran pacificadas.

Desde el siglo XVI, Europa no había estado pacificada.

Aunque entre los siglos XVI y XVIII el Grand Tour no fue obligatorio para los jóvenes nobles, sí que equivalió a una forma de elevar el estatus nobiliario.

Al lado de los jóvenes aristócratas estaba siempre la compañía de un servicio o un tutor.

El objetivo del Grand Tour

El principal objetivo del Grand Tour era que los jóvenes nobles se iniciaran en el ejercicio de sus propias costumbres.

El joven caballero debía familiarizarse con la etiqueta y la conducta que eran propias de la nobleza en la Europa cortesana y, a través de su continuo ejercicio, dominarlas hasta la perfección.

Junto a los antiguos centros culturales y demás maravillas, como iglesias o monasterios y gabinetes de arte, figuraban también en el programa de visitas para el joven aristócrata toda una amplia gama de instituciones.

Una preparación profesional

El Grand Tour se explica también en la medida que era la preparación para la posterior vida profesional del joven aristócrata.

El joven noble aprendía todo lo que necesitaba para vivir en las cortes europeas al servicio de los monarcas o ejercer como diplomático ante otros soberanos europeos.

Los encuentros con otros destacados miembros de las noblezas europeas marcaron el punto álgido del tour del caballero.

Una formación política y cortesana

Durante su viaje, atravesaba los más diferentes sistemas de gobierno y se familiarizaba con las distintas variantes del gobierno absoluto o con las ventajas y desventajas de una república nobiliaria.

Este último aspecto marca una notable diferencia con respecto al moderno turismo.

El turista de hoy desea poner una gran distancia con respecto a su día a día.

El Grand Tour, por el contrario, debía condicionar al joven aristócrata en el ejercicio de unas adecuadas maneras de comportamiento para su vida cotidiana.

Socialización aristocrática

El Grand Tour era como un lugar de inflexión en la socialización aristocrática.

Tras el final del Grand Tour, el noble estaba ya experimentado y era un verdadero conocedor del mundo.

El noble solo establecía contactos e intercambios con aquellos que pertenecían a su mismo estamento.

Esto conllevó asimismo que los jóvenes aristócratas que tomaban parte en el Grand Tour participaran de una cultura nobiliaria que se extendió a nivel europeo entre las clases nobles acomodadas a pesar de las diferencias regionales.

La versión de Lord Shaftesbury

Sobre el Grand Tour afirmaba uno de sus practicantes, Lord Shaftesbury, que “por conocimiento del mundo yo entiendo aquel que resulta de la observación de los hombres y las cosas desde un contacto con las costumbres y usos de otras naciones, por una visión interna de sus políticas, gobierno, religión; en una palabra, por el estudio y la contemplación de los hombres; ya que se presentan en el gran escenario del mundo de varias formas y bajo apariencias distintas. Esta es la madre de las ciencias que un caballero debe comprender y de la que nunca han oído nuestras escuelas y colegios”.

El tour en el continente

El tour fue imitado en el continente por jóvenes aristócratas que, a partir de finales del siglo XVIII, comenzaron a hacer los mismos periplos educativos.

Si Italia era el destino por antonomasia, Roma fue la ciudad predilecta.

En el siglo XVIII cambia el perfil del viajero que llega a Roma.

Los jóvenes que llegaban a Roma en esta época la habían conocido previamente a través de las colecciones de grabados que se difunden en este periodo.

Además de Italia…

Desde el siglo XVII fue, junto a la clásica Italia, Francia – sobre todo París y sus alrededores – el más importante destino.

Junto a París fue Viena, la otra gran metrópolis en el continente, el destino de muchos nobles que hacían el tour del caballero.

Por último, los Países Bajos también atrajeron a los nobles debido al alto nivel económico que habían alcanzado y a la variedad de conocimientos científicos y religiosos que estaban teniendo lugar en estos territorios.

Al margen del Grand Tour: la Península Ibérica

La Península Ibérica quedó alejada casi siempre de estas corrientes de nuevos viajeros.

Las razones van desde los conflictos entre Inglaterra y la Corona española hasta las malas condiciones de las infraestructuras.

Solo a partir de la llegada de los Borbones al trono español cambiará ligeramente la situación y algunos viajeros ilustres asomarán por las fronteras españolas.

Cambios en la situación

Poco a poco la situación irá cambiando, con la mejora progresiva de las ciudades y, sobre todo, de la capital, Madrid.

A mediados de siglo, algunos viajeros españoles ya empiezan a escribir sus impresiones acerca de las mejoras que precisa el país para entrar en las grandes rutas viajeras.

Uno de estos precursores en el fomento del turismo es don Antonio Ponz, viajero profesional, que esboza un plan de carreteras para el país, prevé las bases para su financiación y recomienda una mayor vigilancia sobre las posadas.

Por esta época, finales del siglo XVIII, empezarán a aparecer los viajes domésticos (domestic travel) y Madrid empezó a convertirse en punto de partida para excursiones radiales.

El final del Grand Tour

Con la Revolución Francesa y el dominio napoleónico terminó el Grand Tour en su forma clásica.

Esto no significa que la nobleza permaneciera atada a sus dominios y que los jóvenes nobles solo visitaran el extranjero si participaban como oficiales en las guerras.

El carácter del viaje nobiliario se transformó, sirviendo pocas veces a la formación de los aristócratas y constituyendo más bien una variante de un viaje de placer.

Adquirió un carácter lujoso y se diferenció cada vez más del turismo practicado por la burguesía más acomodada.

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