Geografía del Agua Urbana: Megaproyectos, Escasez y Sostenibilidad Global
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El Desafío Hídrico de las Megaciudades Globales
Por otra parte, la proliferación de metrópolis millonarias a escala global —más de cuatrocientas al filo del nuevo milenio— ha demandado una construcción adicional de grandes presas y obras hidráulicas con el fin de garantizar su abastecimiento de agua. Al mismo tiempo, se canalizaban, y en algunos casos desviaban, los ríos que las atravesaban, creando gigantescos proyectos de fontanería regional.
Límites Naturales y Megaproyectos Desmesurados
Sin embargo, el abastecimiento de algunas inmensas metrópolis ya estaba chocando con sus límites naturales a finales del siglo XX, después de haber agotado y arrasado gran parte de los recursos hídricos en sus territorios cercanos. Entre ellas, destacan los casos de Pekín o la Ciudad de México, que, habiendo agotado ya las aguas superficiales y subterráneas de las que se abastecían en amplios territorios a la redonda, plantean ahora megaproyectos aún más desmesurados para seguir creciendo.
Mientras tanto, sus terrenos también se hunden, pues están construidas sobre zonas húmedas que se desecaron, o se intentaron desecar, para permitir su expansión. Es más, en el caso de Pekín, es toda la Llanura del Norte de China, donde habitan unos 200 millones de personas en varias metrópolis, la que tiene ya serios problemas de abastecimiento. Por ello, se plantean nuevos y gigantescos trasvases Sur-Norte, desde el río Yangtsé, a cientos de kilómetros de distancia, para abastecer de agua a toda la región (Wong, 2007).
Impactos Ambientales y Geográficos de la Ingeniería Hidráulica
Sin embargo, en este trasiego de aguas por la superficie terrestre, con magnas y costosas obras de ingeniería, se pierde gran parte de ellas por evaporación o filtración antes de llegar a sus usuarios finales, incluidos los campos de cultivo. Todo ello está provocando la regresión de muchos deltas del mundo, al alterar el curso y el flujo normal de los ríos, y además porque sus sedimentos quedan atrapados en las presas que se colmatan.
Asimismo, se asiste a una importante pérdida de biodiversidad al hormigonar e incluso entubar muchos de los cauces fluviales, pues en paralelo se desecan también lagos y tierras pantanosas, para que se desparrame sin freno la 'lengua de lava' urbano-metropolitana.
El Caso Emblemático de los Países Bajos
Quizás uno de los ejemplos más espectaculares de ingeniería hidráulica sea el caso de Países Bajos (Holanda), donde la mitad de su población vive ahora bajo el nivel del mar y se encuentra amenazada por el incremento del nivel del mar en un futuro próximo. Un proceso que empezó de forma limitada en el siglo XIX, pero que alcanzó un auge espectacular en la segunda mitad del siglo XX, tras la construcción del llamado Plan Delta (1953).
Un plan que unió con un enorme dique las desembocaduras de los ríos Rin y Mosa, permitiendo la colonización humana de nuevos terrenos ganados al mar, lo que convirtió a este país en un ejemplo único de tecnología hidráulica a nivel mundial.
Factores Habilitadores y Consecuencias Socioeconómicas
Sin embargo, ninguno de estos megaproyectos habría sido factible sin energía barata —en concreto, petróleo— y sin agua abundante. Y ambos recursos parecen estar llegando a su fin, como ya hemos apuntado en parte y como veremos con más detalle más tarde al abordar la Crisis Global actual. Pero tampoco habrían sido posibles sin un contexto de crecimiento continuo, disponibilidad de recursos financieros (provenientes de los Estados, organismos internacionales y mercados financieros), y, por lo tanto, de endeudamiento creciente. Este periodo también parece estar llegando a su fin, como veremos más tarde.
Además, dichos megaproyectos han consumido ingentes volúmenes de inversión, pues durante su ejecución, los presupuestos iniciales se desbordaban ampliamente. Sin embargo, todo ello iba en beneficio de las grandes constructoras y firmas de ingeniería internacionales, e igualmente de la alta burocracia estatal que solía participar de los beneficios a través de la corrupción. Por ello, se impulsaron sin freno, aparte de por el valor simbólico que tenían como iconos del poder, y por supuesto porque permitían impulsar el proyecto modernizador urbano-agroindustrial (Naredo, 2009).