Fundamentos del Materialismo Histórico de Marx y la Teoría del Totalitarismo de Arendt

Karl Marx (1818-1883): Materialismo Histórico y Crítica al Capitalismo

La vasta obra de Marx puede entenderse desde dos perspectivas fundamentales:

1. Filosófica: Crítica radical al idealismo hegeliano.
2. Histórica y Sociológica: Respuesta directa a las condiciones de explotación del proletariado en la sociedad burguesa industrial.

El Materialismo Marxista: Trabajo y Existencia

Marx sostiene que nuestras ideas y conciencia surgen directamente de nuestras condiciones materiales de vida, y no de un pensamiento libre o abstracto. Por ello, su filosofía se define como un materialismo: el ser humano es, ante todo, un ser natural que debe trabajar para sobrevivir. El trabajo no solo transforma la naturaleza, sino que también moldea y transforma al propio ser humano.

Modos de Producción y Lucha de Clases

A lo largo de la historia han existido distintos Modos de Producción (como el antiguo, el feudal y el burgués o capitalista), cada uno compuesto por dos elementos interdependientes:

1. Fuerzas Productivas: Incluyen las herramientas, las máquinas, la tecnología y la mano de obra (fuerza de trabajo).
2. Relaciones de Producción: Son los vínculos sociales y de propiedad que se establecen entre los individuos (trabajadores y propietarios), reflejando la lucha de clases histórica (ejemplos: amo-esclavo, señor-vasallo, capitalista-obrero).

Capitalismo, Plusvalía y Alienación

El capitalismo, según Marx, es inherentemente desigual y explotador:

• El trabajador (el proletario) vende su fuerza de trabajo por un salario mínimo, apenas suficiente para su subsistencia.
• El capitalista se enriquece mediante la plusvalía: la diferencia entre el valor que el obrero produce y el valor que realmente recibe como salario.

Este sistema genera una profunda alienación en el trabajador, manifestada principalmente en dos niveles:

1. El trabajador no posee ni controla el producto de su trabajo.
2. Su propia actividad productiva, que debería ser la esencia humana, lo convierte en una mercancía más dentro del sistema.

Estructura y Superestructura

La estructura económica (la base material, es decir, los modos de producción) sostiene la superestructura ideológica. Esta superestructura (compuesta por la religión, las leyes, la filosofía y el arte) tiene la función de justificar y legitimar el orden social existente. Marx postuló que cuando la estructura económica cambia radicalmente, la ideología dominante también debe transformarse. Para Marx, la revolución proletaria era inevitable: el capitalismo sería reemplazado por el comunismo, un sistema justo e igualitario donde la lucha de clases desaparecería.

Hannah Arendt: La Naturaleza del Totalitarismo

Los Orígenes del Totalitarismo: Características del Estado Totalitario

Hannah Arendt analizó exhaustivamente los regímenes nazi y soviético, identificando elementos comunes que definen el Estado Totalitario:

1. Supremacía del Líder: El líder se sitúa por encima de la ley y de todas las instituciones establecidas.
2. Vigilancia Extrema: Secreto y control absoluto, con la policía secreta como el verdadero centro del poder.
3. Creación de Enemigos: La invención constante de adversarios internos o externos para justificar la represión, el terror y el control social.
4. Campos de Concentración: Utilizados como mecanismos de exterminio, experimentación y dominación total sobre la población.

Consecuencias de la Dominación Totalitaria en los Campos

Arendt detalló cómo el totalitarismo opera para destruir la esencia humana dentro de los campos de concentración, logrando la anulación de la persona en tres etapas:

1. Muerte de la Persona Jurídica: Eliminación del Estado de derecho y de la protección legal para ciertos grupos, convirtiéndolos en apátridas o «fuera de la ley».
2. Asesinato de la Persona Moral: La anulación de la capacidad ética individual al enfrentar a los prisioneros a dilemas sin solución moral posible.
3. Aniquilación de la Individualidad: Deshumanización total de los prisioneros mediante torturas, condiciones extremas y la destrucción de la espontaneidad.

El Mal Radical y la Esperanza

Arendt describió el totalitarismo como el “mal radical”, un fenómeno donde los perpetradores se despojaron de su propia humanidad al hacer que los seres humanos fueran superfluos. Sin embargo, mantenía la esperanza en la capacidad humana de renovar el mundo a través de cada nuevo nacimiento (la natalidad), resaltando la importancia fundamental de la acción política y el pensamiento crítico para evitar la repetición de la tiranía.