Generación Espontánea: Orígenes, Defensores y Primeros Experimentos Cruciales

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El Mito de la Generación Espontánea: Un Recorrido Histórico

Orígenes y Primeros Defensores

Durante muchos siglos se creyó que materiales muertos podían transformarse en organismos vivientes. En muchos pueblos antiguos, como China, Egipto e India, se sostenía esta teoría, conocida como generación espontánea o abiogénesis.

El mayor divulgador de esta teoría en la antigüedad fue Aristóteles. Basado en sus observaciones, afirmó que los seres vivos inferiores podían originarse tanto de organismos vivos como de materia inerte o en descomposición.

A finales de la Edad Media, el filósofo y científico William Harvey, célebre por sus trabajos sobre la circulación sanguínea, también aceptó la generación espontánea de acuerdo con sus observaciones.

Figuras como René Descartes e Isaac Newton también fueron científicos que, en su momento, apoyaron dicha teoría.

Posteriormente, Jean-Baptiste van Helmont, autor de brillantes trabajos sobre fisiología vegetal, también apoyó la teoría de la generación espontánea. Incluso elaboró una "receta" para producir ratones: puso en contacto semillas de trigo con una camisa impregnada de sudor y, según él, obtuvo ratones al cabo de unos días.

Los Primeros Cuestionamientos: Francesco Redi

A mediados del siglo XVII, comenzaron a surgir dudas sobre la generación espontánea de los seres vivos. El primero en plantearse el problema e intentar resolverlo fue el médico italiano Francesco Redi. Él consideraba imposible que las moscas nacieran espontáneamente de la carne putrefacta; pensaba, en cambio, que se producían a partir de huevos puestos por otras moscas (un concepto precursor de la biogénesis, la idea de que la vida solo surge de vida preexistente) y que este material solo servía de nutriente para las larvas.

El Experimento de Redi (1665)

Redi, para probar su teoría, realizó en 1665 un experimento que consistió en el siguiente procedimiento:

  • Tomó cuatro frascos y colocó dentro de cada uno un trozo de carne de buey, dejándolos completamente abiertos.
  • Luego, tomó otros cuatro frascos con el mismo material, pero los tapó con una fina malla que permitía el paso del aire pero no de las moscas.
  • Finalmente, tomó otros cuatro frascos con el mismo material y los selló herméticamente.

Resultados y Conclusiones de Redi

A los pocos días, Redi observó que las moscas fueron atraídas por los frascos abiertos, donde entraron, comieron y pusieron sus huevos; posteriormente, comenzaron a desarrollarse larvas. Sin embargo, en los frascos tapados con malla y en los sellados herméticamente, no observó la aparición de larvas, ni siquiera después de varios meses. Esto sugería fuertemente que las larvas provenían de los huevos de las moscas y no de la carne en sí, asestando un golpe a la idea de la generación espontánea para organismos macroscópicos.

Microorganismos y la Persistencia del Debate sobre la Abiogénesis

A mediados del siglo XVII, el holandés Antonie van Leeuwenhoek, utilizando un microscopio rudimentario, observó y descubrió un mundo de seres microscópicos. Se constató que bastaba dejar en reposo un caldo nutritivo o una solución azucarada para que el primero se enturbiara y el segundo fermentara. Este fenómeno se debía al desarrollo de microorganismos, lo que reavivó el debate y planteó una nueva interrogante: ¿de dónde provenían estos seres diminutos? Surgieron dos corrientes de pensamiento principales:

  • Una sostenía que los microorganismos se desarrollaban por generación espontánea (abiogénesis).
  • La otra afirmaba que los microorganismos se originaban a partir de microorganismos preexistentes (biogénesis).

La Postura de John Needham

El sacerdote y naturalista inglés John Needham fue un defensor de la generación espontánea para los microorganismos. A mediados del siglo XVIII (alrededor de 1745), realizó experimentos en los que hirvió caldos nutritivos (como infusiones vegetales) en recipientes que luego selló. A pesar del calentamiento, observó al poco tiempo el desarrollo de microorganismos. Needham concluyó que se habían originado por generación espontánea, argumentando que el sellado de los recipientes impedía la entrada de gérmenes del exterior y que el calentamiento inicial, aunque breve, había destruido cualquier forma de vida preexistente en las soluciones. Atribuyó esto a una "fuerza vital" inherente a la materia.

Los Experimentos de Lazzaro Spallanzani

El biólogo italiano Lazzaro Spallanzani, unas décadas más tarde (hacia 1765), se mostró escéptico ante las conclusiones de Needham y repitió sus experimentos, pero con modificaciones cruciales: sometió los caldos e infusiones vegetales a una ebullición mucho más prolongada antes de sellar herméticamente los recipientes. En estas condiciones, no observó el desarrollo de microorganismos, ni siquiera después de varios días.

Spallanzani concluyó que la ebullición breve de Needham no había sido suficiente para esterilizar completamente los caldos, dejando gérmenes o sus esporas (formas resistentes de microorganismos) viables. Por lo tanto, afirmó que los microorganismos se originaban de otros microorganismos preexistentes en el aire o en los fluidos, y no por generación espontánea, apoyando la teoría de la biogénesis. Los partidarios de Needham, sin embargo, contraargumentaron que la ebullición prolongada de Spallanzani había destruido la "fuerza vital" presente en los caldos, necesaria para la generación espontánea, o que había alterado el aire dentro de los recipientes, haciéndolo irrespirable e impidiendo la vida, o simplemente que el excesivo calor había matado todo lo vivo que pudiera haber estado presente en la solución inicial.

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