Globalización y Desigualdad: La Curva del Elefante y el Poder Económico de China

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La Curva del Elefante: Impacto de la Globalización en la Distribución de Ingresos (1988-2008)

La Curva del Elefante es un gráfico que ilustra cómo evolucionaron los ingresos de las familias a nivel global entre 1988 y 2008, un periodo crucial marcado por la intensificación de la globalización. Este fenómeno económico y social se visualiza a través de cuatro segmentos principales en la curva, cada uno representando a un grupo demográfico distinto y su experiencia económica:

La base del elefante (al inicio del gráfico)
Representa a las personas más pobres del mundo, predominantemente en regiones como el África Subsahariana. Sus ingresos experimentaron un crecimiento marginal, lo que indica que, a pesar de los avances globales, este segmento de la población no se benefició de la globalización de manera significativa.
La subida del "lomo" del elefante
Corresponde a las clases medias de los países en desarrollo, con ejemplos destacados en naciones como China, India y el sudeste asiático. Este grupo experimentó un notable aumento de sus ingresos, impulsado por el crecimiento económico en sus respectivos países y beneficiándose directamente de la industrialización y la integración en la economía global.
La bajada (cerca de la trompa)
Identifica a las clases medias-bajas de países desarrollados, incluyendo Estados Unidos, Europa Occidental y Japón. Sus ingresos crecieron muy poco o incluso se estancaron. Este fenómeno se atribuye a que la globalización facilitó la reubicación de fábricas a países con menores costos salariales (como China), lo que impactó negativamente el empleo y los salarios en las economías ricas. Numerosas personas en estos países se vieron afectadas por la competencia internacional, el desempleo y la falta de progreso en sus ingresos.
La "trompa" del elefante (al final del gráfico)
Simboliza a las personas más ricas del mundo, cuyos ingresos se dispararon enormemente durante estas dos décadas. Este grupo abarca a empresarios, inversionistas y altos ejecutivos que capitalizaron la globalización, los avances tecnológicos y la expansión de los mercados globales.

En síntesis, la Curva del Elefante revela de forma contundente los ganadores y perdedores de la globalización. Mientras millones de personas en países en desarrollo vieron mejorar sus ingresos, las clases medias de las naciones ricas sufrieron un estancamiento. Paralelamente, la riqueza global se concentró cada vez más en manos de los más acaudalados, exacerbando la desigualdad económica a nivel mundial.

El Ascenso de China y sus Desafíos Económicos Globales

¿Hacia una Hegemonía China?

China se erige como la nación más influyente dentro del bloque BRICS, gracias a su formidable poder económico, político y demográfico. Su sostenido crecimiento ha sido fundamental para incrementar la relevancia global de este bloque. El modelo económico chino se caracteriza por una cadena de valor donde numerosos países asiáticos proveen materias primas o componentes a China, que luego los transforma en productos terminados para exportar a mercados de alto poder adquisitivo como Europa y Estados Unidos.

Paradójicamente, a pesar de su propio ascenso, las políticas económicas de China también han contribuido a la estabilidad del poder económico estadounidense. China utiliza los vastos ingresos de sus exportaciones para adquirir bonos del gobierno de Estados Unidos, lo que fortalece el dólar y permite a Estados Unidos financiar su déficit fiscal. No obstante, a pesar de su robustez económica, China mantiene una dependencia crucial de las exportaciones para asegurar la llegada de sus productos a los mercados europeos y estadounidenses.

Vulnerabilidades y Reformas Necesarias en el Modelo Chino

Aunque China ha experimentado un crecimiento exponencial, su modelo económico presenta vulnerabilidades significativas. Su excesiva dependencia de las exportaciones y la considerable tenencia de bonos del Tesoro de Estados Unidos han generado desequilibrios en la economía mundial, contribuyendo incluso a la crisis financiera global de 2008. Durante las últimas dos décadas, la banca china ha otorgado un volumen masivo de préstamos, lo que ha propiciado una burbuja inmobiliaria y un exceso de capacidad industrial, resultando en un gran número de fábricas y edificios vacíos.

A pesar de los esfuerzos del gobierno chino por estabilizar la situación, como la intervención en el mercado de valores tras la caída de las acciones en 2015, los problemas persisten. En 2016, una significativa fuga de capitales evidenció una menguante confianza en la economía. Expertos sugieren que China debe reorientar su estrategia económica, reduciendo su dependencia de las exportaciones y fomentando un mayor consumo interno. Esta transición es crucial para equilibrar su economía y resolver sus desafíos estructurales internos.

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