Géneros Literarios Romanos: Sátira, Epigrama y Fábula Clásica
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Sátira
El término satura designa un género literario que se desarrolla por primera vez en Roma. Son composiciones sobre diversos temas, pero en las que se incluye una crítica mordaz desde un punto de vista muy personal de personas concretas y de la sociedad en general. Lucilio es el creador del género; Horacio, Persio y Juvenal son sus máximos representantes.
Lucilio
Escribió 30 libros de los que solo nos han llegado 1.375 versos. Mantuvo, sin embargo, siempre una gran variedad temática. Lo más característico de Lucilio es que, por encima de la diversidad temática, se impone siempre la crítica y los ataques mordaces, de carácter personal.
Horacio
Si Lucilio es considerado como el fundador del género satírico, Horacio es su continuador. Las sátiras de Horacio carecen de la fuerza y de la dureza crítica de Lucilio, pues sus circunstancias políticas, es decir, su amistad con el emperador Augusto, no se lo permitían. El poeta dedica, pues, sus esfuerzos a perfeccionar los aspectos formales del género.
Juvenal
Es característico del género satírico su carácter fuertemente personal. Juvenal no nos cuenta gran cosa sobre sí mismo; sí nos informa su obra sobre sus sentimientos ante la sociedad de su tiempo. Se sabe que nació en Aquino, hacia el año 60 y que murió a edad avanzada con posterioridad al 127. La actividad literaria de Juvenal duró aproximadamente unos treinta años y se observan diferencias en el contenido entre las primeras composiciones y las últimas; con el paso del tiempo disminuye la virulencia de los ataques y aborda cuestiones morales y narraciones de menor carga satírica. En el campo de la lengua y el estilo, destaca sobre todo en las descripciones rápidas y concisas. Su utilización de la lengua es admirable por su fuerza y por su poder evocador.
Epigrama
Etimológicamente, el término epigrama se usa para referirse a las composiciones destinadas a ser grabadas en piedra. Los primeros epigramas fueron composiciones breves pensadas para su inscripción con carácter votivo o funerario. Difundido extraordinariamente en época helenística, extiende su temática y pasa a expresar la más variada gama de sentimientos; encontramos epigramas eróticos, satíricos, costumbristas, festivos y, por supuesto, fúnebres.
Marcial
El epigrama como forma literaria alcanzó su configuración definitiva con Marcial. Este adopta el epigrama como forma exclusiva para expresar sus ideas y sentimientos, dando a esta composición el carácter que actualmente tiene. Nació Marcial en Bílbilis. En el 64 marchó a Roma. La mayor parte de su vida transcurre en Roma, pues ya no regresaría a Bílbilis hasta el 98. La poesía de Marcial no se explica sin la ciudad de Roma. Como obra literaria, los epigramas de Marcial responden a una postura de reacción contra los usos y modos literarios imperantes en su tiempo. La intención de Marcial es simplemente representar la vida de la sociedad de su tiempo, sin falsos pudores y sin tapujos, quizá por ese motivo en ocasiones resulta excesivamente obsceno. Busca provocar más la risa o la burla que la reprobación; no intenta provocar un cambio de actitud, sino simplemente observar la realidad desde su aspecto más risible y jocoso. Con su ingenio y vivacidad, dio al término epigrama las características con las que ha pasado a la literatura actual.
Fábula
Las notas que caracterizan este género menor de la literatura latina son:
- Amenidad en el relato.
- Moraleja al comienzo o al final.
- Inserción de la narración en el reino de los animales.
Aparece por primera vez en Grecia con la figura de Esopo (s. VI a. C.), verdadero creador y antecedente claro del género en Roma. En Roma encontramos algunos autores como Ennio, Lucilio, Tito Livio y Horacio. Pero su cultivador latino fue el poeta Fedro.
Fedro
Sus fábulas son, en su mayor parte, traducciones o adaptaciones de las fábulas de Esopo; otras son totalmente originales. Su relato es breve, su contenido pintoresco, su diálogo entre los personajes vivo, su lengua sobria y elegante.
Su influencia en la posterioridad de la literatura europea es innegable: Lafontaine en Francia y Samaniego e Iriarte en España.