El Gobierno de los Treinta Tiranos en Atenas: Instauración y Caída

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La Paz con Esparta y el Derrocamiento de los Muros

[22] Al día siguiente, los embajadores comunicaban en qué condiciones los lacedemonios harían la paz. Terámenes habló en nombre de ellos, diciendo que era necesario obedecer a los lacedemonios y derribar los muros. Negándose algunos a esto, pero muchos más habiéndolo aprobado unánimemente, decidieron aceptar la paz (...τὴν εἰρήνην).

[23] Después de esto, Lisandro navegó hacia el Pireo, y los desterrados regresaron y destruían los muros al son de la flautista con buen ánimo, pensando que aquel día por la Hélade comenzaba la libertad (...τῆς ἐλευθερίας).

[24] El año terminaba, en el cual, estando a la mitad, Dionisio el siracusano, hijo de Hermócrates, fue tirano. Antes, habiendo sido vencidos los cartagineses por los siracusanos en la batalla, apoderándose de Agrigento por la escasez de alimentos, habiendo abandonado los siciliotas la ciudad (...τὴν πόλιν).

Instauración del Gobierno de los Treinta

[11] Los Treinta fueron elegidos tan pronto como los largos muros y los de alrededor del Pireo fueron derribados. Habiendo sido elegidos bajo la condición de redactar las leyes con las que se gobernaría, siempre estaban a punto de redactar y presentar estas, pero llevaron la bulé y las otras magistraturas como les parecía a ellos (...ἐδόκει αὐτοῖς).

[12] Después, en primer lugar, todos los que sabían que en democracia vivían de sicofantía y los que eran molestos a los hombres de bien, deteniéndolos, los acusaban de pena de muerte. La bulé condenaba a ellos de buena gana, y los otros, los que eran cómplices de ellos, que no eran de tal clase, no se disgustaban (...οὐδὲν ἤχθοντο).

Consolidación del Poder y Represión

[13] Después, comenzaron a planear cómo les sería posible servirse de la ciudad como quisieran. Por esto, en primer lugar, enviaron a Esquines y Aristóteles hacia Lacedemonia, y convencieron a Lisandro para que un destacamento fuera a ayudar a ellos hasta que, echando fuera a los perversos, establecieran el gobierno. Ellos prometían mantener (el gobierno) (...αὐτοὶ ὑπισχνοῦντο).

[14] Habiendo sido persuadido, ayudó al enviarles un destacamento y al harmoste Calibio. Estos, cuando acogieron el destacamento y, por otra parte, halagaban con todo esmero a Calibio para que aprobara todo lo que hicieran, enviando este a ellos a los que querían de entre el destacamento, arrestaban no solo a los malvados y a los humildes, sino también ya a los que consideraban que de ningún modo soportarían que fueran rechazados, y también a los que, intentando oponerse a algo, llevarían consigo a muchísimos que estarían de acuerdo (...συνεξιόντας λαμβάνειν).

Resistencia y Conflictos en el Pireo

[24] Por una parte, los Treinta se fueron a Eleusis; por otra, los Diez, junto con los jefes de caballería, se dedicaban a los que habían alborotado especialmente en la ciudad y a los que desconfiaban unos de otros, y velaban los caballeros en el Odeón, manteniendo los caballos y los escudos, y a causa de la desconfianza, vigilaban desde el atardecer con los escudos a lo largo de las murallas, y al alba, con los caballos, siempre temiendo que algunos se lanzaran sobre ellos de entre los del Pireo (ἐκ τοῦ Πειραιῶς).

[25] Los demás, siendo de todas las clases, fabricaban armas, unas de madera y otras de mimbre, y blanqueaban estas. Antes de que diez días llegaran, dándole la garantía de que todos los que lucharon como aliados, aunque fueran extranjeros, tendrían igualdad de tributación, salían muchos hoplitas y mucha infantería ligera. Llegaron con ellos setenta jinetes aproximadamente. Haciendo expediciones y cogiendo maderas y frutos otoñales, dormían de nuevo en el Pireo (...πάλιν ἐν Πειραιεῖ).

[26] De entre la ciudad, ningún otro salía con armas, y los jinetes a veces sometían (también) a los ladrones de entre los que estaban en el Pireo y (también) dañaban el ejército de ellos. Encontraron casualmente a algunos de entre los exoneros que iban hacia los campos de ellos en busca de provisiones. Lisandro mató a estos, y muchos jinetes, soportándolo muy difícilmente (...φερόντων ἱππέων).

[27] Estos mataron en represalia en el Pireo a Calístrato, de la tribu Leóntide, de entre los soldados de caballería que cogieron en el campo. Y porque ya se sentían orgullosos, de manera que se lanzaban a la muralla de la ciudad. Aunque es necesario decir esto del ingeniero en la ciudad, el que conoció que a lo largo del recorrido desde el Liceo iban a emplear las máquinas de guerra, ordenó llevar enormes piedras a todos los carros (...τοῦ δρόμου).

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