Fundamentos de la Moral Kantiana: Deber, Razón y el Imperativo Categórico

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La Moralidad Humana: Razón y Voluntad

El comportamiento de los seres humanos debe adecuarse a la moral, porque lo que nos diferencia de los demás animales es que, en nosotros, generalmente, no coinciden lo que la razón comprende y lo que la voluntad quiere. En los demás animales esta diferencia no se produce, porque nacen con un código genético que les prescribe, de manera instintiva, todos sus comportamientos. Sin embargo, el ser humano es un ser libre que ha de decidir en cada momento entre lo que comprende que es bueno y su tendencia a dejarse llevar por lo malo. Esta es la causa de que sean necesarias normas morales racionales que, de manera imperativa, nos obliguen y nos guíen en la toma de decisiones de nuestra voluntad hacia el cumplimiento del deber. El objetivo de la moral es que nuestras acciones se realicen, en la medida de lo posible, de acuerdo con la razón y obedeciendo sus mandatos, en lugar de estar motivadas por nuestros impulsos. Esta concepción sitúa la moral en un terreno intermedio entre la impulsividad pura (propia de los demás animales) y la racionalidad absoluta (que sería propia de seres exclusivamente espirituales que no tuvieran cuerpo ni impulsos sensibles).

Características Clave de la Ética Kantiana

De modo general, la reflexión ética de Kant se caracteriza por los siguientes rasgos:

  • Ética Deontológica: Para Kant, no se trata de conseguir la felicidad (ética eudemonista) por uno u otro camino, sino de cumplir los deberes que nos indica la razón. Solo si respetamos la ley moral podemos ser dignos de ser felices.
  • Ética Formal: No ofrece normas concretas y particulares de comportamiento, sino que su objetivo es establecer la forma que debe adoptar cualquier norma para que la consideremos moral. El contenido de la norma moral está supeditado a la forma que debe adoptar.
  • Pretensión de Universalidad: El criterio formal que deben cumplir las normas morales es el de ser universales. Una norma es moral si es universalizable para cualquier individuo racional. Las normas morales no pueden limitarse a una época histórica concreta ni pueden reducirse a una cultura determinada, sino que deben tener validez en cualquier situación.

El Imperativo Categórico: Mandatos Universales de la Razón

Para vivir moralmente, el ser humano debe superar los comportamientos puramente impulsivos y analizar sus deseos a la luz de lo que le dice su razón. Si la moral se basara en este deseo de felicidad, no ofrecería más que normas subjetivas (lo que Kant llama «imperativos hipotéticos»). Por eso, para Kant, la moral debe ser universal, es decir, sus mandatos deben ser «imperativos categóricos» y no hipotéticos, lo que significa que no deben ser mandatos orientados a la consecución de un fin determinado (la felicidad, la utilidad, el placer, etc.).

Primera Formulación del Imperativo Categórico

Así pues, para Kant, la ley moral consiste en mandar actuar a los individuos de tal manera que sus comportamientos se adecúen a lo que dice la razón. En este tipo de mandato consiste el imperativo categórico. Puesto que lo racional es igualmente racional para todos los seres humanos, el comportamiento moral consiste en actuar de tal modo que nuestras acciones puedan resultar moralmente aceptables en igual medida por todos los seres humanos.

Segunda Formulación del Imperativo Categórico

En esta segunda fórmula, el imperativo categórico implica el reconocimiento de los demás seres humanos como sujetos morales.

Tercera Formulación del Imperativo Categórico

Por último, Kant da una tercera formulación de su imperativo categórico: El reconocimiento de los demás seres humanos, en tanto que sujetos morales con la misma naturaleza e idéntica dignidad que la nuestra, hace que todos los seres humanos constituyamos lo que Kant llama el «reino de los fines».

Autonomía y Heteronomía: La Clave de la Moralidad

Para Kant, la autonomía del individuo es el principio supremo de la moralidad. La autonomía consiste en la capacidad de nuestra voluntad para imponerse leyes a sí misma de acuerdo con la razón. En cierto modo, la autonomía coincide con la primera formulación del imperativo categórico. La heteronomía radica en la determinación de la voluntad por un agente externo a nuestra racionalidad, sea otro individuo que nos manipula, o sean nuestras pasiones y emociones, que nos llevan a actuar sin seguir el deber que indica la razón. Para Kant, la autonomía es la clave de la moral. Si no actuamos de forma autónoma, no se puede considerar que estemos actuando moralmente.

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