Generación del 27: La Edad de Plata de la Literatura Española

La Generación del 27

Contexto Histórico y Cultural

En un contexto marcado por la crisis económica y cultural, la inestabilidad política de la Dictadura de Primo de Rivera y la Segunda República, que culminó en la Guerra Civil, surgieron iniciativas para fomentar la cultura. Un ejemplo de ello fueron las Misiones Pedagógicas, que buscaban llevar la cultura a las zonas rurales. En este ambiente, se creó la compañía de teatro "La Barraca", dirigida por Federico García Lorca.

¿Quiénes fueron la Generación del 27?

La "Generación del 27" fue un grupo de creadores unidos por la amistad. El nombre conmemora el tercer centenario de la muerte de Góngora. Esta época se considera la Edad de Plata de la literatura española por la calidad de sus escritores y la renovación artística.

Características de la Generación del 27

Aunque algunos debaten su clasificación como generación, comparten características como: proximidad de edad; formación universitaria (excepto Alberti); puntos de encuentro como la Residencia de Estudiantes, el Centro de Estudios Históricos y cafés madrileños; participación en actos colectivos; la antología Poesía española contemporánea de Gerardo Diego; colaboración en revistas como la Revista de Occidente, La Gaceta Literaria y Litoral; y la influencia de Juan Ramón Jiménez y Ramón Gómez de la Serna.

Rasgos Literarios

Rechazaron lo establecido y buscaron nuevos contenidos y estilos. Influidos por las vanguardias (surrealismo, creacionismo, futurismo), como se ve en Manual de espumas de Gerardo Diego, asimilaron la tradición culta del Siglo de Oro y el cultivo del soneto, junto con la tradición popular del romancero y la canción popular. Dámaso Alonso y Pedro Salinas estudiaron a Góngora y Jorge Manrique. Muchos títulos de sus obras provienen de la tradición literaria, como La voz a ti debida de Salinas (égloga III de Garcilaso) o Donde habite el olvido de Cernuda (rima LXVI de Bécquer).

Temáticas y Géneros

Sus temas incluyen el amor, la muerte, el paraíso perdido, el conflicto entre deseo y realidad, la creación poética, la ciudad como símbolo de modernidad y la libertad. Utilizaron desde la métrica tradicional hasta el verso libre y el poema en prosa. Cultivaron la poesía y el ensayo, y renovaron el teatro con autores como Alejandro Casona, Alberti y Lorca. En 1927, Lorca estrenó Mariana Pineda, seguida de obras como Así que pasen cinco años y El público. Su mayor éxito teatral llegó con Yerma, Bodas de sangre y La casa de Bernarda Alba, donde explora el conflicto entre opresión y libertad. El primer estreno de Alberti fue El hombre deshabitado (surrealista), y en el exilio destaca Noche de guerra en el Museo del Prado.

Etapas de la Generación del 27

Primera Etapa (1922-1928)

Combina neopopularismo, poesía pura y creacionismo. Destacan Romancero gitano y Poema del cante jondo de Lorca, con sus metáforas y sensualismo. Marinero en tierra de Alberti expresa la nostalgia de un paraíso perdido. Alberti usó el neogongorismo y el surrealismo (Cal y canto). También destacan El romancero de la novia y Versos humanos de Gerardo Diego. La poesía pura, representada por Fábula y signo de Salinas y Cántico de Guillén, busca la esencia inmutable tras las apariencias. Esta etapa se caracteriza por la supresión del sentimentalismo, la búsqueda de la belleza, el rigor constructivo y la brevedad.

Segunda Etapa (1929-1936)

Guillén y Salinas siguen la poesía pura, pero otros exploran el surrealismo (rebeldía, imaginación, subconsciente). La rehumanización de la literatura trae temas políticos y sociales. Alberti (El poeta en la calle) y Miguel Hernández (Viento del pueblo) adoptan posiciones revolucionarias. Neruda, en su revista Caballo Verde para la Poesía, defiende una "poesía impura". El surrealismo influye en Aleixandre (La destrucción o el amor), Alberti (Sobre los ángeles), Lorca (Poeta en Nueva York) y Cernuda (Los placeres prohibidos), con imágenes irracionales y asociaciones libres.

Posguerra y Legado

Tras la Guerra Civil, Lorca fue asesinado y otros se exiliaron, tratando el tema de España desde la nostalgia (Retorno de lo vivo lejano de Alberti) o la crítica (Desolación de la quimera). Autores como Gerardo Diego (Alondra de verdad), Dámaso Alonso (Hijos de la ira) y Vicente Aleixandre (Historia del corazón) permanecieron en España, enlazando la Generación del 27 con la poesía posterior. Clamor de Guillén y Desolación de la quimera de Cernuda son poemarios clave de la posguerra. Además de los autores mencionados, destacan Manuel Altolaguirre, Emilio Prados, Rosa Chacel, María Zambrano y Carmen Conde.