El Gran Masturbador de Salvador Dalí: Una Mirada a sus Símbolos y Significado
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Descripción de *El Gran Masturbador*
Se trata de una pintura al óleo sobre lienzo. Tiene una composición estática y simétrica, aunque ligeramente descompensada en cuanto a las masas hacia la derecha. La obra se divide en un espacio seccionado en dos mitades desiguales: la mitad superior, que es la mayor, representa el cielo; y la inferior representa la playa, con un horizonte amplísimo que se funde con la línea del suelo de forma difusa. Esta obra destaca por el esmero y la paciencia con la que ha sido pintada, y cada elemento está plasmado con una precisión casi fotográfica.
Predomina mucho el dibujo, jugando con las líneas curvas, y se usa una pincelada muy precisa.
Los colores empleados son luminosos y brillantes, jugando con la combinación de tonos fríos y cálidos. El color amarillo del rostro central resalta sobre el azul degradado del cielo, y contrasta con los tonos más sonrojados de la pareja ubicada en el lado opuesto.
La luz, fría y real, baña toda la composición, dándole un aspecto de ensoñación. Las sombras negras incongruentes que se proyectan indican la presencia de un foco de luz situado a la derecha de la obra y delante del objeto. Crean contrastes entre zonas iluminadas y las que se encuentran en penumbra.
El espacio atiende al modo clásico: se valora el volumen de la figura y la perspectiva lineal o geométrica. Como es habitual en el autor, la visión se produce desde un punto de vista elevado, por lo que se baja la línea del horizonte y permite una larga perspectiva que crea un ambiente de fuerte extrañamiento.
Hay distintas figuras y están representadas de distintas formas. Mientras que la mujer, de líneas ondulantes, se relaciona con el prototipo de mujer modernista, el hombre que se acerca parece más una escultura, algo frío y pétreo. Por otro lado, las pequeñas figuras que aparecen debajo se parecen a maniquíes.
A la izquierda y en la parte central de la obra, se halla una cabeza gigante que tiene un ojo cerrado y una prominente nariz apoyada en el suelo. En el lugar de la ausente boca se adhiere una langosta de grandes dimensiones, con el vientre plagado de hormigas.
Otros detalles dotan de singularidad a la cabeza. Primero, las plumas de colores que sugieren, a la manera de las pestañas; las piedras que se alzan sobre la testa; y el anzuelo que se aferra a su escaso cabello.
A la altura del hipotético cuello surge una cabeza de león con una prominente lengua. Más arriba, una mujer arrima la cara a los genitales de un varón. En la playa se observan grupos humanos. En la parte central, pero en el suelo, se ve cómo un hombre abraza una roca con apariencia femenina. En la izquierda, un joven proyecta su sombra sobre dos diminutas figuras que son un padre y un hijo.
Identificación de la obra
La obra que estamos analizando se llama *El Gran Masturbador*. Su autor es Salvador Dalí. La obra fue realizada en 1929 y actualmente se encuentra en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, en Madrid. Dalí es el más escandaloso y extravagante de todos los grupos surrealistas. Sus cuadros presentan dibujos imposibles, fruto de su imaginación. Le caracteriza la provocación y su método paranoico-crítico. Su primera etapa surrealista es furiosa y ácida; las formas se alargan, se descomponen y resultan de apariencia equívoca. Utiliza alusiones al sexo y a la paranoia.
Función y simbología
Durante el verano de 1929, Dalí recibió una visita que cambiaría su vida y su obra: el poeta Paul Éluard y su esposa, Gala, se instalaron en Cadaqués. La aparición de Gala marca un antes y un después en la vida de Dalí.
Esta pintura que estamos comentando nos remite, en clave surrealista, al encuentro entre el artista y Gala, y a sus propias obsesiones sexuales. Es fruto de la pasión erótica que solo Gala despertó en Dalí, pero no puede explicarse solo a partir de ella. Las teorías surrealistas y psicoanalíticas, la infancia del artista y la omnipresencia de la figura paterna son imprescindibles para entender la obra.
La figura central de la obra es un autorretrato del pintor.
Símbolos sexuales recurrentes en la obra:
- La lengua voluminosa y enrojecida que surge de la cabeza de un león como si fuera un pene erecto.
- La mujer que acerca su boca a los genitales de un varón.
- El lirio, símbolo de pureza, es decir, de la masturbación como forma única de actividad sexual para Dalí, ya que para él cualquier otra relación sexual implicaba una situación donde un ser humano devora a otro.
- La langosta, que causaba horror al pintor.
- Las figuras que se abrazan rememoran su relación con Gala y sus paseos por la playa. La soledad que provoca esta asociación está sugerida por la figura solitaria de la izquierda de la obra y la sombra que está proyectada sobre dos diminutas figuras, padre e hijo, que retrotraen a la infancia del autor.
- El anzuelo con la cuerda rota recuerda la esencia de Gala, pero también los intentos de la familia por retenerlo.
- Las plumas de colores son referencia a la infancia, mientras que las piedras encima de la cabeza serían manzanas petrificadas que remitirían a Guillermo Tell y simbolizarían la sumisión del hijo respecto al padre.